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Perú

Conga, el gran escaparate

Fuentes: Alainet

Conga ha sido durante ocho meses el gran escaparate de cómo se procesan los conflictos sociales en nuestro país, mayormente con las empresas extractivas. Pero además ha saltado a los ámbitos internacionales por la importancia económica del proyecto, por las amenazas ambientales al destruir seis lagunas alto andinas, por la oposición frontal, no solo de […]

Conga ha sido durante ocho meses el gran escaparate de cómo se procesan los conflictos sociales en nuestro país, mayormente con las empresas extractivas. Pero además ha saltado a los ámbitos internacionales por la importancia económica del proyecto, por las amenazas ambientales al destruir seis lagunas alto andinas, por la oposición frontal, no solo de los dirigentes sino de la mayoría de la población y por el pésimo manejo político.

Para la opción de desarrollo que actualmente tiene el gobierno, que se fundamenta casi exclusivamente en la producción minera y petrolera, la confrontación que se ha vivido a nivel nacional no le favorece en nada, porque ha sido el país el que se ha confrontado y tomado partido. Para la empresa Newmont mucho menos conveniente, porque se han vuelto a recordar desde sus orígenes oscuros con Montesinos, que la haría ilegal, hasta los desencuentros que ha tenido durante estos 20 años con la población de Cajamarca.

El conflicto de Conga hay que situarlo dentro de un contexto mayor y que todos conocemos, como el movimiento mundial por el cuidado de los recursos naturales Desde hace unos 15 o 20 años se ha desarrollado una conciencia, a nivel de todo el país contra las industrias extractivas, principalmente petróleos y minas, que coincide con la conciencia que se va teniendo a nivel mundial sobre el cuidado del Medio Ambiente en nuestro planeta. Aunque solo sea por el crecimiento poblacional mundial – que ha pasado de 4.000 millones de personas a mediados del siglo pasado a 7.000 millones en la primera década de este, y con un nivel de consumo de energía totalmente descontrolado – deberíamos mirar más por el cuidado de los recursos naturales. Al planeta no le da igual albergar a 4000 millones que a 7000. Hemos vivido y vivimos como si los recursos naturales fueran inagotables.

¿Cómo se ha extendido tan rápida y masivamente esta conciencia? Se lo tendríamos que preguntar a algún sociólogo o antropólogo que lo estudiara, pero como decía el año 2003 un ministro de Energía y Minas del gobierno de Alejandro Toledo: «Hace 10 años si se acercaba uno a alguna comunidad y le anunciaba que tenía en sus suelos una mina, era causa de alegría y entusiasmo, pero ahora, solo diez años después, en vez de ser causa de alegría lloran y te tiran piedras. (Ministro de E.y M. Quijandría). A esto se suma y no poco la historia negra de la minería antigua, pero presente, que por donde pasó fue dejando miles de pasivos mineros (desastres ambientales) y las comunidades más empobrecidas del Perú. Por último, esta conciencia ecológica, ha sido tomada como bandera por las izquierdas y el progresismo, en ocasiones fundamentalistamente. Sin embargo esta conciencia no se ha desarrollado de la misma manera con la minería informal, que contamina totalmente grandes extensiones, no controla nada sus deshechos y tampoco aporta recursos ni al estado ni a las comunidades, generando otros problemas sociales graves (prostitución de menores, trata, drogas, alcoholismo) seguramente por ser mucho más reciente y entrar muy poco a poco.

Estando así las cosas y siendo conscientes que de los 250 conflictos sociales que existen en el país el 80% son de origen medio ambiental, y que el proyecto Conga se propone hacer de lagunas alto andinas, depósitos de residuos tóxicos, para dejar el paisaje como lo ha hecho Yanacocha con su laguna, era de esperar que saltara la chispa,…. y saltó Por otro lado la experiencia de relaciones que ha tenido Yanacocha con la población no ha sido muy buena, y según estudios Yanacocha en sus 20 años ha desconocido 217 acuerdos firmados en actas con la población cajamarquina. Cuando se comenzó el diálogo en Noviembre del 2011, Yanacocha reconoció que los proyectos de desarrollo a favor de las poblaciones no consiguen el apoyo de las mismas, si no se fomenta el trato directo con las poblaciones afectadas.

Todos sabemos que para que se pueda explotar una mina con éxito tienen que cumplirse estas cuatro condiciones: Viabilidad técnica, viabilidad económica, viabilidad ambiental y viabilidad social. Pero también todos sabemos que las dos condiciones que mejor se cumplen son las dos primeras, ya que de ellas depende el éxito económico de la empresa. Con la tercera se intenta cumplir, por lo menos formalmente, ya que los EIA (Estudios de Impacto Ambiental) lo hacen empresas contratadas por la mismas mineras y que el mismo estado no tiene mucho control sobre ellos A la cuarta condición, que es la más difícil actualmente, no se le dedica ni el suficiente tiempo ni los suficientes recursos, sin embargo es la más compleja porque las tres primeras se pueden resolver técnicamente, pero la tercera es política. La política es el arte del diálogo, de llegar a consensos aunque sean mínimos, de concertar entre los intereses de las mayorías y minorías, y de eso no tenemos mucha experiencia en nuestro país por falta de institucionalidad y por falta de práctica. El Estado siempre llega tarde, cuando ya reventó el conflicto, y entonces empezamos a reclamar el diálogo, cuando debería haber estado presente desde la planificación del proyecto. o incluso desde la concesión.

