En América Latina se están viviendo intensos procesos, muy distintos entre si, con contradicciones, fallos, problemas, sí, pero también con aciertos, búsquedas e inquietudes. Lo cierto es que Iberoamérica no sufre en su mayor parte los zarpazos de la crisis capitalista, porque muchas de sus repúblicas -no todas, pero si una mayoría- están buscando otras […]
En América Latina se están viviendo intensos procesos, muy distintos entre si, con contradicciones, fallos, problemas, sí, pero también con aciertos, búsquedas e inquietudes. Lo cierto es que Iberoamérica no sufre en su mayor parte los zarpazos de la crisis capitalista, porque muchas de sus repúblicas -no todas, pero si una mayoría- están buscando otras vías en las que la soberanía, la no sumisión a los mercados y las bolsas y su construcción y fortalecimiento del Estado, les hace orientar de otra forma su visión de la economía y ahora también de la política.
Cierto es que hay un grupo de repúblicas transformadoras con Venezuela a la cabeza, de hecho Caracas es la sede de la I Cumbre de la Comunidad de Estados de América y el Caribe (CELAC). En ella conviven desde la propia anfitriona, a Bolivia, Ecuador, Brasil, Perú o Argentina, hasta Cuba y Colombia. Nadie excepto, los vecinos del norte, ha quedado fuera. De hacho, hablando con propiedad, los han dejado fuera. Para los latinoamericanos y latinoamericanas el Sur de las Américas ya es en sí un continente. Un continente mestizo, distinto y donde algunos pueblos y mandatarios de esos pueblos creen e implementan la utopía.
Los pueblos de América, piensan, observan que Europa y los EE.UU están sumidos en una grave crisis económica, social y política. Observan no sin inquietud que Europa camina directa hacía una profundización de su crisis, porque ellos ya sufrieron esta situación, y que los EE.UU, con esos mismos problemas, incrementan su agresividad bélica al tiempo que aumenta su decadencia. http://portuarioenexcedencia.
La respuesta está clara -no desean el contagio- pues sus avances aún son débiles y están en sus inicios, luego han de buscar su propio destino. Incluso los gobiernos derechistas temen el contagio, y por lo tanto sus miradas ya no se vuelven tanto hacia el norte y el Occidente como hacia el Oriente y África.
De hecho los más progresistas y revolucionarios proponen una nueva alianza Sur/Sur con objeto de construir un fuerte polo antineoliberal y superador del capitalismo.
No todos están en la órbita de las grandes transformaciones. Hay fuertes, egoístas y violentas oligarquías criollas que apoyadas por los EE.UU, sus centros de pensamiento ultraconservadores y el PP español, con la FAES y Aznar a la cabeza, facilitan ideas, estructuras, medios y estímulos a las más reaccionarias. Mucha atención a la política exterior del PP españolista. Pero no solo. La llamada Internacional Socialista tiene un despiste y un colaboracionismo con parte de estas fuerzas, fruto de su eurocentrismo, atlantismo y xenofobia aunque esto último lo nieguen. En cualquier caso una mezcla de superioridad y desconocimiento que ataca a los pueblos americanos que partiendo de pobreza extrema, atraso y desregulación, sumado a la inexistencia del Estado, han convertido a estas sociedades en muy duras e injustas. Piénsese que el modelo que impusieron las oligarquías en América Latina fue el anglosajón, de ahí que las más avanzadas en lo social, incluso pro socialistas, lo primero que han hecho ha sido modificar sus constituciones. Era imprescindible para comenzar a construir la justicia.
También hay en Europa quienes desde presuntas posiciones de ultraizquierda que -mientras en sus Estados son incapaces de lograr ni alcanzar nada- exigen prisa, perfección, radicalidad y excelencia democrática a un continente arrasado hasta hace poco más de diez años, por sangrientas dictaduras militares, gobiernos corruptos de extrema derecha y pobreza extrema gracias al seguimiento de las políticas del FMI, el BM y la doctrina neoliberal al pie de la letra. También hay algunos impolutos liberales que se rasgan las vestiduras porque los gobiernos populares se defienden y articulan respuestas frente a los que desde las empresas periodísticas incitan al golpismo, la revancha y no reconocen las victorias democráticas de sus oponentes. Por cierto, esos mismos jamás denuncian las atrocidades de Colombia, México o la represión chilena a sus estudiantes. Su parcialidad los deslegitima.
Claro, lo mismo pueden decir de mí. Pero he comenzado reconociendo que esto no es un camino de rosas ni puede serlo. Es una obra ingente, difícil y con atavismos culturales y ausencia de cultura política -provocada por los EE.UU, Gran Bretaña y sus burguesias desde hace más de cien años- lo que en ocasiones dificulta los procesos.
