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La trama frente a la fortaleza del poder democrático-revolucionario en Nicaragua

Fuentes: Rebelión

En Nicaragua se ha tratado de instaurar, mediante una diversidad de vehículos y mecanismos (Fake news, no-noticia, pos-verdad, manipulación, tergiversación, alteraciones, otros) una matriz de falsedades con relación a los eventos acaecidos en los últimos días, los cuales, a simple vista, son una trama desestabilizadora, cuyo fin último es orquestar un golpe de Estado. Este […]

En Nicaragua se ha tratado de instaurar, mediante una diversidad de vehículos y mecanismos (Fake news, no-noticia, pos-verdad, manipulación, tergiversación, alteraciones, otros) una matriz de falsedades con relación a los eventos acaecidos en los últimos días, los cuales, a simple vista, son una trama desestabilizadora, cuyo fin último es orquestar un golpe de Estado. Este golpe lo tratan de ejecutar por medio de los mismos, y otros mecanismos, de los que se han valido algunos agentes en los últimos tiempos en países de Nuestramérica, así como en otros continentes para tratar, o en algunos casos, consumar tales golpes. A estos acontecimientos se les ha denominado o apellidado de diversas formas: primaveras árabes, de colores, golpes suaves, blandos, en etapas, continuado, sistemático, entre otros.

Decimos los «mismos y otros mecanismos» porque, al momento de observar los movimientos de quienes han estado detrás de la trama en Nicaragua, se evidencia la puesta en práctica del guion en cinco etapas que incluye centenares de acciones fuera de la ley, ideado por Gene Sharp, a quien la maquinaria mediática occidental ha querido enmascarar como filósofo y no es más que un nuevo agitador «ideologista» imperial/colonial. En el caso de Nicaragua, los agentes (internos y externos) se han valido también de otros métodos que confirman la intención de llevar a una deriva mayor, lo que, el mismo Presidente de la República de Nicaragua Comandante Daniel Ortega, calificó de protestas en todo su derecho por el seguro social siempre que se desarrollen de forma pacífica, tal como sucede en cualquier país del mundo, expresó. Vistas las cosas así, podemos decir que de parte de estos agentes, jamás hubo intención de que tales protestas se desarrollaran de forma pacífica, pues se valieron del patrón atávico que en nuestros pueblos rápidamente se pasa a la confrontación y, en ese momento, derivaron las protestas en altercados violentos, utilizando las redes sociales virtuales, no para expresar indignación, como teorizó Manuel Castells, sino para proferir odio, resentimiento, violencia pura y, en ese ínterin, llevar la refriega a la inútil pérdida de vidas. Estos agentes aprovecharon el momento para incitar a acciones violatorias de los Derechos Humanos básicos de libre circulación de la población, obstruir el acceso a los alimentos a la ciudadanía, a los servicios sanitarios, al bloqueo del traslado de la producción de pequeños y medianos productores, a la instigación de destrucciones y saqueo de bienes públicos y privados, en fin, a enfrentamientos que han cobrado la vida de personas de ambas posiciones, entre otras infracciones. Asimismo, instrumentalizaron de forma despiadada para manipular las emociones ( Moïsi) los siguientes elementos:

  1. Lo «autoconvocado», cuando en verdad quienes han estado manejando los hilos de la trama se han ubicado en un maquiavélico juego de espejos. Han sido reconocidos y denunciados por el pueblo y los medios del Poder Ciudadano. Así también pretenden hacer creer que las recientes manifestaciones son «autoconvocadas». Basta responder una sola pregunta para desmontar tal embuste: ¿quién paga las banderas?

  2. La figura del estudiante. Estos en un principio estaban ahí, luego fueron cooptados y enmarañados con personajes cuya carrera delictiva tiene inventario copioso. Esto, igualmente, ha sido denunciado por múltiples jóvenes que han conseguido liberarse de los reductos donde permanecen quebrantado el Derecho de la mayoría a continuar estudiando y alterando la tranquilidad psicosocial de los vecinos.

