Dicen que la lucha de clases es “algo del pasado”… Que los patrones son “creadores de empleo”, por lo tanto “¡de las riquezas”! Que la clave del éxito para los trabajadores es la “consulta” en el marco de un sindicalismo de acompañamiento… En este mundo, que es “el mejor posible”, ¿qué empuja a un sindicalista francés a pensar lo contrario y a enfrentarse al gigante de la distribución Amazon?
El delegado sindical de la CGT Amazon, Khaled Bouchajra, está comprometido desde 2015, “contra las discriminaciones que se hacen a los empleados, las promesas hechas en términos de perspectiva de evolución y que no se respetan… Amazon te vende el sueño americano y te hace trabajar como un chino” – declara con franqueza. Las condiciones de trabajo en el emplazamiento de Saran, en la región de Loiret (Francia), son “extremadamente duras: tienes que fichar, te fisgonean a cada segundo”. Los trabajadores que preparan los pedidos cumplen un criterio de productividad muy exigente, en el que tienen que hacer un cierto número de unidades por hora, extirpando el aspecto humano al trabajo para transformar a los trabajadores, de ahora en adelante bautizados como “colaboradores”, en una suerte de robots.
No cabe duda de que hay empresas en las que el management es considerado como una de las bellas artes: “Tenemos objetivos de productividad que alcanzar, y cuando no se alcanzan, los jefes envían a sus supervisores cada hora para decir: ‘Cuidado, no eres bueno’ o ‘Estás por debajo de la productividad’”. En resumen, “es la presión diaria y el fisgoneo diario“. Para lograr este objetivo de eficiencia, Amazon no escatima esfuerzos: “el jefe tiene una cuenta de facebook para controlar las de sus empleados, además, la dirección ofrece a los empleados a unirse a la CFDT, que es el sindicato que va en la dirección de la patronal”. Con una consecuencia infalible: “el proceso como resultado de esta gestión es tan fuerte, que los empleados tienen miedo, no quieren hacer huelga, están bajo la presión del jefe. El jefe es el que te paga y te da de comer. La gente de los almacenes de Amazon tiene miedo de crear protestas y de ser despedida” – señala amargamente Bouchajra.
Unas condiciones laborales de otra era
La acción de la CGT logró que la administración de Amazon en Saran retrocediera. De hecho, Amazon fue condenada en febrero por “no respetar la clasificación de los puestos de trabajo y la recalificación del contrato de trabajo“. Ante eso la multinacional apeló. “Amazon no respeta el convenio colectivo, los demás trabajadores están evolucionando, mientras que nosotros estamos retrocediendo” – asesta Bouchajra. “He estado trabajando en Amazon durante siete años, y han pasado siete años desde que me pagan como oficial de operaciones. Todos ascienden en la compañía, a sus amigos se les asciende, excepto a nosotros. Para nosotros, no hay perspectivas de evolución. Y es aún peor si estás en la CGT, y peor aún si eres un inmigrante. Esa es la verdad en los almacenes de Amazon. Lo unico que la compañía busca es la productividad”.
Es sólo después de conocer a la bestia desde el interior, cuando uno sabe de qué está hecho de verdad el capitalismo. Y el combate sindicalista no es una excursión de picnic. “Los únicos derechos que hemos obtenido, hemos luchado para conseguirlos. La CGT sacó a la calle a más de 400 empleados para ganar el decimotercer mes. Y de nuevo, nos quitaron las primas para darnos el decimotercer mes. Lo que nos dan por un lado, nos lo quitan por el otro”. ¿Y qué pasa con la famosa prima excepcional de Macron? “No nos dieron nada, luchamos para arrancarlo. Tuvimos que recoger las firmas de más de 650 empleados, y en lugar de darnos mil euros de prima, Amazon sólo nos dio quinientos euros” – concluye el sindicalista.
Chalecos amarillos, chalecos rojos, ¡es la misma lucha!
La crisis política de los chalecos amarillos ha tenido un eco en varios almacenes de Amazon en Francia. En sólo unos meses, 4 empleados de Amazon fueron despedidos por llamar a huelgas de bloqueo en el contexto de las acciones de los chalecos amarillos.
A principios de diciembre, Rémi Debloi fue despedido por “falta grave” después de publicar un mensaje en una cuenta de facebook de los Chalecos Amarillos, pidiendo el bloqueo de todos los almacenes de Amazon en Francia. Ante el pesar de Debloi de haber tenido que expresar su ira de esta manera, la dirección respondió con brusquedad: “No culpamos a la gente por apoyar el movimiento de los chalecos amarillos, pero tienen que respetar las obligaciones contractuales que tienen”. El veredicto fue: “No hubo respeto de la lealtad”. Después de eso, Debloi apeló al tribunal y lanzó una petición de ayuda para pagar los honorarios del abogado. A lo largo de esta prueba, ha contado con el apoyo de la CGT, el de Khaled Bouchajra, quien recuerda: “Amazon puso a un funcionario judicial a fisgonear las cuentas de los chalecos amarillos, porque temía ser bloqueado, y en cuanto vio que había empleados que hablaban de bloquear a Amazon, los despidió en el acto“.