Los disturbios xenófobos de estos días en Inglaterra son el resultado de años de relato antiinmigración y racista, y aunque muchos expertos defienden que en España la ultraderecha no tiene la fuerza que demuestra en otros países, advierten de que el mensaje político y en redes se parece y es peligroso.
El asesinato de tres niñas en Southport el pasado 29 de julio a manos de Axel Rudakubana, un galés de 17 años nacido en Cardiff, con ascendencia ruandesa, ha sido el detonante para que el racismo tome las calles de Reino Unido. Un bulo encendía una mecha demasiado larga, construida durante décadas en las que la extrema derecha británica no ha dejado de azuzar un discurso de odio que periódicamente acaba en disturbios, palizas y señalamientos a personas racializadas. Unos señalan con el puño en las calles lo que otros han señalado antes desde sus púlpitos: que todo lo que parece no Occidental es el enemigo a combatir.
Aunque cuesta trazar una ligazón entre lo que sucede en las calles de Reino Unido con lo que podría llegar a pasar en España, varios expertos señalan que el origen de las imágenes que vimos de personas intentando quemar hoteles en los que supuestamente se alojaban solicitantes de asilo tiene su origen en un relato xenófobo que ha ido calando, y que tiene ecos que podemos identificar perfectamente a nuestro alrededor. Sin ir más lejos, el portavoz de Vox en el Parlament catalán, Ignacio Garriga, defendió en su discurso durante el debate de investidura de Salvador Illa a los manifestantes ingleses, y volvió a relacionar a los migrantes con la delincuencia: “El islamismo es incompatible con Occidente”, concluyó.
“Vox ha hecho su caballo de batalla la lucha contra la inmigración, sobre todo ligada a la islamofobia y los migrantes de origen marroquí, y otros tantos partidos que no consideramos de extrema derecha han comprado su marco, eso es preocupante”, asegura la investigadora en extrema derecha Nuria Alabao.
Pero, aunque el discurso de odio es similar, las sociedades de los dos países no son tan parecidas: “Allí los grupos de extrema derecha no adscritos a un partido, los movimientos sociales, son mucho más fuertes que aquí”, desgrana.
A pesar de ello, algunas acciones violentas contra el colectivo migrante en España alertan de lo que puede venir si no se intentan parar desde todos los frentes este tipo de mensajes. Desde la persecución que sufrieron los migrantes en El Ejido (Almería) en el año 2000 al lanzamiento de granadas incendiarias contra un centro de niños y niñas que han migrado sin acompañantes en Hortaleza (Madrid), en 2019; y lo ocurrido en San Blas (Madrid), en 2020, cuando elementos de ultraderecha se concentraron contra estos menores migrantes al grito de “San Blas será la tumba de los menas”.
La extrema derecha española y la clase obrera
Miquel Ramos, periodista especializado en extrema derecha, opina que lo ocurrido en Reino Unido estos días es consecuencia de múltiples factores. Entre ellos, se encuentra el “racismo endémico occidental y la tradición supremacista de Europa que supura en determinados conflictos”.
En cambio, no cree que en España pudieran darse altercados de tan elevada violencia como los vividos en las calles inglesas: “Si lo pensamos bien, la mayor parte de la gente de extrema derecha que se manifestó en Ferraz hace unos meses no eran de clase trabajadora, sino personas acomodadas movidas por un sentido patriótico”. Además, “por mucho que la extrema derecha se empeñe en pintar los barrios obreros y populares como lugares inseguros, en España tenemos una convivencia mestiza mucho más presente que en Reino Unido”.
En cualquier caso, en España el peso de las redes sociales y el efecto de cámara de eco, con una intensificación del uso por la ultraderecha de bulos (especialmente los antiinmigración y desde la pandemia) como estrategia política, parece sentirse con mayor fuerza, apunta López Roche. Y señala que una mayor presencia de la islamofobia y xenofobia en la ultraderecha española y la creciente actividad de generación de bulos en redes sociales nos acerca a esa realidad que en principio nos parece lejana, porque son precisamente los elementos que se han combinado en los disturbios tras el asesinato en Southport.
