El envío de un importante contingente militar estadounidense a Haití, por mucho que traten de disfrazarlo con ropaje humanitario, no tiene otra explicación que perseguir objetivos e intereses geopolíticos para mejorar su posicionamiento estratégico en la importante región del Caribe, donde la influencia del ALBA, con sus planes de integración y desarrollo independientes, ha venido […]
El envío de un importante contingente militar estadounidense a Haití, por mucho que traten de disfrazarlo con ropaje humanitario, no tiene otra explicación que perseguir objetivos e intereses geopolíticos para mejorar su posicionamiento estratégico en la importante región del Caribe, donde la influencia del ALBA, con sus planes de integración y desarrollo independientes, ha venido ganado terreno en los últimos años.
El proyecto del ALBA en la sufrida isla caribeña, conoció valioso anticipo en planes de colaboración iniciados por Cuba, con el propósito de crear las bases de un desarrollo sostenible necesario para que el pueblo haitiano comenzara a salir del atraso y la miseria causada por la explotación colonial e imperialista a que fue sometido primero por potencias europeas y después por los Estados Unidos, quien la invadió y ocupo militarmente durante largos años para propiciar luego sangrientas dictaduras lacayas.
Haití, como miembro observador del ALBA, había estado recibiendo en los últimos años importante colaboración. Venezuela lo había integrado al proyecto de Petrocaribe , mediante el cual recibía combustible a precios preferenciales; más de 900 jóvenes se habían graduado como profesionales y otros 600 cursaban estudios universitarios, muchos de ellos se formaron o se formaban como médicos en universidades cubanas; la alfabetización llevada a cabo con asesoramiento cubano enseñó a leer y escribir a 160 mil haitianos; los planes de atención médica, que incluían la construcción de hospitales con moderno equipamiento, ya cubrían 127 de las 137 comunas del país y estaban sustentados por el trabajo de unos 400 médicos y técnicos de la salud de Cuba.
El ALBA llevaba adelante proyectos de desarrollo en sectores significativos: pesca, energética, agricultura, infraestructura, aviación, comunicaciones y vivienda, entre otros.
El ALBA ha ganado influencia especialmente en el Caribe donde tiene cuatro miembros insulares: Antigua y Barbuda, Dominica, San Vicente y las Granadinas y Cuba. Haití mantenía su condición de observador. Ellos, unidos a Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, constituyen un nuevo factor político independiente en el continente que comienza a proyectarse con fuerza a nivel internacional, lo cual no pueden pasar por alto las reaccionarias oligarquías saqueadoras históricas de la región y mucho menos el imperialismo yanki , que la había administrado, hasta hace pocos años, como su patio trasero.
El nuevo intento de ocupación militar de Haití está enmarcado dentro del plan elaborado en Washington para revertir el progreso alcanzado, como lo fue el golpe militar contra el legítimo gobierno de Honduras, ex integrante del ALBA; la instalación de bases militares en Colombia; las provocaciones contra Venezuela; las campañas de difamación y los intentos de desestabilización contra los gobiernos independientes que integran la Alianza.
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.