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Criminalización, contrainsurgencia y ciencias sociales

Fuentes: Rebelión

A partir de la denuncia pública que realizamos sobre el hostigamiento de páginas de Internet manejadas por los servicios de inteligencia (argentinos y colombianos) y ciertos incidentes inesperados que hemos tenido en Chile y México («Las amenazas, la cultura y la coordinación represiva». Ver http://www.lahaine.org/b2-img13/kohan_fachos2013.pdf y

A partir de la denuncia pública que realizamos sobre el hostigamiento de páginas de Internet manejadas por los servicios de inteligencia (argentinos y colombianos) y ciertos incidentes inesperados que hemos tenido en Chile y México («Las amenazas, la cultura y la coordinación represiva». Ver http://www.lahaine.org/b2-img13/kohan_fachos2013.pdf y http://amauta.lahaine.org/?p=1730

En el mismo sentido resulta sumamente útil el formidable libro La CIA y la guerra fría cultural de Frances Stonors Saunders (Madrid, Editorial Debate, 2001. E dición en inglés de 1999, en español de octubre de 2001). En este documentado trabajo de investigación se exponen los sutiles mecanismos de cooptación desarrollados por Estados Unidos y sus aparatos de inteligencia con escritores, músicos, periodistas y diversos científicos sociales y exponentes de la cultura. En la web: http://librosgratis.net/book/la-cia-y-la-guerra-fria-cultural-frances-stonor-saunders_3484.html

Sobre el papel de las ONG’s financiadas por la CIA, que han reemplazado en los últimos años las viejas tareas de cooptación intelectual de la Fundación Ford por las más recientes USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional –United States Agency for International Development) y la NED (Fundación Nacional para la Democracia – National Endowment for Democracy), puede consultarse por ejemplo: http://percy-francisco.blogspot.com.ar/2013/04/vinculos-entre-las-ongs-y-la-cia.html

Cuando no logran neutralizar e incorporar a las voces disidentes a través de todos esos mecanismos y fundaciones, entonces la contrainsurgencia pasa a una segunda instancia, que consiste en «marcar», amedrentar, atemorizar, fichar, identificar, criminalizar y aplastar al pensamiento crítico que no se deja cooptar. En definitiva: ¡Hay que aplastar al pensamiento crítico y callar cualquier voz o pluma disidente: por las buenas o por las malas! Esa ha sido y sigue siendo una constante en las estrategias de contrainsurgencia continental.

Los amedrentamientos y acusaciones fraguadas que hemos recibido (incluyendo fotos nuestras trucadas por la inteligencia militar), lejos de paralizarnos, nos alientan a seguir en el mismo camino. Por eso los hemos denunciado públicamente.

Si ellos se toman tanto trabajo es porque nosotros no estamos muy equivocados. Esas acusaciones fraguadas van entonces mucho más allá de un simple caso individual. Forman parte de una constante histórica dentro de la estrategia de represión, control y contrainsurgencia.

A continuación reproducimos dos de los textos publicados a raíz de nuestra denuncia.

El primero pertenece al profesor y doctor Gilberto López y Rivas, antropólogo marxista que investiga en el célebre Instituto Nacional de Antropología e Historia de México. El compañero y amigo Gilberto es autor de una extensa serie de libros entre los que se destacan México 1847. La guerra del 47 y la resistencia popular a la ocupación (México, Ocean Sur, 2009); Antropología, etnomarxismo y compromiso social de los antropólogos (México, Ocean Sur, 2010) y sobre todo, por el tema que nos ocupa, Elementos de la contrainsurgencia de Estados Unidos (Caracas, editorial Trinchera, 2012).

El segundo pertenece a los compañeros de Uruguay Alberto Cabrera y Alberto Vidal, y junto con ellos a nuestro amigo Jorge Zabalza, uno de los líderes históricos del Movimiento de Liberación Nacional (MLN) Tupamaros de Uruguay, rehén de la dictadura junto Raúl Sendic. El «tambero» Zabalza es autor de varios libros, entre los que figuran El miedo a la democracia (Montevideo, TAE-Túpac Amaru editorial, 1989), Cero a la izquierda. Una biografía de Jorge Zabalza (escrita por Federico Leicht. Montevideo, Letraeñe, 2007), Una historia que no es cuento (Orígenes, esplendor y derrota del MLN-T) (Montevideo, Letraeñe, s/fecha) y Raúl Sendic, el tupamaro. Su pensamiento revolucionario. (Montevideo, Letraeñe, 2011).

Todo nuestro agradecimiento para Gilberto, para el tambero Zabalza y sus compañeros uruguayos y para todxs lxs compañerxs que brindaron su solidaridad y siguen en la lucha.

