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Perú

La fiera herida

Fuentes: Rebelión

Se ha dicho, y es verdad, que nunca es más peligrosa y agresiva una fiera, que cuando está herida. Pues bien. Eso es precisamente lo que ocurre con la Mafia apro-fujimorista que busca recuperar sus privilegios mal ganados y destruir la expectativa de los peruanos por un país mejor, más humano y más justo. Si […]

Se ha dicho, y es verdad, que nunca es más peligrosa y agresiva una fiera, que cuando está herida.

Pues bien. Eso es precisamente lo que ocurre con la Mafia apro-fujimorista que busca recuperar sus privilegios mal ganados y destruir la expectativa de los peruanos por un país mejor, más humano y más justo.

Si quisiéramos percibir la naturaleza de los acontecimientos de hoy podríamos verlos a partir de los elementos más acuciantes que se presentan al debate de los peruanos.

El primero de ellos, tiene que ver con la periodista Milagros Leiva. Ella fue, hasta hace algunos días, figura prominente de la tele privada. Tuvo dos programas políticos en «América TV» y «Canal N» y las columnas abiertas del decano de la Prensa Nacional, la versión peruana de «El Mercurio», de Chile. Súbitamente, cayó en desgracia.

Para sorpresa de todos, fue acusada de hacer uso de procedimientos poco éticos para obtener informaciones. Las primeras indagaciones pusieron al descubierto que, en efecto, había viajado sigilosamente en cinco oportunidades a Bolivia, y proporcionado gruesas sumas de dinero a Martin Belaunde Lossio para «arrancarle·» confesiones. Se habló, inicialmente, de 30 mil dólares y luego de 60 mil, sin que fuera posible conocer los procedimientos de entrega de esas sumas. Se supo, sin embargo, que ellas se habían dispuesto para «asegurar» una entrevista concedida a esos medios por el ya prófugo de la justicia.

Por el sesgo de las entrevistas -fueron dos- se tiene idea clara de lo «pactado»: la suma de dinero fue entregada para que éste, involucrara a Nadine Heredia, la esposa del Presidente Humala. Si Belaunde no hubiese aceptado eso, no se habría beneficiado con el trato, porque allí radicaba «la carnecita» que debía sustentar la campaña que la Leiva hacía en sus programas contra la Presidenta del Partido Nacionalista y segunda figura en importancia en la política peruana.

El tema viene al caso y permite preguntarse: si la Leiva «pagaba» sumas de dinero para arrancar acusaciones o sospechas contra la llamada «Primera Dama» de la Nación, ¿cuántas otras declaraciones del mismo signo habrán sido arrancadas con similar procedimiento?

Ella, que pagó al señor Belaunde para ese efecto, ¿No habría pagado también a la empleada de la familia Humala que «se robó» las agendas hoy discutidas judicialmente; o al señor Quintana -ex «líder nacionalista»- y a varios otros que transitaron por la misma ruta y que comparecieron ante sus Cámaras para declarar contra NHA? Y ese procedimiento generoso y lucrativo ¿no habrá sido usado por algunos otros de los furibundos «comentaristas» de la Tele que día tras día, y a todas horas, destilan los mismos cargos y repiten las mismas monsergas con similar propósito?

Baste percibir al hecho que hoy diversos «medios» ligados a la Mafia pretenden encumbrar a la Leiva proclamándola «paradigma del periodismo de investigación» y «mártir» de la prensa nacional. Y saber, adicionalmente, que ella contrató -tal vez por una suma mayor- al abogado Nakazaki -el mismo de Alberto Fujimori- para que «la defienda» ante eventuales procesos judiciales.

Para explicarse, en este marco, por qué «cayó en desgracia» la señora Leiva y fue despedida malamente por medios que buscan propósitos similares a los que ella alienta, sería necesario recordar una vieja frase de Juan Domingo Perón: «cuando una espiga sobresale en un campo de trigo, lo mejor es cortarle la cabeza». Y es así. Los métodos que regulan las relaciones entre los miembros de la clase dominante, no entran en consideraciones de lealtad o de respeto. Son los intereses, los que priman. Y la señora Leiva, que hoy acusa al gobierno de haber tramado su despido, debió percibirlo antes.

Un segundo caso, se refiere al recientemente capturado Gerald Oropeza, el llamado «Tony Montana peruano», intervenido por efectivos de la policía ecuatoriana y peruana cuando vivía escondido en un balneario del Guayas. La detención del prófugo, se esperaba desde abril, pero al decir de sus familiares más cercanos, había «pasado a la clandestinidad» y estaba a buen recaudo. Su propia madre aseguró que ella «lo tenía protegido», y que «no lo entregaría a la justicia» porque era inocente.

