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Entrevista a Mónica Riet militante activa en la solidaridad uruguaya con el pueblo de Haití

«Las bandas paramilitares en Haití están apañadas por la OEA, la ONU y la BINUH»

Fuentes: Rebelión

M.H.: Se ha suspendido el referendo constitucional que estaba planteado para el 27 de junio, que tenía por objetivo modificar la Constitución haitiana. Tu interés por comentar esto tiene que ver también con lo que considerás un cerco mediático hacia Haití que está atravesando una crisis humanitaria profunda.

M.R.: Efectivamente, lo que está sucediendo en Haití en este momento es una verdadera guerra desatada contra el pueblo, como lo estamos viendo en Colombia y lo hemos visto también en Chile y Ecuador, pero solamente no nos están llegando las imágenes como sí nos llegan de estos otros países. No llegan ni por medio de noticias abiertas ni por redes sociales. 

Ese cerco que hay sobre Haití no es nuevo, se suma al problema del idioma. Pero en Haití el nuevo terrorismo de Estado que se ha conformado en un país que sigue ocupado por la ONU, una misión del Consejo de Seguridad de este organismo que se llama BINUH (Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití) dirigida por una representante norteamericana supremacista blanca que ha dicho públicamente que se enorgullece de haber favorecido la federación de las bandas paramilitares que se llaman G9 porque eso es más efectivo para tratar con una persona, con el jefe de una de estas bandas y no tratar con muchos jefes a la vez. 

M.H.: ¿Estas bandas armadas están bajo la protección de la ONU? 

M.R.: Totalmente, apañadas por la OEA, la ONU y la BINUH donde se encuentran representantes de la embajada de los EE UU, Canadá, Francia, la Unión Europea y Brasil. Esta es la dirección política. En realidad, Jovenel Moise, que está gobernando de manera dictatorial desde el 7 de febrero, ya lo era antes porque entró con fraude electoral y ya lo querían sacar desde que entró. Pero desde el 7 de febrero, formalmente ese mandato que él asumió fraudulentamente terminó y, sin embargo, la OEA y la ONU lo están apañando en este año de más para poder realizar este referéndum constitucional que decís, por una Constitución que osaron redactar entre los técnicos de la OEA, de Almagro y de Jovenel Moise, de manera totalmente ilegal, una nueva Constitución que permita darle impunidad a los gobernantes actuales, que son del partido PHTK que son duvalieristas, de extrema derecha, un partido fascista.  

En definitiva, Estados Unidos con las misiones de la MINUSTAH, la MINUJUST y la BINUH, ha provocado dos grandes fraudes electorales, en los que participaron nuestras tropas, tanto uruguayas como argentinas. Uno en el 2010 donde asumió Michel Martely y en 2016 cuando entró Jovenel Moise, donde se constituyeron los dos en dictadores, porque no hicieron elecciones, se quedaron sin Parlamento y ahora ni siquiera hay Poder judicial.  

Pero la diferencia es que en el caso de Moise, ya no cuenta con tropas militares y como vio que la resistencia haitiana, en vez de decaer, a pesar de la represión y masacre de parte de la MINUSTAH, fue creciendo producto del proceso de deterioro económico que vive Haití, que es el mismo que aplicó Macri en Argentina, solo que parte de un piso mucho menor.  

En 2018 hubo un paquetazo con el aumento de la gasolina del 25% y se produce un levantamiento popular, de ahí en adelante hubo varios levantamientos. La calle no la dominan ellos pero sí tienen las armas y armaron este sistema de bandas paramilitares. Ahora le sumaron pandillas.  

Desde EE UU entran las armas de guerra que superan el armamento que tiene la policía. A veces actúan conjuntamente con la policía contra los barrios populares que es donde está la resistencia y, en otras ocasiones, matan policías también, porque dentro mismo de la policía ha habido una desobediencia civil, policías que se han insurreccionado y han formado un sindicato.  

