En lo que nadie duda es en repudiar las candidaturas de Keiko, PPK y Alan por sus reconocidas posturas antiobreras. A partir de allí muchos se han dedicado a apoyar a algún candidato como «alternativa» encontrándole méritos donde no los tiene, o simplemente han optado por apoyar al «mal menor», todo para evitar que la […]
En lo que nadie duda es en repudiar las candidaturas de Keiko, PPK y Alan por sus reconocidas posturas antiobreras.
A partir de allí muchos se han dedicado a apoyar a algún candidato como «alternativa» encontrándole méritos donde no los tiene, o simplemente han optado por apoyar al «mal menor», todo para evitar que la china ingrese a Palacio.
Los trabajadores conscientes no debemos dejarnos confundir por esta propaganda y reconocer la verdad tal cual es: todos los candidatos en contienda defienden un programa al gusto de la patronal y no de los trabajadores.
¿En estas elecciones está en juego optar entre dictadura o democracia? No. ¿Estamos obligados a elegir por el «mal menor», o por quien nos cae más simpático o simpática? Tampoco. Lo que está en juego en estas elecciones es el voto por un programa de gobierno.
Sí, indudablemente no hay que votar por la china que encarna la dictadura que echó a la calle a nuestros padres y borró de un plumazo nuestros derechos. ¿Pero acaso su programa económico no es en esencia el mismo que defienden los que se postulan como «alternativa» a ella?
Reconocemos en la candidata Verónika Mendoza a una que ha sabido empalmar con un importante sector de nuestro pueblo sediento de justicia. Sus posibilidades han crecido en medio de la tacha de candidaturas y de la creciente indignación ante la parcialidad del jurado electoral con Keiko Fujimori, colocándola en la carrera hacia la segunda vuelta. Esto ha desatado la furia empresarial que no quiere volver a pasar por el trauma de una elección que lleve a otro como Humala a Palacio, y promueve en su contra una sucia campaña de ataques. Condenamos y repudiamos con energía esta funesta campaña contra Mendoza, porque sabemos que viene del mismo sector que todos los días pisotea nuestros derechos y nos aplica despidos: la CONFIEP.
Pero al mismo tiempo somos claros al afirmar que el programa que defiende no nos representa. El Frente Amplio no plantea cambiar el modelo económico neoliberal que rige en el país hace 25 años y que sólo ha traído trabajo precario y superexplotado, saqueo del país, muertes, corrupción y delincuencia generalizadas; solo para que un puñado de capitalistas y multinacionales acumulen gigantescas ganancias. Por eso no es casual que Verónika Mendoza haya dicho que en su política economía «no habrá sorpresas ni un as bajo la manga».
Los empresarios piden aliento a la inversión para retomar el crecimiento, y el Frente Amplio le promete medidas para eso. Diga lo que se diga esta política de priorizar la reactivación de los negocios capitalistas lleva a un solo camino: aplicar recortes drásticos a nuestros derechos, como ya lo vienen haciendo los patrones en cada empresa y como lo viene intentando el gobierno de Humala desde la «ley pulpín».
Un verdadero programa de «izquierda» plantearía aumentar el Impuesto a la Renta y establecer el Impuesto al Patrimonio (la gran propiedad) y al consumo de lujos (los yates, etc.) de los que se enriquecieron todos estos años. Y en contraparte, prohibir los despidos, reponer a los 5 mil dirigentes sindicales despedidos abusivamente, derogar los regímenes de sobreexplotación y sin derechos, defender el derecho irrestricto a la huelga, solucionar los pliegos de reclamos, defender la salud y seguridad del trabajador que se encuentra expuesto a enfermedades y a la muerte, establecer un salario mínimo no menor de 1500 soles y castigar con cárcel a los empresarios que se burlan de las leyes.
Esto es lo que necesitamos: que los patrones paguen la crisis con la gigantesca riqueza que acumularon, y que a los trabajadores se nos proteja y se respete nuestros derechos.
