¿Cuáles son las principales críticas que la Academia de Ciencias de Nicaragua hace al proyecto de «Gran Canal de Nicaragua» ? ¿No es acaso este proyecto, cuya relación costo-beneficio se anuncia positiva según sus promotores, una oportunidad única de desarrollo, prosperidad y enriquecimiento, para Nicaragua ? (1) Entre el año 2013 y noviembre de 2015, […]
¿Cuáles son las principales críticas que la Academia de Ciencias de Nicaragua hace al proyecto de «Gran Canal de Nicaragua» ? ¿No es acaso este proyecto, cuya relación costo-beneficio se anuncia positiva según sus promotores, una oportunidad única de desarrollo, prosperidad y enriquecimiento, para Nicaragua ? (1)
Entre el año 2013 y noviembre de 2015, la Academia de Ciencias de Nicaragua (ACN) ha realizado cinco Foros interdisciplinarios y dos Talleres internacionales sobre el proyecto canalero con especialistas de la comunidad científica nacional e internacional. En todos los casos ha habido coincidencias en que este proyecto no ha seguido las buenas prácticas internacionales y que adolece de irregularidades desde su aprobación y de serias deficiencias de información y análisis que lo sustente, y, que si se ejecuta sin subsanar esas deficiencias, se corre el riesgo de provocar un desastre ecológico y social de enormes dimensiones para el país y la región centroamericana.
Esas irregularidades y deficiencias tienen que ver, por un lado, con los procedimientos opacos utilizados en todo el proceso desde la aprobación de la concesión hasta su gestión y, por otro, con la falta de estudios rigurosos de los riesgos ambientales y sociales que sustenten que efectivamente la relación costo-beneficio es positiva. En el primer caso se ha criticado la falta de transparencia en las negociaciones de la concesión, adjudicándola en secreto y sin licitación pública, lo que se agrava con el hecho señalado por expertos independientes de que los términos de la concesión resultan violarios de derechos y principios establecidos en la Constitución política y otros Convenios suscritos por Nicaragua, como el Convenio 169 de la OIT ; además de resultar totalmente desfavorable al país en términos contractuales ; por otro lado, se ha criticado el apresuramiento con que se ha querido ejecutar, sin dar la información ni el espacio ni tiempo necesarios a la ciudadanía ni a la investigación científica experta para expresar puntos de vista independientes que mejoren la decisión tomada.
Se critica entonces que el gobierno [del Presidente Daniel Ortega] no haya abierto espacios al debate y que los tiempos del proyecto canalero se hayan sometido al afán de lucro inmediato del inversionista, así como a los tiempos políticos cortos del partido de gobierno [el Frente Sandinista de Liberación Nacional – FSLN], urgido por despertar ilusiones en el electorado en las elecciones presidenciales de noviembre de 2016. Todo ello sin tomar en cuenta los costos ecológicos, ambientales y sociales que pueden ser catastróficos si el proyecto se hace apresuradamente y sin los estudios rigurosos y profundos que amerita una obra de esta envergadura.
Hay que recordar que el canal proyectado sería más ancho y más profundo y tres veces más largo que el canal de Panamá e implicaría la ejecución de obras ingenieras jamás antes realizadas para permitir el paso de los barcos más grandes del mundo, que ya no pasan por el canal de Panamá ni con la actual ampliación. La concesión es a cincuenta años renovables a voluntad del concesionario por otros cincuenta años y su costo se estima en unos cincuenta mil millones de dólares. Una obra de estas dimensiones apenas si fue discutida cinco días en la Comisión de Infraestructura de la Asamblea Nacional, y sólo por instituciones afines al gobierno, siendo aprobada en sólo tres horas en el Plenario, por una Asamblea Nacional mayoritariamente obediente al gobierno, aunque con la abstención de la oposición.
La falta de estudios rigurosos y a profundidad de los riesgos identificados de la obra preocupa profundamente a la comunidad científica. Entre ellos, el riesgo de destruir el reservorio de agua potable del lago tropical más grande del continente americano, el Lago de Nicaragua ; la afectación de dos humedales «ramsar» ; la amenaza de destruir la rica biodiversidad existente en la ruta seleccionada, incluyendo la ruptura del corredor biológico mesoamericano ; además del riesgo de ingobernabilidad y de ruptura del tejido social que supone el desconocimiento de los derechos adquiridos de las comunidades campesinas e indígenas, incluyendo en este caso la desaparición de la comunidad indígena de Bankukuk Tai, última comunidad hablante de la lengua rama.