Realmente es una situación de mucha inestabilidad para el régimen neocolonial que mantiene EE UU pero ya de manera asfixiante porque se ha duplicado la cantidad de gente que pasa hambre, que pasa miseria de todo tipo. 

Camille Chalmers, economista, representante de la Plataforma para el Desarrollo Alternativo de Haití (PAPDA), integrante de la red CADTM- AYNA en CX36 (Montevideo) 

La extrema derecha haitiana desde 2010 secuestró el poder de manera totalmente ilegal con el apoyo de la ONU 

Yo voy a limitarme a tres consideraciones, primero es importante caracterizar el momento que estamos viviendo. Luego voy a señalar algunos elementos explicativos que tienen sus raíces en la historia de Haití y en las estructuras de dominación del imperialismo y la oligarquía y al final hablaré de la resistencia que el pueblo haitiano está oponiendo heroicamente frente a la terrible violencia que estamos sufriendo.  

Y en ese sentido hablaremos de algunas experiencias, en particular del Frente Patriótico Popular que es un intento nuevo de articular fuerzas progresistas que pueden dar respuesta a la situación actual y enfrentar los desafíos más importantes para el pueblo haitiano hoy. Así que la situación es tremendamente difícil.  

Estamos frente a un terrorismo de Estado que ejerce una violencia permanente contra el pueblo haitiano. Hoy se produjo una nueva masacre en Bel Air donde grupos paramilitares entraron y empezaron a matar. Es la tercera vez en poco tiempo que estamos viendo este tipo de masacres todos los días, pérdidas en vidas humanas, secuestros, violaciones, matanzas. Es un pueblo viviendo un Estado de sitio, terrorismo de Estado con una violencia enorme que se ejerce contra los luchadores democráticos, los defensores de DD HH y contra el pueblo en general.   

Uno de los blancos beneficiados son los barrios populares urbanos. Yo he vivido en Haití muchos momentos de crisis, pero es sin dudas el peor momento, donde la gente tiene miedo de salir a la calle, incluso durante el día, temiendo los secuestros y el accionar de los grupos paramilitares.  

Esa violencia que se ejerce contra el pueblo haitiano, donde uno de los blancos son las mujeres, se utilizan las violaciones y la violencia hacia las mujeres como elemento de desarticulación de las comunidades, un elemento muy importante para destruir los lazos de solidaridad dentro de las comunidades. Y esa violencia está inserta en un plan global de la extrema derecha haitiana que desde 2010 secuestró el poder de manera totalmente ilegal con el apoyo de los imperialistas y de la ONU durante el tiempo de la ocupación. En ese sentido es muy importante subrayar que esa violencia tiene como objetivo fundamental quebrar toda posibilidad de organización popular, de proyecto popular como respuesta a la crisis y como un intento de restaurar el ambiente de la dictadura duvalierista de los 30 años que sufrimos entre el 1957 y 1986.  

Es importante subrayar la relación que existe entre PHTK y la derecha latinoamericana, porque el imperialismo articula nuevas formas de prácticas políticas como intento de retomar el control total del continente. Después del período 1998/2015 donde muchas alianzas progresistas habían logrado cierto nivel de control del poder del Estado, estamos en una coyuntura en que el imperialismo está haciendo todo lo posible para cambiar el juego político y articular una nueva derecha.   

Y si analizamos los discursos, las prácticas de un tipo como Bolsonaro, se parece mucho al discurso de Trump, al de Moise y al de Martely. Es muy importante ver esa nueva derecha como una respuesta estratégica del imperialismo, dentro de otras respuestas como, por ejemplo, la militarización, el aumento de los presupuestos militares, de la cantidad de barcos en el Caribe, etc.  

Estamos ahora en un golpe de Estado, con un presidente cuyo mandato finalizó el 7 de febrero de 2021 que está ejerciendo un poder absoluto desde enero de 2020 y desde ese entonces entró en un proceso sistemático de destrucción de todas las instituciones, el Parlamento, la justicia, ahora acaba de destruir la UPC que era una instancia de defensa de los ciudadanos. Destrucción de las instituciones, reducción de su mandato o instrumentalización al servicio de ese proyecto de terrorismo de Estado de la extrema derecha.  

