El 16 de noviembre de 1989, militares pertenecientes a las brigadas especiales contrainsurgentes del ejército salvadoreños cercaron e irrumpieron en las instalaciones de la UCA (Universidad Centroamericana) de San Salvador, masacrando a seis padres jesuitas y dos mujeres. Según las investigaciones realizadas después de la firma de los Acuerdos de Paz en El Salvador (1992), […]
El 16 de noviembre de 1989, militares pertenecientes a las brigadas especiales contrainsurgentes del ejército salvadoreños cercaron e irrumpieron en las instalaciones de la UCA (Universidad Centroamericana) de San Salvador, masacrando a seis padres jesuitas y dos mujeres.
Según las investigaciones realizadas después de la firma de los Acuerdos de Paz en El Salvador (1992), los principales responsables de esta masacre, así como del asesinato de Monseñor Oscar Arnulfo Romero (1980), de las cuatro monjas norteamericanas de la orden Maryknoll (1980) y de un sinnúmero de otros trágicos eventos en toda América Latina, fueron egresados de la tristemente famosa Escuela de las Américas (School of the Americas – SOA, por sus siglas en inglés).
A partir de 1990, como reacción a ese grave acontecimiento, decenas de miles de ciudadanos estadounidenses se juntaron y fundaron el Observatorio de la Escuela de las Américas (SOA Watch), teniendo como objetivo principal el cierre definitivo de esta escuela «de asesinos, torturadores y golpistas», como dijo a Opera Mundi el sacerdote y fundador de esta organización, Roy Bourgeois. Cerca de 180 miembros del movimiento han sido encarcelados por solidarizarse con los afectados por la Escuela de las Américas. El padre Bourgeois ha pasado más de cuatro años en la cárcel por estar exigiendo el cierre de esta institución.
Fundada en 1946 en Panamá para entrenar a soldados latinoamericanos en técnicas de guerra y contrainsurgencia, y trasladada a Fort Benning, Georgia, en 1984, la SOA, hoy rebautizada como WHINSEC (Instituto de Cooperación y Seguridad del Hemisferio Occidental), ha entrenado a más de 64 mil soldados, «muchos de los cuales han resultado ser destacados violadores de los derechos humanos en sus propios países», señala el sacerdote.
Según Bourgeois, esta escuela representa la máxima expresión de la política exterior norteamericana, y sigue jugando un papel muy importante en la estrategia de reposicionamiento de Estados Unidos en América Latina, y en la remilitarización de Centroamérica en el marco del combate al narcotráfico y el crimen organizado.
Leer las primeras tres entregas del reportaje especial:
– Centroamérica se remilitariza para la «guerra contra la droga» impuesta por Washington
– «La guerra contra las drogas es un fracaso», dice directora del Programa de las Américas
– Organizaciones: remilitarización de Centroamérica provoca más muertes y violencia
Opera Mundi: ¿Cómo describiría la Escuela de las Américas?
Roy Bourgeois: Como una escuela de asesinos, torturadores y golpistas, que lamentablemente es muy bien conocida en toda América Latina. Ahí se han entrenado a más de 60 mil soldados, la mitad de los cuales colombianos. Por más de 20 años hemos acompañado la trayectoria de estos graduados y hemos encontrado cientos de conexiones con las más graves atrocidades cometidas en América Latina durante las dictaduras militares de las décadas pasadas. Además, es un claro símbolo de la política exterior de mi país (Estados Unidos).
OM: ¿De qué manera representa la política exterior de Estados Unidos?
RB: Estados Unidos está acostumbrado a expandirse en un continente que considera suyo, y lo hace extendiendo sus fuerzas y su influencia para controlar cualquier tipo de proceso progresista o de izquierda en América Latina. En este sentido, la Escuela de las Américas siempre ha sido parte de esta estrategia. No es un caso que los intentos de golpes de Estado que se dieron en los últimos años en Venezuela (2002), Honduras (2009) y Ecuador (2010), fueron liderados por egresados de la SOA.
OM: ¿Hay vínculos con intereses económicos, además que políticos y estratégicos, en la región?
RB: Por supuesto que los hay. El Pentágono dice que ahí enseñan la democracia y la defensa de los derechos humanos, lo cual es absurdo y tristemente ridículo. El papel de la SOA sigue siendo la defensa de los intereses económicos de Estados Unidos y de sus transnacionales en América Latina, en colusión con las oligarquías locales.
Por suerte, los pueblos están despertando, se están organizando y uniendo, y le están diciendo al imperio que ya no puede venir en estos países como hacían los ‘conquistadores’, para explotar sus recursos y sus pueblos. Ya hay seis países – Venezuela, Bolivia, Argentina, Ecuador, Uruguay y Nicaragua – que han dicho que no van a enviar más soldados a Fort Benning. La decisión que el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, acaba de tomar, va a ser de ejemplo para el resto de la región centroamericana.
OM: ¿Cómo esta situación que usted está describiendo se relaciona con la lucha contra el narcotráfico impulsada por Estados Unidos en Centroamérica?
RB: El proceso de remilitarización que se está dando en la región y la violencia que ha acarreado nos preocupa. Es parte de la misma dinámica de control y de reposicionamiento estratégico de Estados Unidos, porque nunca va a parar hasta detener cualquier proceso de independencia latinoamericana.
Lo hemos visto recientemente con el golpe de Estado en Honduras y con los intentos fallidos perpetrados contra gobiernos que pertenecen al Alba (Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América).
OM: ¿Cómo van a continuar esta lucha para el cierre de la SOA?
RB: Cada año se gastan más de 30 millones de dólares de nuestros impuestos para financiar la SOA, mientras tanto cortan el presupuesto de educación. Las personas continúan sumándose a la lucha y ya estamos viendo resultados importantes. Hay decenas de congresistas que han firmado una petición para el cierre definitivo. Esperamos que, a medida que más países latinoamericanos vayan juntándose a la iniciativa, más congresistas se sientan estimulados a dar ese paso.
OM: Usted, así como muchas otras personas, ya fueron encarcelados por llevar esta lucha adelante…
RB: Y lo vamos a seguir haciendo, trabajando para concientizar a la gente y a los gobiernos. Lograr el cierre de este ‘monstruo’ sería algo extraordinario. Desde ya invitamos a toda la gente que quiera participar frente a las instalaciones de Fort Benning el 16 y 17 de noviembre próximo.
Fuente original: Opera Mundi