López defiende que, “de continuar esta dinámica y no desarrollar mecanismos que los contrarresten, no es descartable que en el futuro haya cierta aproximación de los patrones de protestas de ultraderecha en España y que eventualmente ocurriera un estallido similar al del Reino Unido”.
La ultraderecha, mermada por Vox
“La extrema derecha en España está totalmente instrumentalizada y debilitada por Vox y aquellos movimientos rupturistas que quisieron hacer las cosas diferentes, como Hogar Social Madrid, están de capa caída”, apunta Fidel Oliván, sociólogo y politólogo.
El también autor de El toro por los cuernos: VOX, la extrema derecha europea y el voto obrero (Tecnos, 2021), enfatiza que la extrema derecha inglesa es mucho más fuerte en las calles que en el parlamento. Por otro lado, y acercándose a la cuestión de la migración, Oliván subraya que el sistema de bienestar mayoritariamente universal español hace de muro de contención contra los discursos de odio centrados en la población migrante.
“En España, las ayudas se reparten a todo el mundo que las necesite, según unos criterios, pero no se otorgan al primero que llegue. En Inglaterra es diferente. Allí el estado de bienestar y el mercado laboral son muy competitivos. Si solicitas una ayuda, competirás contra otros para que te la den. De ahí que sí se pueda dar la disputa entre una persona blanca y otra que no lo sea. Pensar que eso puede ocurrir en España no tiene ningún sentido”, argumenta.
La idea de nación, estrategia contra la lucha de clases
Los pogromos y razias que están teniendo lugar en Reino Unido están dirigidos hacia personas racializadas, independientemente del lugar de su nacimiento. Para Alabao, “aunque estas personas no sean migrantes, la extrema derecha despliega un discurso en torno a ellas que les impide formar parte de la idea de nación”. Según argumenta la experta, se trataría de una compensación simbólica a los trabajadores blancos que ven aumentar sus niveles de explotación laboral o tienen dificultades para acceder a trabajos bien remunerados.
Alabao cree que este extremo es una estrategia clásica y lo que más hace parecerse estas nuevas extremas derechas a los fascismos clásicos. “Más allá de esa compensación simbólica, materialmente es un mecanismo para evitar la lucha de clases y una alianza entre trabajadores de todos los orígenes y razas contra el capital que los maltrata”, sentencia.
Ramos apostilla que los disturbios acaecidos en Reino Unido perpetrados por personas de clase obrera contra otras personas de su misma clase son consecuencia de que “alguien les ha hecho creer que el culpable de su precariedad es su vecino, de otro país, religión o color de piel”.
Enfriar la polarización de los ‘hooligans’
Mariano Torcal, catedrático de Ciencia Política en la Unviersitat Pompeu Fabra, ha estudiado con profundidad la polarización política en España. En su libro De votantes a hooligans, (Catarata, 2023), defiende que una gran masa de electores se mueve mucho más por sus instintos más básicos y afectos que por un análisis racional de la realidad. Este investigador también incide en cómo los discursos de odio cada vez más presentes en la sociedad española pueden calar y así crear nuevos hooligans.
El gran desafío es cómo enfrentar esa desinformación que incrementa unos sentimientos motivacionales en determinadas personas basados en el miedo. “La polarización en torno a los afectos y al odio es tan fuerte que cualquier intento por suavizarla con información veraz es rechazado, porque esas personas consideran que todo menos lo que piensan ellos mismos esconde unos intereses ocultos”, apunta Torcal.
El docente universitario recuerda que solo la gente muy radicalizada comete los actos violentos que estos días se presencian en las calles inglesas, “sin olvidar que la polarización en torno a la inmigración le ha dejado de funcionar a los conservadores, según los últimos resultados electorales”. Por el contrario, estos acontecimientos pueden generar un clima de tolerancia y justificación de la violencia, también en España: “Y ahí es donde se puede dar cierta polarización en el votante medio”, finaliza Torcal.
Fuente: https://www.eldiario.es/sociedad/espana-no-reino-unido-discurso-odio_1_11576978.html