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El telón de hierro europeo

La crisis de los refugiados lista para el desastre

Fuentes: Politics for the People

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.


Policías húngaros atacando a los refugiados durante una protesta ante un paso cerrado de su frontera con Serbia

El objetivo de una de las últimas cumbres del Consejo Europeo en Bruselas era articular una política unitaria respecto a la creciente crisis de refugiados y migrantes. En cambio, sirvió para poner de manifiesto las amargas divisiones existentes entre varios países europeos. Teniendo en cuenta la gravedad del asunto, las políticas egoístas de Europa sólo van a servir para empeorar una situación ya de por sí trágica.

Así es, varios dirigentes europeos, incluido el primer ministro de Italia Giuseppe Conte, volvieron a casa hablando triunfalmente de la «gran victoria» conseguida mediante una supuesta posición europea unida.

El ministro de Interior italiano, Matteo Salvini, utilizó términos más despectivos al explicar la nueva política de su país sobre refugiados y migrantes. «Sólo van a ver Italia en postal», dijo, en referencia a los refugiados que han estado llegando a ese país con la ayuda de los barcos de rescate humanitario.

El primero de esos barcos, el Aquarius, que había recogido a más de 600 refugiados y migrantes económicos, fue rechazado el 11 de junio (y acogido finalmente en puertos españoles), seguido por otro que transportaba unos 200 refugiados. Cuando Italia llevó a cabo lo que parecía una acción a todas luces excesiva, su decisión provocó una gran controversia política entre Italia, Francia, España, Malta y otros países.

No obstante, el pandemónium se ha sosegado desde entonces, a la vez que Conte declaraba que, tras la cumbre de Bruselas, su país «ya no está solo».

Lo que Conte, que preside un gobierno populista de derechas, quería decir es que la actitud poco acogedora de su país hacia los refugiados está ahora obteniendo un mayor consenso europeo.

El debate sobre los refugiados y migrantes ha llegado al punto de convertirse en fuente de inestabilidad política en países como Alemania, que no está considerado «un Estado de primera línea», como sucede en los países que es probable que sean el primer destino de los refugiados que escapan de la guerra o de la pobreza en casa.

Austria y otros países también están atrapados en la crisis, cada uno con un electorado enojado propio al que apaciguar.

Sobre el papel, los representantes de los países europeos llegaron, de hecho, a un acuerdo. El problema real se planteó tan pronto como las delegaciones regresaron a sus respectivos países.

A pesar de la oposición de Polonia y Hungría, y de las amenazas italianas de «vetar» cualquier texto que no sea consistente con sus prioridades, el Consejo llegó a un acuerdo en cuatro puntos principales:

Primero, el establecimiento de centros de desembarco fuera de los territorios europeos, que probablemente se fijarían en el Norte de África. En esa primera etapa, los migrantes económicas serían separados de los solicitantes de asilo político.

Esta primera condición se ha hecho en el vacío sencillamente porque, como informa el Guardian, «ningún país norteafricano está dispuesto a albergar centros de migrantes para procesar las solicitudes de los refugiados» en primer lugar.

Segundo, los europeos acordaron reforzar los controles fronterizos a través del sistema del Frontex.

Aparte de las cuestionables tácticas de esta policía fronteriza paneuropea, este sistema lleva años en uso y es difícil imaginar cómo va a «fortalecerse» para traducirlo en un sistema de control fronterizo más eficiente o más humano.

Tercero, el Consejo pidió la creación de centros de procesamiento de refugiados y migrantes «controlados» dentro de la misma Europa, donde al igual que en los inexistentes centros norteafricanos, se separaría rápidamente a los refugiados que huyen de un conflicto de los migrantes económicos.

Esta clausula se ofreció como un paso «voluntario» que cualquier Estado podría ejercitar cuando lo considere conveniente, lo cual, una vez más, no va precisamente a contribuir a lograr una política europea unida sobre la cuestión. Sin embargo, a pesar de la naturaleza voluntaria de esta disposición, bastó para provocar otra controversia política en Alemania.