Preocupa más aún el hecho de que el Gobierno de Nicaragua haya aprobado sorpresivamente en noviembre de 2015 los llamados estudios de factibilidad ambiental y social, presentados por la propia empresa consultora ERM como preliminares e incompletos, dando luz verde al concesionario para pasar a la fase de diseño y construcción. Cabe indicar que en estos estudios la empresa ERM coincide con la Academia de Ciencias de Nicaragua en que se requieren al menos nueve estudios más para tener la información necesaria que permita determinar la factibilidad ambiental y social del proyecto. La empresa ERM recomendaba además no pasar a una siguiente fase sin tomar en cuenta los resultados de dichos estudios.
¿Qué significa exactamente esta «concesión» (de 50 años y renovables) otorgada en 2013 por Nicaragua a la empresa privada china HKND (Hong Kong Nicaragua Canal Development) ? ¿Qué contempla esta «concesión» en términos de responsabilidades, desde la excavación del canal hasta su funcionamiento, en términos de riesgos y en cuanto a la distribución de los costos y de los beneficios producidos ?
La concesión se asignó secretamente y sin ninguna licitación a la empresa privada china HKND, creada para los fines del proyecto canalero a fines de 2012. Esta megaconcesión incluye al menos 10 subproyectos más que podrían ejecutarse aunque no se construyera el canal interoceánico. Los subproyectos incluyen dos puertos (uno en la costa del Mar Caribe y otro en la costa del Océano Pacífico), un aeropuerto, un oleoducto, un canal seco, una zona franca industrial, tres instalaciones turísticas en las zonas del país que escoja el concesionario, carreteras, un lago artificial, plantas de energía y cemento, entre otros. La concesión permite al concesionario disponer de y afectar bienes privados y bienes públicos de la nación en cualquier parte del territorio nacional sin mayores obligaciones del beneficiario de la concesión para con el país.
Por ejemplo, la ley 840 que establece la concesión canalera, mandata que las expropiaciones de tierras a los campesinos se paguen al precio catastral y no al precio del mercado, precio este último que en Nicaragua es siempre mucho más alto que el primero ; el concesionario puede ceder o vender la concesión o sus subproyectos, o embargar las infraestructuras construidas, sin consultar con el gobierno de Nicaragua ; esa misma ley exenta a la zona canalera y sus subproyectos de la jurisdicción legal y político-administrativa del país, del pago de impuestos nacionales o locales y de obligaciones o responsabilidades del concesionario con el país, aún en caso de incumplimiento de la concesión. Todo ello a cambio de pírricos beneficios, como 10 millones de dólares anuales por 10 años, un 1% anual de las acciones de la empresa hasta llegar al 100%, la devolución de los inmuebles e infraestructura una vez terminada la concesión y oportunidades de empleo para connacionales que la empresa estiman ahora en no más de 25,000.
Especialistas independientes que han analizado el Acuerdo Marco de la Concesión canalera han señalado un total desequilibrio entre las obligaciones y los derechos de las partes firmantes de la concesión, tocándole a Nicaragua la peor parte. El poeta Ernesto Cardenal, ha dicho que esta concesión pareciera más bien un tratado de guerra impuesto a un país vencido que un contrato entre iguales.
¿Qué piensan los Nicaragüenses de este proyecto de canal ? ¿No representa un orgullo o una esperanza para la mayoría de ellos ? Y más allá, ¿no es este megaproyecto interoceánico que el actual Presidente Ortega «ofrece a Nicaragua» un instrumento de reelección (para un cuarto mandato de cinco años) para las próximas elecciones presidenciales de otoño 2016 ?
Lo primero que habría que decir es que hay mucho desconocimiento sobre la concesión canalera entre la población, debido a que el gobierno sólo ha hecho propaganda sobre sus supuestas bondades, silenciando sus riesgos y amenazas y valiéndose para ello de su control casi total de los mass media del país. Los ejes de la propaganda gubernamental han insistido en que el canal va a generar tantos puestos de trabajo que no bastarán los trabajadores nicaragüenses para ocuparlos y que habrá que recurrir a trabajadores de los países vecinos ; el otro eje de propaganda ha sido que el canal sacará a Nicaragua de la pobreza. En un país de seis millones de habitantes que, por falta de oportunidades, tiene más de un millón de jóvenes migrantes y un 75% de trabajadores que se ven obligados a crear su propio empleo vía el mercado informal para poder sobrevivir, esta propaganda ha surtido efecto y una mayoría de nicaragüenses ve este megaproyecto como esperanzador.