Ante amenazas y coordinación represiva, mayor compromiso con las luchas de nuestros pueblos

Gilberto López y Rivas

(México)

Rebelión

No pasó desapercibido el artículo de nuestro colega, amigo y camarada argentino Néstor Kohan: «Las amenazas, la cultura y la coordinación represiva», publicado en las páginas de Rebelión, en el que con la enjundia y la honestidad que le caracterizan, denunció la campaña de hostigamiento y amenazas que ha sufrido por parte de los organismos de inteligencia, grupos de ultraderecha, autoridades migratorias y policiales, por sus actividades de acompañamiento de las luchas de nuestros pueblos; todas dentro de los marcos jurídicos vigentes y en el ejercicio de sus derechos políticos y de la libre manifestación de las ideas.

Estudiar, escribir, investigar, impartir clases y conferencias, publicar libros, artículos y denunciar los crímenes del terrorismo de Estado que practican Estados Unidos y sus socios subalternos latinoamericanos producen escozor en los encargados de vigilar, monitorear, controlar y castigar a esta intelectualidad comprometida que no se deja embelesar por el canto de las sirenas de las torres de marfil de la academia adocenada y bien portadita, siempre obsecuente ante el poder y convenientemente lejos de la realidad lacerante que viven sus «objetos de estudio». Kohan refiere a hechos puntuales que producen justa preocupación, más allá de las escuchas telefónicas, lectura de correos, fotografías de las asambleas y reuniones, video grabación de las movilizaciones, infiltración de organizaciones por agentes encubiertos, y ahora, con la tecnología de punta proveniente de Israel, guerra cibernética de páginas y blogs armados y trabajados desde las catacumbas de los servicios secretos.

Se trata de páginas electrónicas en la que incluyen nombre y apellidos, fotografías, tapas de libros y uso de términos que van perfilando al «enemigo interno», a quien hay que ubicar, señalar y estigmatizar -acorde, claro, a su mentalidad parafascista–, para hacer «natural» la agresión y el atentado, más allá de las palabras y los retorcidos conceptos: «Conociendo al enemigo», «Brazo político de las FARC», «Escritor guerrillero», y otras linduras de mentes generalmente obtusas, cegadas por el odio de clase y, muchas veces, situadas en las más bajas escalas de el inframundo policial.

Néstor fue detenido en el aeropuerto de México, cuando asistía a una reunión del Partido del Trabajo por agentes de la INTERPOL, quienes le retuvieron el pasaporte y lo llevaron a su oficina, para después dejarlo libre, sin explicación alguna. En el aeropuerto de Santiago de Chile, asimismo fue extensamente interrogado sobre el contenido de sus clases, acerca de los amigos que lo irían a recibir, las universidades que visitaría y otros pormenores que inquietan a los sabuesos de inteligencia. Además, de estos hechos violatorios e ilegales, incidentes de viaje que se repiten con variantes graves con académicos latinoamericanos con perfil semejante, quienes incluso han sido bajados de los aviones y prohibidos de pasar por el espacio aéreo de Estados Unidos, Néstor ha sido objeto de amenazas directas a través de páginas que manejan los servicios de la inteligencia militar colombianos, en las que se le muestra en una fotografía cuyo fondo fue retocado y cambiado, para que apareciera con un escudo de las FARC-EP, mientras impartía una conferencia sobre Marx en Europa. Aquí se le señala como uno de «los principales ideólogos de las FARC en este momento» y, obviamente (no podía faltar), lo acusan de «terrorista», por ser miembro del Movimiento Continental Bolivariano y por haber colaborado durante muchos años con el Movimiento de los Sin Tierra de Brasil y las Madres de la Plaza de Mayo.

Con toda razón, Néstor se pregunta: «¿Ya no hay coordinación represiva en Nuestra América? ¿Se acabó el Plan Cóndor? ¿Se disolvieron los aparatos de inteligencia vinculados al terrorismo de Estado? ¿Los grupos de la ultraderecha son un recuerdo del pasado? ¿Vivimos en una democracia plena?» Y él mismo añade a estos interrogantes: «Cada quien responderá esas preguntas como quiera o como pueda.»

Desde nuestra experiencia mexicana, que es quizás una de las guerras sucias mejor guardadas en el imaginario de las izquierdas del continente, con su caudal, no obstante, de miles de desaparecidos, ejecuciones extrajudiciales, incluso muchos jóvenes revolucionarios lanzados por avión desde los años setenta, con sus centros de reclusión y tortura clandestinos, sus grupos paramilitares y parapoliciales, como el Batallón Olimpia, la Brigada Blanca, Los Halcones y los que se formaron en Chiapas a raíz del levantamiento zapatista, uno de los cuales perpetró la masacre de Acteal, con sus tenebrosos cuerpos represivos como el Servicio Secreto, la Policía Federal de Seguridad y ahora los formados durante los gobiernos colaboracionistas con todos los organismos de inteligencia de Estados Unidos, que operan en nuestro país, como en su verdadero «patio trasero», podemos afirmar que el Cóndor de la coordinación represiva sigue gozando de cabal salud y está más activo que nunca, sobre todo a partir de esta reconfiguración mundial del imperialismo que ha establecido el terrorismo global de Estado y que se articula con las fuerzas armadas y los cuerpos represivos y de inteligencia de gobiernos subalternos de traición nacional, como México, Colombia o Chile.