La policía nacional está totalmente quebrada y al servicio de ese proyecto. También está conectada con el accionar de los paramilitares en los barrios populares. En ese sentido, es fundamental ver que esa violencia permanente contra el pueblo haitiano, se beneficia de un silencio casi total de la prensa internacional y también de los imperialistas europeos y estadounidenses.  

Solamente durante las últimas semanas hubo un inicio de cambio del lenguaje, donde hay una cierta toma de distancia respecto de Jovenel Moise desde ONU y algunos senadores y diputados de Estados Unidos, con una carta firmada por 70 congresistas que hacen una denuncia bastante clara de lo que estamos viviendo hoy en Haití. 

Es muy importante que los movimientos de solidaridad puedan explicar lo que está pasando, vamos a evocar a cinco elementos que permiten explicar ese nivel de violencia que el pueblo haitiano está viviendo hoy. Todos conocen la gran revolución de 1804, anti colonialista, anti esclavista que introdujo una ruptura con el sistema capitalista que recibe una respuesta muy violenta desde los imperialistas incluyendo la famosa deuda de la independencia, donde tuvimos que pagar durante más de un siglo, más de 80% de los ingresos del Estado y esa naturaleza de la revolución haitiana explica que desde esa época hay una reinserción de la economía haitiana dentro del sistema capitalista, pero una reinserción particular que toma en cuenta esa revolución enemiga que hay que aislar y también que toma en cuenta todos los elementos de un capitalismo con un racismo sistémico. También hay que ver ese elemento fundamental que explica las relaciones y el modo de inserción de la economía haitiana en la economía mundial. 

El pueblo que se sublevó en 1986 reclamaba dos cosas: el fin de la dictadura y la transformación del Estado 

El segundo elemento es la ocupación del 1915 donde hay una transformación profunda del Estado de Haití con una nueva situación de tutelaje de control desde el exterior, desde el Departamento de Estado que se asegura que la clase política esté totalmente bajo el control de las orientaciones estratégicas definidas por el Departamento de Estado.  

Y es contra ese tipo de régimen político que el pueblo se sublevó en 1986 con un potente movimiento popular que reclamaba dos cosas fundamentales: el fin de la dictadura y la transformación del Estado. El pueblo en la calle decía “debemos cambiar el Estado” y ese movimiento popular muy potente quería cambiar el juego político e introducirse como actor dentro del juego político.  

Frente a eso la oligarquía haitiana, EE UU y los imperialistas reaccionaron con una tremenda violencia para destruir esa posibilidad de participación política. Esa violencia se expresó a través de muchas medidas, por ejemplo, los grupos paramilitares que ahora se llaman G9 y aliados, pero desde 1986/87 hubo otros grupos en forma de respuesta de la oligarquía y el imperialismo introduciendo nuevas fórmulas de violencia. Por ejemplo, la introducción de los secuestros se intensificó mucho durante la ocupación militar de la MINUSTAH, que es un fenómeno totalmente nuevo en Haití, no existía, ahora es un fenómeno recurrente y masivo. 

Estamos hablando que desde octubre del 2020 hubo un aumento del 200% de secuestros. La situación es terrible. Nuevas formas de violencia y una articulación siempre entre esos grupos paramilitares, el ejército y el gobierno.  

Para EE UU es un asunto estratégico evitar una alianza política entre Haití, Cuba y Venezuela 

Sufrimos varias ocupaciones militares, a veces de más de 20.000 soldados extranjeros y la más larga fue la MINUSTAH que ocupó el país durante 13 años con un balance trágico de muertos de cólera, de destrucción de las instituciones y de afianzamiento de las declaraciones de dependencia a la economía norteamericana, incluyendo la dependencia alimentaria. Así que la ocupación militar fue un momento muy importante.  