Poco después de que el Consejo emitiera su declaración final, Horst Lorenz Seehofer, el ministro del Interior alemán, amenazó con abandonar la coalición de gobierno de Angela Merkel.

La cancillera alemana está ahora bajo una doble presión, por una parte, desde su coalición rebelde, pero también a causa de una masiva campaña política orquestada por el partido de extrema derecha «Alternativa para Alemania». En realidad, la popularidad de este último grupo se debe en gran medida a su sentimiento antiinmigración.

Finalmente se alcanzó un compromiso que pedía el establecimiento de «centros de tránsito» de migrantes en la frontera austriaco-alemana. Sin embargo, en vez de resolver un problema, la decisión creó otro al desencadenar una nueva controversia en la misma Austria.

Austria, que también tiene un electorado populista y antiinmigrante propio al que aplacar, teme que la proximidad de los «centros de tránsito» alemanes pueda forzarla a recibir los refugiados que Alemania rechace.

«Si Berlín introduce medidas nacionales que provoquen una reacción en cadena, podría implicar que Austria tenga que reaccionar», comentó el canciller austriaco Sebastian Kurz en una conferencia de prensa. Desde luego, la magnitud de esta «reacción» tendrá que determinarse más tarde, dependiendo de la naturaleza de las contrapresiones que provengan de la misma Austria.

De hecho, Austria ha amenazado ya con cerrar el paso de Brenner que la conecta con Italia.

La cuarta, y última, decisión del Consejo Europeo hizo un llamamiento para que se impulsaran las economías norteafricanas y se ofreciera entrenamiento a la guardia costera libia.

Por muy altruista que pueda sonar esta última disposición, es realmente la más ridícula, especialmente porque se introdujo en la agenda a partir del entusiasmo francés. Incluso si uno ignora la historia colonial de Francia en África -basada en la noción de usurpar los recursos africanos a través de la amenaza militar-, no se puede ignorar el papel actual que Emmanuel Macron está jugando en el actual conflicto libio.

Diversos medios de comunicación sugieren que el gobierno de Macron está prosiguiendo con el legado de intervención iniciado por el gobierno de Nicolas Sarkozy, muy especialmente con la intervención militar de marzo de 2011.

Libia, un Estado fallido por excelencia, está ahora combatiendo guerras ajenas en las que Italia y Francia son los principales jugadores.

Teniendo esto en cuenta, sería absurdo sugerir que Macron está interesado en respetar la soberanía y en apoyar las economías de Libia y otras naciones norteafricanas.

Si consideramos los pasados fracasos y la poca voluntad de resolver la cuestión de los refugiados, es duro imaginar que uno de los mayores desafíos de Europa vaya a resolverse como resultado de la cumbre de Bruselas y su deslucido «acuerdo».

Europa continúa abordando la crisis de refugiados en términos de seguridad, presiones populistas e identidad nacional, en lugar de una crisis humanitaria mundial auspiciada por las guerras, los conflictos políticos y la desigualdad económica, de todo lo cual no puede decirse que Europa sea inocente.

Mientras Europa continúe actuando con una definición sesgada de la crisis, esta continuará creciendo, con consecuencias muy graves para todos los involucrados en ella.


(Romana Rubeo, escritora italiana, ha colaborado en este artículo)

Ramzy Baroud es periodista, escritor y director de The Palestine Chronicle. Su último libro es The Last Earth: A Palestinian Story (Pluto Press, Londres, 2018). Baroud es doctor en Estudios Palestinos por la Universidad de Exeter y profesor no residente del Orfalea Center for Global and International Studies, Universidad de California Santa Barbara.

Su página web: www.ramzybaroud.net.

Fuente: http://www.ramzybaroud.net/europes-iron-curtain-the-refugee-crisis-is-about-to-worsen/

Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.