Sin embargo, el campesinado directamente afectado ha reaccionado con total rechazo a la concesión y, a pesar de intimidaciones, chantajes, engaños, amenazas y represión directa, el gobierno no ha logrado desarticular la resistencia de un movimiento campesino que ha realizado ya 57 marchas contra el canal, tres de ellas marchas nacionales. A ello debe sumarse el hecho observado de que la ejecución de megaproyectos en Nicaragua como los monocultivos de palma africana, o proyectos de infraestructura como el proyecto hidroeléctrico Tumarín, y el mismo canal interoceánico, aún sin realizarse ninguno de los dos, han tenido como efecto la migración interna del campesinado expropiado o desplazado hacia los territorios comunales indígenas y zonas protegidas, agudizando así los problemas ambientales y los conflictos interétnicos, lo que está conduciendo al país a una mayor inestabilidad y a falta de gobernanza.
En términos geopolíticos : ¿No se impone este nuevo canal a través de Nicaragua como una alternativa china y latinoamericana a la vía panameña y a los intereses e influencia estadounidenses en la región ?
Objetivamente es así, aunque también es necesario decir que las intrincadas relaciones de los capitales no tienen fronteras y tienden hoy a desdibujar las influencias geopolíticas como influencias de países, lo que no implica que estas últimas no sigan teniendo algún sentido. Algunos han visto el canal por Nicaragua como una respuesta china a la presencia norteamericana en la región Asia-Pacífico. Una de las cosas que ni el gobierno de Nicaragua ni el concesionario chino han querido hacer pública, si es que existe, es su plan de negocios. Sin embargo, ciertos estudios independientes parecieran converger en indicar que un canal por Nicaragua no es rentable comercialmente. Menos aún si por el calentamiento global y su efecto en el derretimiento del hielo se abre permanentemente la ruta del llamado Paso del Noroeste que atraviesa el Ártico, y que algunos estudios ven como factible en relativamente corto tiempo. En estas condiciones, la ruta de un canal por Nicaragua sólo tendría sentido por razones de intereses geoestratégicos de una potencia emergente como China.
¿Verá el día el Gran Canal de Nicaragua ? ¿Cuáles son sus principales obstáculos hoy en día : las capacidades técnicas y financieras de sus promotores o las denuncias, oposiciones y luchas de las poblaciones afectadas ?
No parece estar claro el futuro de este megaproyecto. Algunos han señalado que, dado que el canal no es rentable comercialmente, el real interés de la empresa china concesionaria no es un canal húmedo por Nicaragua sino el establecer una plataforma de negocios de China en el centro del continente americano, y que a eso apuntan los llamados subproyectos. Abonarían esta posición la contracción actual de la economía china y, peor aún, la pérdida extraordinaria en la bolsa china del 85% de la fortuna del Sr. Wang Jing, concesionario del canal. Se suma a ello la oposición decidida de los campesinos y comunidades indígenas afectadas en sus tierras por el megaproyecto.
En opinión de los expertos, este proyecto no ha demostrado hasta ahora ser económicamente factible, ambientalmente viable ni socialmente beneficioso. Sea lo que sea que ocurra, lo que parece estar claro es que los pobres de Nicaragua no saldrán beneficiados con estos modelos de crecimiento basados en megaproyectos que tienen como intereses protegidos aquellos de las transnacionales y de sus socios locales. La experiencia de los megaproyectos es que inhiben y aún impiden el desarrollo endógeno sostenible, y que agravan los problemas ambientales y sociales de nuestro planeta, creando más desigualdad y pobreza.
Notas
[1] Leer : Bernard Duterme, » Le Nicaragua double le canal de Panama : à quel prix ? «, Casa – Maison de l’Amérique latine et Mondialisation.ca, http://www.cetri.be/Le-Nicaragua-double-le-canal-de-4010.
http://www.cetri.be/El-Gran-Canal-de-Nicaragua-una