El camino trazado
A raízz de los primeros procesos revolucionarios y antineoliberales, el ALBA y los primeros intentos de UNASUR y el Banco del Sur, los latinoamericanos y latinoamericanas, comienzan a buscar su destino y saben que este pasa por la integración regional. Ya antes del estallido de la crisis financiera de 2008, hecho este que les reafirma en sus objetivos.
Saben que deben unir su destino, pero también su comercio, sus finanzas y sus esfuerzos, para no depender de su gran estrangulador y empobrecedor, el FMI, y acabar con la dependencia, es decir con la deuda.
– Primera lección: La integración es un proceso político. Es una construcción política, no un mercado, no una voluntad del poder financiero e industrial, sino de los gobiernos democráticamente legitimados, y por tanto la economía se rige desde la política y los proyectos, incluidos los económicos y financieros, son políticos.
– Segunda lección: Se puede caminar a la integración regional con soberanía plena de los Estados. De todos los Estados. Esto garantiza y no mediatiza los distintos ritmos, y a su vez permite caminar hacia la superación del capitalismo. Por que me pregunto ¿Permitiría la Unión Europea que uno de sus socios tratara de construir el socialismo? ¿No sería bombardeado, invadido o cercado económicamente? En Europa, el principio de soberanía no existe ya y además el neoliberalismo es obligatorio. En España e Italia incluso es una doctrina constitucional.
– Tercera lección: Hay banca pública. Los bancos que se han nacionalizado, no se devuelven al sector privado. Los Bancos Centrales están controlados por los gobiernos, y el futuro Banco del Sur es una construcción política y sus gestores son economistas no neoliberales, o al menos no ultraliberales.
– Cuarta lección: No hay aliado imperial preferente. Su suerte económica, incluso los gobiernos de derechas, no la unen ya a las potencias centrales, excepto pequeñas repúblicas, algunas golpistas o muy agobiadas económicamente. A pesar del ALCA, el socio preferente ahora es China y los BRICS, incluidos los latinoamericanos, entre los que además de Brasil y Argentina hay que incluir a Perú y Venezuela. Venezuela sin finalizar el 2011 ha crecido más del 4% y no solo es una potencia petrolera, sino además ¡financiera!, y también los crecimientos de de Ecuador, Bolivia o Colombia -aunque éste con una distribución desigual, es de justicia reconocerlo-, también son dignos de tener en cuenta.
– Quinta lección: Fortalecimiento del Estado. Sobre todo en la zona ALBA, pero no solo. Las políticas económicas de estímulos gubernamentales, excepto en el casi «narcoestado» mexicano -en cuanto a los significativos- son moneda común. Se están nacionalizando sectores estratégicos o sociales. Hay más Estado, luego sobre todo los más populares y de centro-izquierdas o con gobiernos de izquierdas, no tienen crisis. Tienen mucho que avanzar y construir. Mucho que perfeccionar y sobre todo mucho más y mejor que repartir y redistribuir. La destrucción del Estado por militares, derechistas y capitalistas aliados ya les costó demasiado cara. Les cuesta a algunas repúblicas todavía demasiado cara, no solo en economía, sino también en derechos humanos y en narco-influencia.
Así pues la opción de la CELAC es una opción política, que busca la independencia continental y la creación de estrategias o al menos complicidades comunes. La CELAC pretende convertir a América Latina en un territorio de paz.
La CELAC es también una expresión clara del cambio del sistema-mundo y de que los pueblos de América, buscan su propio destino. Por todo eso la prensa corporativa y las cadenas de radio y televisión de Europa y los EE.UU, la silenciarán o la ningunearán. Por eso solo nosotras y nosotros debemos difundirla, puesto que los procesos de cambio y revolución americanos no solo son una referencia, no -seamos más prácticos- son una necesidad para los pueblos del mundo y para la democracia. Son la demostración de que hacer políticas NO NEOLIBERALES no solo es posible, sino que es la mejor medicina contra el paro, la pobreza, la quiebra de pequeños negocios y empresas y el acceso al crédito. Es la garantía de que la democracia se perpetúe en los pueblos y la mejor forma de luchar -al menos de partida- contra la dictadura de los mercados.
Aquí, no se escribe un cuento de hadas. Nada es fácil. Además algunos de ellos están optando por lo más difícil, así que al menos solo puedo pedir dos cosas, información y respeto.
Carlos Martinez Garcia. Ex presidente de ATTAC España y politólogo analista de la Fundación CEPS
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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