Con las recientes movidas de la S&P y Moody’s de degradar la calificación crediticia del gobierno colonial, el imperialismo aprieta las tuercas a la sociedad puertorriqueña en general y la clase obrera en particular. El acto en sí solamente profundiza un proceso en marcha hace tiempo ya que los bonos emitidos por el gobierno colonial […]
Con las recientes movidas de la S&P y Moody’s de degradar la calificación crediticia del gobierno colonial, el imperialismo aprieta las tuercas a la sociedad puertorriqueña en general y la clase obrera en particular. El acto en sí solamente profundiza un proceso en marcha hace tiempo ya que los bonos emitidos por el gobierno colonial tenían durante varios años rendimientos comparables con los de una calificación «chatarra» y las medidas de austeridad impuestas por el estado colonial, precisamente con el pretexto de la necesidad de evadir la baja en la calificación, se iban implementando de forma continua bajo varias administraciones.
Mientras que los políticos de turno y sus acólitos debaten públicamente si la degradación crediticia fue producto de la «inmadurez» de administraciones coloniales anteriores o una «traición» de parte de las agencias de calificación crediticia, la realidad que intentan obscurecer con su retórica es que todo el aparato político colonial sirve para la sistemática apropiación y extensión del control de riquezas por el capital, particularmente el capital financiero. El papel del estado colonial como facilitador de la penetración del capital financiero se ve claramente desde las cláusulas constitucionales y las determinaciones jurídicas a las políticas de los tres partidos que colaboran en la administración estatal.
Las consecuencias inmediatas para la clase obrera puertorriqueña serán adicionales despidos en masa de trabajadores estatales, privatizaciones de agencias públicas, alzas en los costos de servicios públicos esenciales además de recortes en otros como ya se ha propuesto para la ACT. Para la sociedad en general se espera una intensificación del éxodo hacia fuera y el deterioro de toda la infraestructura social.
En cuanto a la deuda pública, la degradación desatará una serie de mecanismos contractuales que facilitan una mayor transferencia de ingresos tributarios a los bancos internacionales debido a los términos de los acuerdos de «swaps» de tasas de interés los cuales imponen sanciones por las degradaciones crediticias y permiten que las contrapartes, los grandes bancos internacionales y fondos de cobertura, aceleren el servicio de la deuda. En el más reciente informe de Nuveen Asset Management, se resume el impacto de estos contratos de la siguiente manera:
«La rebaja por debajo del grado de inversión podría resultar en adicionales presiones de liquidez de aproximadamente $1 billón para cubrir los costos del servicio de deuda acelerado además de los requisitos de fijaciones de garantías adicionales asociados con las obligaciones de los contratos de «swaps». Aproximadamente $575 millones de la deuda emitida por la Autoridad de Carreteras y Transportación (ACT) está sujeta a la aceleración. La S & P informa que el ELA está negociando actualmente con contrapartes para perdonar las provisiones de la aceleración. Unas fijaciones de garantías adicionales serán requeridas para las obligaciones generales, además de las de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) y la ACT para un total de $1 mil millones.» [1]
(Traducción del autor)
La decisión de la S&P y Moody’s pone de relieve otra vez más el verdadero papel que desempeñan a servicio del capital financiero. En esta conexión es importante recordar que lo que ha pasado con Puerto Rico no es un acontecimiento aislado sino forma parte de una reciente ola de degradaciones municipales a través de EE.UU. que incluye Chicago, Phoenix, por lo menos 31 municipios en el estado de Minnesota y 24 en el estado de New Jersey para nombrar solo algunos lugares duramente abatidos. El carácter nefario de estas agencias y todo el sistema calificación crediticia, repleto de corrupción, ha llegado a un extremo aún para los políticos liberales que se han propuesto una enmienda [2] para abordar conflictos de interés. En cada uno de los casos mencionados arriba es a la clase obrera que se le impone la carga de la degradación crediticia en la forma de medidas de austeridad mientras que el saqueo de los cofres tributarios por el capital financiero con la bendición de los políticos sigue sin frenos.
La increíble desigualdad que engendra el capitalismo, que fue destacada recientemente en el informe de OXFAM [3], prueba aún más que las contradicciones fundamentales del capitalismo no pueden resolverse, salvo por un derrocamiento revolucionario del orden burgués. Cuando los portavoces políticos de la burguesía hablan de una recuperación económica, de lo que están hablando realmente es una intensificación de la acumulación de riquezas por la clase dominante. La realidad permanente para la inmensa mayoría de proletarios consiste en el trabajo inestable si no el desempleo, los salarios estancados y el creciente endeudamiento. La profundidad de la crisis del capitalismo en el mundo colonial fue descrito recientemente en un artículo de primera plana del New York Times en el que se puso de relieve la situación invivible de Puerto Rico. [4] De manera típica, los portavoces liberales de la burguesía no pudieron ofrecer una salida a la crisis.
Para el movimiento revolucionario en Puerto Rico la profunda crisis por la que atraviesa la sociedad nos impone aún más el deber histórico de organizar nuestras fuerzas. Si la lucha de clases es el motor de la historia sólo conducirá hacia el progreso humano mediante la organización revolucionaria. Es por eso que de todos los aspectos de la crisis que aflige Puerto Rico en la actualidad, el más importante puede resumirse como una crisis de dirección revolucionaria.
Notas
[1] http://www.nuveen.com/Home/Documents/Default.aspx?fileId=61768&utm_source=MarketCommentary&utm_medium=Twitter&utm_campaign=MarketCommentary
[2] Véase la propuesta enmienda Franken http://www.franken.senate.gov/?p=press_release&id=862
[3] http://www.oxfam.org/sites/www.oxfam.org/files/bp-working-for-few-political-capture-economic-inequality-200114-summ-en.pdf
[4] http://www.nytimes.com/2014/02/09/us/economy-and-crime-spur-new-puerto-rican-exodus.html?_r=0
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