  3. La muerte de ciudadanos. Tal como expusimos, la protesta la derivaron a refriega violenta, confrontativa, utilizando a sujetos armados, altamente violentos y la extremaron a saqueos, quemas de bienes públicos y privados, bloqueos de carreteras. Ante ello, hubo una respuesta, tanto de la población que defendía sus bienes, como de las instancias que deben guardar el orden, condición indispensable dentro del equilibrio democrático para el resguardo de la seguridad ¿Hubo desproporción? El informe de la CIDH y las investigaciones posteriores definirán el rumbo de la justicia. Ahora bien, el Diálogo Nacional, mecanismo institucionalizado por el Buen Gobierno Sandinista en estos años, como instrumento democrático para el empuje de las políticas públicas, tiene como nombre y objetivo, el hacer Justicia con relación a estos hechos trágicos y dolorosos en nuestro país.

Es en estos precisos momentos que la tónica de la trama cambia, y de protestas violentas que decían reclamar los Derechos sociales, pasan a orquestar el golpe de Estado. La explicación es la siguiente: estos agentes no han podido durante todo este tiempo, hacer mella alguna, siguiendo las reglas del juego democrático de disputa del poder (elecciones, confianza del pueblo, consultas, otros) en la fortaleza del Proyecto Sandinista. Al contrario: el respaldo a las políticas y la gestión eficaz y efectiva de la administración pública de parte del Presidente-Comandante Daniel Ortega y la Vicepresidenta Poeta Rosario Murillo que ha conseguido logros socioeconómicos, políticos, culturales, educativos, género, de talla mundial, reconocidos por organismos internacionales, ha sido el elemento concreto para la vinculación del pueblo nicaragüense con el Proyecto Sandinista. Todo esto ha logrado erradicar paulatinamente los mecanismos estructurales de exclusión, pobreza, desigualdad (el coeficiente de Gini se ha reducido de un 4. 4 a menos del 3) heredados por los gobiernos neoliberales. Al verse, imposibilitados de disputar el poder mediante los dispositivos democráticos, ante la avalancha de logros del Buen Gobierno, estos agentes, pensaron encontrar en estos eventos el burdo formato destructivo para consumar su trama. Todo al margen de las reglas que establece la constitución. En este sentido, como parte de las cadenas de la trama pretenden brindarle fisonomía de levantamiento popular he inventan que «el pueblo se levanta» cuando en verdad son agrupaciones que se juntan para destruir, saquear y bloquear la posibilidad de circular con toda libertad, tal como sucedía hace unas semanas en Nicaragua. Veamos: aunque ese 32% de la ciudadanía que ha escogido otro rumbo en las últimas elecciones se les juntara, lo cual no es así, (en sus recientes manifestaciones no alcanzan ni las cifras que luego sobredimensionan y en las imágenes de los tranques se ve un reducido grupo de personas, eso sí, altamente violentas ), no pueden hablar del pueblo en sentido estricto y concreto del término o como categoría política, puesto que hay un 68%, (después de estos actos irresponsables, irracionales y destructivos , estamos seguros que ese 68% que ha votado a favor del FSLN ha crecido), que está inamovible, apoyando al Proyecto del Buen Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional. Ahí su fracaso. De ahí el tratar de mantener, arreciar la destrucción y bloquear el Diálogo Nacional. Es por ello que los eventos irresponsables han desembocado en el desenmascaramiento de la trama golpista frente al poder democrático-revolucionario constituido y sostenido por el pueblo nicaragüense, en quien radica la positividad de luchar y conservar la paz, la justicia, las transformaciones que con tanto trabajo se han alcanzado con el Proyecto Sandinista. Proyecto que ha conseguido ir construyendo gradualmente, una Nicaragua justa, democrática, soberana e igualitaria.

En la mesa del Diálogo Nacional, estos agentes, han tratado de impulsar un golpe de Estado, como denunció el Canciller Denis Moncada. Lo pretenden hacer de forma simple, irrisoria, sin empacho, con la más burda de las osadías, esgrimiendo una retórica mecánica, vacía, apenas gramatical y balbuceante, amparados en la manipulación, la distorsión, la instrumentalización, sin respaldo jurídico, ni administrativo y menos popular. Este es el verdadero meollo de su fallida trama: la no-argumentación, la ausencia de propuesta y entonces derivarlo todo en odio, muerte, violencia irresponsable y destructiva.

* Carlos Midence es Embajador de Nicaragua en España, representante permanente ante la OMT e IBE.TV, académico, escritor, intelectual comprometido, Premio Internacional de Pensamiento y Ensayo Sial Pigmalión.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.