Por ello, coincidimos plenamente con Néstor y lo apoyamos solidariamente cuando en su escrito afirma dominar sus naturales miedos que no disminuyen en nada su capacidad de pensar y actuar; estamos con él plenamente cuando a partir de su congruencia ética y sus convicciones firmes, fiel al ejemplo de su padre, «que nunca dejó de ser quien era» y «no pudieron con él» los milicos, afirma: «no dejaremos de hacer lo que hacemos. Seguiremos estudiando y escribiendo, continuaremos con las clases itinerantes de formación política, no dejaremos de investigar ni de denunciar los crímenes de terrorismo de Estado.»

Desde la tierra de Zapata, va el abrazo fraterno. Si tocan a uno, nos tocan a todos.

¡A prepararse!

Por el Blog Zurdatupa, Jorge Zabalza

por el Blog El Muerto, Alberto Cabrera

por el Blog Noticias Uruguayas, Alberto Vidal

(Uruguay)

A propósito del EXCELENTE, PROFUNDO Y MUY ÚTIL artículo de Néstor Kohan sobre páginas de Internet, blogs y coordinación represiva por sobre fronteras, FICHAJE y control de la militancia y de los disidentes en general, tenemos hoy en día, y vaya «casualidad», la supuesta «reaparición» del supuesto Amodio Pérez, utilizando metodología y formas provenientes de la guerra sucia en las redes que digitada por la CIA y el Pentágono se viene desarrollando con fuerza (y mucho dinero verde!) con el objetivo inmediato de confundir, dividir, atemorizar y frenar a los movimientos sociales, al movimiento popular, al movimiento obrero, a los sindicatos, a los sectores clasistas y combativos en los mismos y en definitiva a los antimperialistas y a los anticapitalistas y a los sectores y organizaciones revolucionarias, en preparación de la ofensiva generalizada del imperio que en su demencial ocaso, apunta a su objetivo final: volver a hacer de América Latina el «patio trasero» del imperio yanqui y de esa manera establecer gobiernos lacayos que les permitan y sean cómplices del saqueo total y brutal de todos los recursos naturales de esta América la nuestra que al igual que el ocupante nazi en la Segunda Guerra Mundial lleven a cabo el vaciamiento total de los países afectados llevándose todo lo que puedan a su ciudadela imperial.

Estamos constatando como la represión se agudiza en prácticamente todo el Continente, el imperio ahora con Obama al frente y el Pentágono y la CIA como estrategas ha «clonado» la llamada «guerra al terrorismo» de los criminales de lesa humanidad Bush, Cheney y Rumfeld, para declararse – de hecho- en guerra total contra los intentos de soberanía nacional que se dan o puedan darse en diferentes países, aún cuando sean limitados y parciales, así como en guerra total contra todos los movimientos en defensa de los recursos naturales.

Esa guerra ya está en marcha, lo atestiguan los campesinos e indígenas, los pueblos originarios en prácticamente todo el Continente, en Chile, en Perú, en Colombia, en Honduras, en Argentina, día a día asesinatos y represión, día a día muertes, secuestros, desaparecidos y asesinados instrumentados por un plan imperial que ya en la mente de sus gestores y de los que le han dado el visto bueno, Obama incluido, es como si estuvieran «defendiendo» tierras, minerales, bosques, plantíos extensivos, lagos, ríos y mares como si ya fueran suyos. A no cerrar los ojos a la realidad ni a la maldición que viene emergiendo del huevo de la serpiente.

Néstor Kohan le da el adecuado marco que nos lo hace ver con claridad, las organizaciones populares lo refrendan con el diario y luctuoso recuento de las víctimas humildes que solo defienden lo suyo ante la agresión imperial. Por ahora no están usando a las tropas yanquis directamente, les alcanza con las pandillas militares en cada país, las mafias policiales y de los servicios mal llamados de «inteligencia» y les es suficiente con los matones al mejor postor que asesinan y secuestran. Más el entramado de bases yanquis que se han instalado o ya se han planeado instalar en todos y cada uno de los países.

Las organizaciones populares deben de intensificar la denuncia y la solidaridad e ir conformando una vasta red defensiva y una coordinación por sobre fronteras para hacer frente a las consecuencias de este «mega Plan Cóndor» que está en marcha. Son necesidades que desde ya se requieren y qué más lo harán en el período que se aproxima.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.