Ante un sistema putrefacto, en donde los mismos quieren seguir tomando leche de la misma vaca, se sigue haciendo indispensable la formación social y política de la población. Después de la expulsión de Iván Velásquez y la decisión del gobierno de terminar con el convenio de la CICIG, se abre una nueva etapa para que […]
Ante un sistema putrefacto, en donde los mismos quieren seguir tomando leche de la misma vaca, se sigue haciendo indispensable la formación social y política de la población. Después de la expulsión de Iván Velásquez y la decisión del gobierno de terminar con el convenio de la CICIG, se abre una nueva etapa para que el conservadurismo guatemalteco, retome el control de su poder. En nuestro país, tres momentos son importantes para rastrear la restauración conservadora: la contrarrevolución contra Arbenz, la manipulación para la concreción de los acuerdos de paz como políticas públicas y la post lucha contra la corrupción y la impunidad.
Como lo hemos venido sosteniendo constantemente, que el problema guatemalteco, es decir el «cáncer» guatemalteco no solo está en la corrupción y la impunidad. El problema está es el modelo capitalista que permite que los señores que ostentan el poder, tengan al Estado como su instrumento de control político e ideológico. Aunque niegan al Estado cuando se mete en sus asuntos, pero para controlar y anestesiar a la población, sigue siendo un instrumentos eficaz. El sistema educativo, los medios de comunicación corporativa y las iglesias, como aparatos ideológicos siguen siendo los pilares importantes para mantenerse como grupo de poder.
La situación generada por la orden de captura en contra de la candidata del partido político Movimiento Semilla, la ex fiscal Thelma Aldana y posteriormente su inscripción por el Registro de Ciudadanos, nos sirven para comprender de cómo los medios de comunicación influyen en la conciencia de los ciudadanos. Los medios, incluyendo las redes sociales, fueron los primeros en alertar a la población, incluso algunos de sus comentaristas, porque así se deben llamar a los «dizque» analistas y algunos columnistas, tratando de influir unos a favor y otros en contra de la Señora Aldana, así como en su momento lo han hecho con otros candidatos.
Típico de una telenovela a la guatemalteca. En donde las leyes, las normas, solo son utilizados, no para hacer análisis jurídico propiamente dicho, sino para tergivérsalas y discutirlas a favor de alguien, principalmente a favor de quienes sostienen este modelo o este sistema, que favorece a pequeños grupos, que desde lo local a lo nacional, son muy bien conocidos y en donde el político, juega el papel del peón, utilizado para sus fines, aunque termina siendo un vulgar rico, como todos los burgueses guatemaltecos, papel que han jugado desde la famosa independencia criolla.
Lo cierto, es que con la poca preparación o la formación que tiene el común de los guatemaltecos, en donde igual, los movimientos sociales, la sociedad civil, deben poner sus barbas en remojo, porque deben revisar sus propuestas de «formación política», implementados desde la firma de la paz, que no han resuelto mucho lo de la conciencia social, también han dejado un déficit en esta dinámica. Esta poca formación, no permite que los ciudadanos de todos las regiones, no pueda ver que hay detrás de todo este circo o esta telenovela a la guatemalteca.
Distraernos por el caso Thelma, Zury, Torres, etc., es frecuente en sociedades como las nuestras, porque somos incapaces de ver lo que hay de fondo. A los grupos de poder, les dará igual si llega a la presidencia una u otra candidata. Lo que les interesa es quien les va a administrar mejor la finca, por el otro lado, saben que oponerse a una u a otra, es estar en contra de los intereses del país del norte, quien aún está a la espera, de quien será su alfil para seguir implementando su plan para la prosperidad, que sigue siendo un fracaso, porque no han podido detener la migración centroamericana, tampoco arrebatarle al narcotráfico los territorios y por el otro, no han encontrado eco nacional sobre lo que está pasando en Nicaragua y Venezuela.
Pero en lo más profundo ésta clase política, se están jugando su estancia en esta temporada de cuatro años, por eso es que la discusión, está si al final inscriben a Aldana, que también lo aplique a Zury y a todos aquellos que no puedan ser inscritos por x o y razón. Pero por otro lado, mientras nos distraen con casos como estos, están cocinando leyes que repercutirán en la vida de los guatemaltecos durante estos años que están por venir. Por un lado, la amnistía para todos los genocidas y por el otro la aprobación de iniciativas de leyes como la 5466 y la 5474, que buscan dejar en libertad a todos aquellos que siguen en Prisión Preventiva. Aquí están pensando que antes que termine este congreso, el sistema de justicia, pueda dejar en libertad a todos los acusados por corrupción, enriquecimiento ilícito, narcotráfico, etc., es decir, a quienes ahora están de inquilinos en el «Mariscal Zavala».
Finalmente, como dice Zemelman, que; «debemos volver a apoyar la construcción del conocimiento histórico en criterios que se refieran a la búsqueda de la justicia y autodeterminación del hombre. No basta con explicar, es necesario trabajar con visiones de lo que es posible» (2001). Entonces, en este momento histórico que nos ha tocado vivir, debemos de plantearnos que es posible en corto y mediano plazo, porque nuestro futuro aún es incierto, sobre todo, porque la participación de grupos, comunidades, pueblos en las elecciones, es producto de un desencanto histórico, pero que al final, al conducirlo con instrumentos ya caducos y desprestigiados como los partidos políticos, no asegura llegar a buen puerto.
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