La candidatura del ex guerrillero tupamaro, José «Pepe» Mujica, representa una tradición republicana que, incluso con las políticas conservadoras de los partidos tradicionales, dio al Uruguay la condición de vanguardia educacional de América en los comienzos del Siglo XX. Fue esa tradición que la dictadura, iniciada en 1973, pisoteó. Y fue la que, después, puso […]
La candidatura del ex guerrillero tupamaro, José «Pepe» Mujica, representa una tradición republicana que, incluso con las políticas conservadoras de los partidos tradicionales, dio al Uruguay la condición de vanguardia educacional de América en los comienzos del Siglo XX. Fue esa tradición que la dictadura, iniciada en 1973, pisoteó. Y fue la que, después, puso a Uruguay de pie, con el fin de la dictadura y terminó llevando a Tabaré Vásquez, primero a la intendencia de Montevideo, y luego a la presidencia de la República.
En febrero de 1845, al final de la revolución Farroupilha, se reunieron en Ponche Verde, cerca de la actual ciudad de Dom Pedrito, 13 generales del Ejército Riograndense. Analizaron la propuesta del Tratado de Paz que les fuera entregada, por orden de Don Pedro II, por el Barón de Caxias, comandante de las fuerzas imperiales. 12 votaron por la paz. Bento Gonçalves da Silva, que no concurrió, afectado por la enfermedad que dos años después lo llevaría a la muerte, votó por carta. Sólo hubo un voto por la continuidad de la lucha: el del general Antonio de Souza Netto, que casi nueve años antes, había proclamado la República.
Entonces habría él declarado que ante la aplastante mayoría de los demás, también firmaba el documento. Pero, según la tradición, habría agregado:
«Me voy para la Banda Oriental (como a veces todavía se llamaba al Uruguay). Allá es una República. Y mi sombrero se cansó de andar saludando al Emperador».
Y se fue, acompañado por cerca de 200 ex esclavos y familiares que habían luchado junto a él en la Revolución.
Es esa tradición republicana que, respetada, dará la presidencia del pequeño, aunque gran país, a José Pepe Mujica, ex guerrillero tupamaro, hoy senador de la República, y ex ministro de Agricultura del gobierno de Tabaré Vásquez. Es esa tradición republicana que, incluso con las políticas conservadoras de los partidos tradicionales, dio al Uruguay la condición de vanguardia educacional de América en los comienzos del Siglo XX. Fue esa tradición que la dictadura, iniciada en 1973, pisoteó. Y fue la que, después, puso a Uruguay de pie, con el fin de la dictadura y terminó llevando a Tabaré Vásquez, primero a la intendencia de Montevideo, y luego a la presidencia de la República.
En 2004 la TV Carta Maior cubrió en vivo la jura de Tabaré Vásquez desde un estudio improvisado en los altos de un hotel de la capital. Además hicimos reportajes y entrevistas grabadas en otros locales, que editábamos y poníamos en el aire.
Uno de los puntos más altos de esa cobertura, y también debo decir, de mi trayectoria como periodista, fue la entrevista con el entonces senador, recién electo y más votado, José Pepe Mujica. Hicimos la entrevista, de la que participó su esposa, Lucía, en dos visitas a su chacra. Fue memorable.
Estábamos ante un hombre, ex guerrillero, que pasó años de su vida no solamente en la cárcel, sino confinado en una celda que en realidad tenía un poco más de dos metros de diámetro, sin hablar con nadie. Contó cosas terribles y lindas al mismo tiempo. Que conversaba con los insectos. Que aprendió que las hormigas gritan. Cosas así.
Pero lo más memorable de todo es que estábamos ante un hombre que no saldría debilitado e incluso quebrado de esa ignominia, sino que saldría también sin amargura. Era (y es) un hombre pronto a conservar y compartir la alegría de vivir. Por eso, José Pepe Mujica es un fenómeno político admirable. Por eso, más allá de las razones de su competencia y de su programa libertario, Uruguay y su tradición republicana lo merecen como Presidente.
Flavio Aguiar es un analista político brasileño residente en Berlín.
Fuente: http://www.cartamaior.com.br/templates/materiaMostrar.cfm?materia_id=16208
Traducción para www.sinpermiso.info: Carlos Abel Suárez