Digo que tenemos poca experiencia de concertar a tiempo con las comunidades porque en una ocasión, hablando con una persona que trabajaba para las empresas mineras, me decía: «Esta empresa entró en la población, que ya tiene esta conciencia, como se hacía antes, siendo buena gente con la población, pero no de una manera formal hablando con las autoridades, informando a la población organizada, explicando los beneficios y peligros que podría traer Entraron como antes de Tambogrande, que con su consulta popular ha hecho un quiebre histórico. Ya hay un antes y un después de Tambogrande» Ahora está claro que no se puede entrar a una o varias comunidades sin informar y concertar con toda la población.

Y acá viene el primer tropiezo del gobierno: cambiar un premier político, Salomón Lerner por un premier empresario y coronel retirado, Oscar Valdés, que se vanagloria de haber constituido un gabinete técnico, dejando la política para el Presidente del País. Son palabras suyas, porque los técnicos son más eficaces que los políticos. Y lo son, pero para resolver los problemas técnicos de una empresa, pero la malogran del todo cuando quieren resolver los problemas políticos con meros criterios técnicos, y lo ocurrido en Conga es un ejemplo. Que los políticos tengan que tener en cuenta los criterios técnicos es de sentido común, pero que los problemas políticos de un país los resolvamos con los técnicos es un desastre. Un país es algo más complicado que una empresa, la empresa tiene un objetivo productivo y todos tienden a cumplirlo y el que estorba se le suprime, en este país somos 30 millones de habitantes, en regiones distintas, culturas distintas intereses distintos y contrapuestos y el que intente dirigirlo tiene que ser político, tiene hacer política, que como dicen es el arte de la búsqueda del bien común a través del diálogo, el consenso, la concertación entre mayorías y minorías. Sinesio López dice:»…la estrategia de confrontación y los estados de emergencia tienen claros límites cuando la resistencia de la población es mayoritaria» (La República, 26-VIII-12) y Nelson Manrique «… el error fundamental del gobierno es abandonar la política de diálogo para intentar sacar Conga por la mala» (La República 28-VIII.12) Eso pasó pero no sabemos si todos se han dado cuenta o seguimos pidiendo mano dura.

Las empresas extractivas del Perú estaban pidiendo desde hacía tiempo un gobierno más fuerte, un gobierno que se hiciera respetar, de tal manera que el Estado de Emergencia que se dio, cuando el presidente regional pidió ir a consultar con la población los acuerdos tomados, les pareció lo correcto, y todos los que están con las industrias extractivas aplaudieron la mano dura de Oscar Valdés. También al ver que Humala y su gobierno tomaban partido claramente por «Conga Va», en contra de sus promesas electorales. que hiciera un año antes. Pero era una solución de corto plazo, como son todos los estados de emergencia y no la respuesta a un problema político. Lo que les pareció correcto en ese momento, resultó una pérdida de tiempo, con el saldo irreparable de la pérdida de cinco vidas humanas, después de ocho meses, la caída de dos gabinetes y 1.200 millones en gastos militares.. Ahora estamos como el 11 de Noviembre del 2011 cuando se dio el estado de emergencia, en que la empresa dijo que abandonaba el proyecto Conga hasta que se dieran mejores condiciones, el gobierno aconsejaba que se tuviera más cuidado en el trato de las poblaciones y el recurso agua y el Presidente regional pedía ir a consultar con la población. (Ver Nelson Manrique La República 28 de Agosto del 2012).

En Conga se ha jugado un primer tiempo (1), y aunque termina con unos tantos a favor de los que defendían los recursos naturales, nos ha dejado a todos un sabor amargo, porque las cinco vidas humanas que se han perdido valen más que todo el oro que pueda haber escondido bajo las seis lagunas de Conga.

Gregorio Santos ha salido fortalecido, no porque haya hecho retroceder al gobierno y a la empresa, sino porque ha sido respaldado por el 78% de la población urbana y el 86% de la población rural (según Apoyo). En la población urbana no es que todos sean anti mineros, pero sí son anti Yanacocha por los abusos que han sufrido durante estos 20 años. Ahora Gregorio Santos debe abrirse al diálogo, dialogar no es pactar, e ir abriendo caminos para un desarrollo alternativo que no sea el extractivismo. Muchos otros lo están buscando también. La lucha por las lagunas ha favorecido que en el Acuerdo Nacional se colocara el tema del agua, la necesidad de reglamentar la minería y de que el Gobierno tiene que mostrarse imparcial en el conflicto. Todo esto sigue estando en el escaparate del país entero, pero sería bueno que se empezara a poner en ese mismo escaparate algunos rasgos del nuevo modelo de desarrollo.

Nota:

(1) Se está dando un diálogo de sordos, la empresa sigue con sus jugadores en la cancha construyendo los reservorios y la población sigue organizando los paros. El oficialismo usa un lenguaje confuso y ambiguo que genera confusión en la población y más desconfianza en el Estado.

Fuente: http://alainet.org/active/57822