El Frente Amplio no plantea nada de esto. Al contrario, levanta la demanda de una Ley General de Trabajo, proyecto que el congresista Manuel Dammert hace meses presentó en el Congreso, y que amplios sectores de trabajadores hemos rechazado porque dicho proyecto (consensuado con la CONFIEP) consagra la pérdida de nuestros derechos laborales.
La vida nos ha enseñado que el verdadero poder no está en Palacio sino en la CONFIEP, que es quien escribe el libreto del gobierno. Por esta razón, aún por más honestidad y buenas intenciones que muestre la candidata del Frente Amplio, preferimos mantener nuestra independencia y no comprometernos o asumir responsabilidad por su elección, para poder luchar y defender con entera libertad nuestros derechos.
Respetando el apoyo y la esperanza que depositan en esta candidatura sectores de nuestro pueblo y respetando también la decisión libre de cada cual de optar por el candidato que cree, y con la autoridad que nos da la lucha que diariamente libramos en nuestras bases, los suscritos invocamos a nuestros hermanos de la clase trabajadora a reafirmar en estas elecciones una posición de clase fundamental: depositar confianza y expectativas única y exclusivamente en nuestras fuerzas, en nuestras organizaciones y en nuestra lucha, pues ellas han sido y son la única garantía de defensa y conquista de nuestros derechos.
Mientras algunos viven la campaña como si allí se les fuera la vida, los dirigentes de base seguimos abocados a la tarea gris de luchar día a día resistiendo la embestida patronal que ha desatado una ola de despidos con la intensión de destruir nuestras organizaciones. Y mientras muchos predican la idea de que el voto y el nuevo gobierno resolverán nuestras demandas, nosotros decimos que nuestro deber es organizarnos y unirnos para la lucha.
Con estas ideas un grupo de dirigentes y activistas hace más de un año pusimos en pie la Red Solidaria. Sin embargo, un sector de sus componentes que hoy la dirige ha optado por usar este organismo para el proyecto electoral del Frente Amplio distorsionando su contenido y finalidad. Y lo han hecho sin consultar a los demás miembros a los que consideran una «minoría», ni respetando el derecho de hacer publica nuestra opinión expresada en una carta donde cuestionamos ese rumbo.
Ante esta defección, se nos plantea la necesidad a los dirigentes sindicales y los luchadores, a retomar la tarea de poner en pie un nuevo espacio de coordinación y centralización de las luchas, con criterio unitario y democrático, para la dura pelea que hoy mismo estamos enfrentando y que sin lugar a dudas será más dura en los meses venideros, quien sea que gane las elecciones y asuma el nuevo gobierno.
SUSCRIBEN:
DAVID COCHACHIN POMA (Ex-Secretario General / Sindicato Unitario de Trabajadores de CELIMA S.A.) / FRIEDER PORRAS YACTAYO (Ex-Secretario General / Sindicato Nacional de Trabajadores de ALICORP S.A.A. / RAY PUTAPAÑA GUTIERREZ (Sec. General / Sindicato de Trabajadores de Corporación Cerámica S.A. – TREBOL) / MANUEL FERNÁNDEZ JESÚS (Afiliado / Sindicato Unitario de Trabajadores de CELIMA S.A.) ADHERENTES: LUIS GARCÍA (Secretario general/Sindicato ETERNIT – SITRAFAPESA), JUAN CALLACA RAMIREZ (Dirigente/Sindicato Coca Cola – SINATREL), LUIS ALBERTO CISNEROS (Ex-Sub secretario general/Sindicato ALICORP), JACK REYES (Ex-Secretario de Organización/Sindicato CELIMA), GELACIO MELGAREJO (Afiliado/Sindicato CELIMA), ANDERSON SANTA CRUZ (Afiliado/Sindicato CELIMA), CHRISTIAN CERPA (Afiliado/ Sindicato CELIMA), LEON CAYETANO (Afiliado/Sindicato CELIMA)… SIGUEN FIRMAS.
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