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Iintensos desequilibrios, 2020 la lucha continúa

Fuentes: Fragua

Será su tiempo en que tome camino, en que desate su rostro y hable y vomite lo que tragó y suelte su sobrecarga. El libro del Chilam Balam   La lucha por la liberación  nuevamente pone en el centro de la lucha planetaria anti neoliberal a los pueblos del Caribe y de América Latina. La […]

Será su tiempo en que tome camino,

en que desate su rostro y hable

y vomite lo que tragó

y suelte su sobrecarga.

El libro del Chilam Balam

 

La lucha por la liberación 

nuevamente pone en el centro de la lucha planetaria anti neoliberal a los pueblos del Caribe y de América Latina. La década inicia con una movilización estrepitosa, con un renovado espíritu anti capitalista, con discusión viva y el reconocimiento del gendarme norteamericano desplegando sus alas sobre el territorio de nuestra América; continente asolado por el hambre, la desigualdad social, las migraciones, el narco, el trabajo de jóvenes y niños; regiones sin futuro y sobre todo con hambre. Los pueblos hermanos se movilizan en contra de los grandes corporativos, de los narco-Estados, de la tecnocracia neoliberal y la injerencia del imperialismo.

Quedan atrás nuestras historias de pueblos de piedra, polvosos, olvidados, inmóviles, presentes en la memoria de pasos perdidos, senderos que se bifurcan, así como la lenta duración en el tiempo inmóvil de la América construyendo su historia. Son sociedades diversificadas, modificadas, con logros producto de luchas de liberación que recorren a lo ancho y largo del continente las que hoy cobran e intensifican su conciencia proletaria. Ahora los héroes populares cobran vida en el imaginario colectivo y combativo de las barricadas, se perpetúan a los héroes como Allende, Fidel Castro, Sandino, Martí, Mariátegui, el Ché, Camilo Torres, Bolívar, Raúl Sendic y tantos otros; son retomadas las canciones de Víctor Jara, Inti-illimani, y otros cantos de lucha y resistencia ante esquemas de intentos de recuperación de un capitalismo que se comporta de forma depredadora en nuestra geografía: amenazando la selva amazónica y el Petén guatemalteco, pretendiendo la extracción rapaz del cobre chileno, del litio boliviano, del petróleo venezolano y mexicano, todas y cada una de las materias primas. El mundo de la producción de mercancías se entiende en las lecciones de la acumulación primitiva del capital que nos sirven para comprender la coyuntura actual. Queda engarzar los vínculos, analizar para impedir el gatopardismo y el cambiar para permanecer iguales, para descubrir a las burguesías de un país asociadas a los grandes corporativos, a los mercados internacionales y a los empresarios trasnacionales, quienes se posicionan en contra de los procesos, populares y libertarios de modelos amplios, democráticos, que expresan el nuevo reto: asambleas, proyectos comunitarios vs individualismo posesivo-empresaria.

¿Cuáles serían algunos de los elementos explicativos?: nuevos equilibrios del poder global (léase rusos y chinos); la invención del narcoterrorismo y su papel en la criminalización de la protesta social; las inaceptables bases militares norteamericanas en Sudamérica; los golpes de Estado, como el ocurrido contra Evo Morales; la guerra por el agua, el territorio, las materias primas; las privatizaciones; el adelgazamiento del Estado; los nuevos escenarios de la «guerra urbana»; las estrategias centradas en la represión selectiva, con participación de los servicios israelíes con experiencia en el tratamiento palestino implementados en las movilizaciones contra los jóvenes, con base en la experiencia colombianas de 2011; represión selectiva; mutilaciones; violaciones a las mujeres, acompañada de violencia psicológica; creación de víctimas destruidas en lo interno…

En Haití todo un año de violencia. Aún la delincuencia actúa con toda impunidad y gobierna las calles, el Estado deja a la población inerme ante el crimen organizado, el presidente Moise ha perdido el control del país y aparece la represión frente a protestas para su gobierno; entre otro punto, el golpe de Estado tradicional en Bolivia, la ultraderecha encabezada por el opositor Luis Fernando Camacho se entrega a las empresas norteamericanas, la política de polarización y el discurso de odio complementan el exterminio del Estado plurinacional; en el caso chileno, la precarización de sectores medios, pensiones y salud, el alza de los transportes provocó jornadas de protesta; en Colombia, se desarrollan marchas y cacerolazos para rechazar las reformas tributarias de Iván Duque y, como respuesta, el Escuadrón Móvil Antidisturbios de la policía termina como el responsable de más de 34 muertos. En contraste, destaca la revolución bolivariana venezolana que ha contribuido al transformar de manera destacada una nueva geopolítica regional y mundial, logrando debilitar la hegemonía «tradicional» norteamericana, construyendo alianzas extra regionales con Rusia y China, enfrentando permanentemente los intentos golpistas, ofreciendo un ejemplo de antiimperialismo en Sudamérica. Como vemos, se modifica la correlación de fuerzas de la región y vivimos un momento de desaceleración económica y crisis política social, sumado a desaciertos propios de la burguesía trasnacional y la corrupción como paradigma neoliberal. Todos estos males apocalípticos no desaparecerán si no luchamos de forma organizada y unitaria por transformar las actuales condiciones.

Tenemos la tarea conjunta de detener el sometimiento al imperio y al colonialismo europeo, esto significa que debemos ampliar nuestras luchas por el uso sustentable de los recursos naturales, la igualdad, la equidad y justicia social; necesitamos comprometernos con la democracia y profundizar su carácter popular, directo, participativo y comunitario, y fortalecer las organizaciones de lucha que sean determinadas por cada experiencia local, así como el derecho a integrarnos en el sueño bolivariano de una América unida; hay que rechazar a cualquier forma de fascismo, racismo, xenofobia, discriminación, exclusión, y luchar por el derecho de cada país a elegir el sistema político que decida, como dice la canción: «el derecho de vivir en paz», así como el derecho a la cimentación de nuestra identidad y patrimonio cultural. La crisis que padecemos es sistémica, el modelo neoliberal no ofrece opciones posibles de desarrollo. Ante el fascismo, la batalla por la hegemonía, el desastre ecológico en la Amazonia, los golpes militares y el intento de cerco a la revolución bolivariana en Venezuela, no queda más que construir una vía alternativa de solidaridad y lucha social progresista.

Nosotros como OLEP hemos expuesto un punto en nuestro Programa Mínimo de Lucha sobre la libertad a las formas de organización anticapitalistas y antiimperialistas, que hoy se presentan en suelo americano. Estemos pendientes, un fantasma recorre el suelo americano. Jornadas de lucha y resistencia nos esperan, así como solidaridad, debate, análisis y organización en la construcción de una propuesta programática diferente: el socialismo.

¡Destruir el neoliberalismo en los hechos para construir el socialismo!

¡Hasta la victoria siempre!  

NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección Internacional del No. 49 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), Enero, 2020.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.