Esa ocupación no tenía solo el objetivo de reducir la posibilidad de participación popular en el juego político, pero también tiene un aspecto geopolítico, porque Haití se encuentra justo en medio de la ruta marítima entre Cuba y Venezuela, así que para EE UU es un asunto estratégico evitar una alianza política entre Haití, Cuba y Venezuela. Están listos para hacer todo lo posible para evitar eso que sería un paso hacia una pérdida del control de la cuenca del Caribe. Eso es sumamente peligroso para EE UU en un momento donde hay una disputa hegemónica, una transición hegemónica y donde China ya está muy presente en la cuenca del Caribe con inversiones muy importantes.  

El terremoto del 2010, fue un momento de vulnerabilidad y fragilidad que fue utilizado por el imperialismo para aumentar el nivel de dependencia y acelerar el nivel de destrucción del Estado. La revolución de 1804, la ocupación del 1915, la respuesta al movimiento popular de 1986, las ocupaciones militares durante el período de transición son elementos claves para entender la situación actual, y también las políticas neoliberales aplicadas de manera sistemática a partir de 1983 y que han desarticulado gran parte de la capacidad productiva del país creando una dependencia alimentaria terrible frente a EE UU y República Dominicana.  

El año pasado, en 2020, fue el récord donde importamos 244 millones de dólares de arroz, que podríamos haber cultivado aquí, y Haití, pequeño país de 12 millones de habitantes es el tercer importador más importante de arroz norteamericano en el mundo.  

Frente a esa situación el pueblo haitiano siempre estuvo movilizado, siempre resistiendo, siempre proponiendo otras vías y salidas frente a esa situación completamente inaceptable y con un costo de vidas muy elevado. La situación económica actual es terrible, dos años de recesión, una caída del valor del gourde con respecto del dólar de más de 157% en diez años, una inflación superior al 26%, un déficit impresionante a nivel de las cuentas públicas y un deterioro a nivel de las condiciones de vida. La cantidad de gente que sufre hambre se duplicó durante el gobierno de Jovenel Moise y las organizaciones no gubernamentales hablan de 4.4 millones de personas en situación de emergencia humanitaria.  

La resistencia haitiana fue permanente, admirable y durante los últimos cuatro años entramos en un ciclo permanente de movilización. Para darles una cifra, durante los 6 últimos meses de 2020 contabilizamos 80 manifestaciones por mes. Durante ese ciclo de movilizaciones de los cuatro últimos años hemos conocido movilizaciones amplias que superan un millón de participantes. Pero ese fuerte ciclo de movilización se enfrenta a la oligarquía y al imperialismo que sigue soportando la dictadura. Esa gran movilización tiene una debilidad organizativa, mucha lucidez política, mucha movilización, un crecimiento de la conciencia política de la gente pero debilidad organizativa.  

Así que para construir nuevas respuestas organizativas nosotros participamos en COMBIT una agrupación de organizaciones políticas sindicales y populares que está presente todos los días en las movilizaciones y en la calle, que fue la que introdujo el concepto de transición, de ruptura y que trató de dar contenido a una visión que permite empezar a construir las bases de un sistema de ruptura con el imperialismo y el sistema de dominación.  

Y también estamos participando en un frente que se llama Frente Patriótico Popular, que es una innovación política, donde hay presencia de partidos políticos de izquierda y representantes de siete frentes de movimientos sociales anti sistémicos. Y estamos en proceso de construcción a nivel del FPP para articular una respuesta que termine con la dictadura de Jovenel Moise, hacer fracasar la agenda imperialista y la de Jovenel Moise que quieren llevar adelante un referendo constitucional totalmente inaceptable y elecciones bajo el control exclusivo de la extrema derecha.  

Y estamos luchando para abrir un espacio de transición política que permita echar las bases de una transformación profunda de la sociedad haitiana para avanzar hacia lo que podríamos decir que la revolución haitiana de 1804 no ha terminado, y que debe seguir. La revolución de 1804 buscaba la ruptura con el sistema capitalista, esto es actual y debe reactualizarse y para eso necesita lazos permanentes cálidos y activos de solidaridad con ustedes.