En verdad, es uno de los más cuestionados personajes de la vida nacional. Acusado por diversos delitos, se escabulló gracias a recursos y conexiones, que fueron también políticas. Gerald, hijo de un conocido líder aprista, fue él mismo, del partido de García; se vio beneficiado con jugosos contratos durante la gestión de AGP; tuvo como «asesor legal» al procesado por los narcoindultos Facundo Chinguel; y mantuvo otros vínculos amicales y familiares con el ex Mandatario y su cogollo partidista. Su captura, fue sorpresiva. Y hoy es calificada como «una cortina de humo» usada por el gobierno para encubrir sus «torpezas» Si no hubiese ocurrido, se hablaría de la «incapacidad» del gobierno para reprimir delincuentes y garantizar la seguridad ciudadana.

La detención de Oropeza, sin embargo, permite una reflexión elemental. Bien mirada la cosa, el Gobierno de Correa tuvo una participación decisiva en su captura; del mismo modo que el gobierno de Evo intervino y entregó a Martin Belaunde; y el de Chávez, permitió traer a Vladimiro Montesinos. Contrariamente a lo que de manera obcecada asegura la Mafia, fueron los gobiernos progresistas de América los que ayudaron al Perú a capturar y procesar a estos pintorescos personajes. Debieran darle las gracias, en lugar de sepultarlos en el lodo, como lo hacen cotidianamente.

Lo que está claro es que una investigación seria al tema, habrá de arrojar gruesos cargos contra la corrupta dirigencia del APRA, que no sabe ya cómo «limpiar» su ya enmohecida imagen.

Un tercer elemento tiene que ver con el caso de un policía de seguridad, Emerson Fasabi, fallecido sorpresivamente hace poco. La campaña en torno al tema se orienta a asegurar que Ollanta Humala tiene la responsabilidad principal en el deceso de este personaje. Incluso se desliza la idea de que «lo mató» o «o hizo matar». Por eso insisten en «investigar la muerte», por vía parlamentaria, a más de judicial. Es, para la Mafia, un muerto apetitoso.

Se aclarará, sin duda, lo ocurrido en el caso; pero lo primero que se desliza de la indagación más elemental, está referida a la entrega del cadáver de Fasabi, que permaneciera 15 en la Morgue de Lima sin que nadie reclamara por él. Se dice que con dinero de Humala y por orden de éste, el cuerpo del occiso fue entregado a su madre en un inhóspito caserío de la selva central.

Quien tuviese que ver, directa o indirectamente, con la muerte de alguien y no quisiera responder por el hecho, habría hecho cualquier cosa, menos entregar los restos del occiso. Dejaría la «prueba del delito» a disposición de cualquiera. Los muertos, hablan. Pero, como dice el fujimorista Aguinaga, «ya la duda está sembrada». Y para ellos, eso es lo que importa.

Se busca relacionar la muerte de Fasabi con la truculenta historia de «las agendas» de Nadine. Ellas fueron sustraídas hace más de 8 meses. Y han estado en poder de distintas personas que las han manipulado a su antojo, lo que resulta por cierto extremadamente fácil.

Ahora sucede que las «agendas» son algo así como la Computadora de Reyes, el Comandante de las FARC que fuera asesinado en Colombia. De esa computadora se «extrajo» toda clase de documentos. La CIA es experta en la materia. Lo hizo antes con los documentos de Rancagua; luego, con los de Miami; después con los del economista cubano Cepero Bonilla, quien pereciera en un accidente aéreo ocurrido en la cercanía de Lima a inicio de los años 60.

Esas agendas pudieron originalmente haber sido de NHA, pero sin duda han sido trajinadas hasta el cansancio y hoy deben contener no sólo diversos tipo de letra; sino también distinto contenido. El «experto» dice haber estudiado 10 páginas de ellas para acreditar que es «su letra». De las otras casi 200 páginas, que se encarguen otros.

En este convulso marco político, los rumores de Golpe de Estado crecen. Para algunos, es la manera más rápida de «acabar con Humala» -con lo que sueñan ardientemente-. Por lo pronto, la denuncia contra Nadine, aprobada en el Congreso, es un paso adelante Y es también una manera de echar más leña al fuego. Y en todos los casos, es procedimiento usado antes y que conoció diversas capitales: Honduras, Paraguay, y más recientemente Guatemala

No hay que bajar la guardia, entonces.

Gustavo Espinoza M. Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.