Debo no niego, pago no tengo. Así reza el celebérrimo dicho popular. Y en el mismo sentido podría citarse el aforismo jurídico que dice que nadie está obligado a lo imposible. Ambas fórmulas cuadran perfectamente frente a la situación económica de Grecia. El país no cuenta con el dinero necesario para cubrir en este mes […]
Debo no niego, pago no tengo. Así reza el celebérrimo dicho popular. Y en el mismo sentido podría citarse el aforismo jurídico que dice que nadie está obligado a lo imposible. Ambas fórmulas cuadran perfectamente frente a la situación económica de Grecia. El país no cuenta con el dinero necesario para cubrir en este mes de junio los 600 millones de euros que debe pagar al Fondo Monetario Internacional (FMI). Más claro, ni el agua.
Frente a esta situación, qué puede hacer el acreedor. ¿Embargar los bienes del deudor, como haría cualquier comerciante que vendió una lavadora y que ahora el adquirente no puede pagar? ¿Qué bienes podría embargar el FMI a Grecia? ¿Parte del territorio heleno? ¿Apropiarse de algunos barcos griegos surtos en distintos puertos del planeta? ¿Negarle nuevos préstamos a Atenas hasta que pague lo que debe? ¿Mandar soldados a saquear las casas de los ciudadanos, como se hacía en épocas antiguas?
Nada de eso ni otras medidas absurdas semejantes ayudarían a resolver el problema de la impagable deuda griega. Para darle al asunto una salida, el acreedor podría acudir al recurso del «borrón y cuenta nueva», es decir, pasar el débito a la partida contable denominada «cuentas incobrables» y, como hace cualquier empresario sensato, asumir la pérdida, olvidarse del asunto y procurar hacer nuevas ventas y nuevos negocios. Pero la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) no ha mostrado disposición para anular la deuda griega y así dejar que el país se ponga de pie y se recupere su economía. Y ni siquiera han mostrado disposición para dar paso a una moratoria y, sin anular el débito, dejarlo en libros y esperar tiempos mejores.
¿Que va a hacer la troika? ¿Expulsar a Grecia de la Unión Europea (UE)? Le harían un inmenso favor. Y sentaría, además, las bases para la disolución de ese engendro que es la UE y que tanto daño ha hecho a los trabajadores europeos. Recuérdese que en el Reino Unido (que nunca fue plenamente miembro de la UE) hay tensiones para, además de no avanzar en la plena integración, buscar la salida de la Unión.
Recuérdese también a este respecto que el Reino Unido se negó siempre a ceder su soberanía monetaria y a adoptar el euro, para conservar, como conservó, la libra esterlina como su moneda.
Para la UE, sin embargo hay una salida. Esa solución sería contar con un gobierno griego dispuesto a hundir más a Grecia en la depresión económica y en el desempleo. Un nuevo gobierno de corte neoliberal, proeuropeo y proimperialista.
Y la troika ya está trabajando en ese tema. Hay que agudizar las tensiones internas. Hay que provocar y agudizar las diferencias entre los distintos y a veces antagónicos intereses de los diversos sectores sociales. Hay que fomentar el desgaste, con fines ulteriores de la derrota electoral de Syriza, el partido antiausteridad actualmente en el gobierno.
Hay que aplicarle a Grecia las medidas que EU le aplicó a Cuba durante los últimos 50 años. Hay que minar al gobierno de Siriza, desacreditarlo, destruirlo. Hay que crear mayor zozobra económica. Y fomentar el descontento social y político. Hay que fomentar la disidencia interna. Soltar ríos de billetes, como han hecho con Cuba y Venezuela, para financiar a los opositores de Syriza. Y hay que esperar a que «truene el cuete» de la angustia, la desesperación y el descontento social. ¿Sabotajes, atentados, asesinatos selectivos, actos terroristas? Para le UE, como para EE.UU., todo vale.
Blog del autor: www.miguelangelferrer-mentor.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.