Panamá experimenta un boom en lo que respecta al outsourcing (subcontratación de servicios). Cifras proporcionadas por la Autoridad Nacional de Servicios Públicos revelan que la tercerización laboral entre los panameños ha crecido un promedio de 25% en los últimos años. Las razones para el incremento son múltiples. Hay que llevarse en cuenta la posición geográfica […]
Panamá experimenta un boom en lo que respecta al outsourcing (subcontratación de servicios). Cifras proporcionadas por la Autoridad Nacional de Servicios Públicos revelan que la tercerización laboral entre los panameños ha crecido un promedio de 25% en los últimos años.
Las razones para el incremento son múltiples. Hay que llevarse en cuenta la posición geográfica del país y su moderna infraestructura de comunicaciones, con el acceso a cables subterráneos de fibra óptica. Pero una legislación laboral flexible y el contexto político también ayudan a entender porque empresas transnacionales están recurriendo a Panamá para ejecutar servicios tercerizados.
«Tenemos un gobierno de empresarios», explica Anayka De La Espada, subsecretaria de Educación de la Central de Trabajadores de la República de Panamá (CTRP). «Ricardo Martinelli es uno de los empresarios más grandes del país. Proviene de una gran cadena de supermercado, de donde se origina todos los 400 millones de dólares de su fortuna personal. También es dueño de empresas de importación y exportación.»
Anayka explica que, una vez en el gobierno, Ricardo Martinelli ha buscado elaborar políticas para beneficiar a los empresarios, de manera que obtengan niveles de ganancia aún mayores a costa de los trabajadores. Uno de los grandes ejemplos de la actuación del presidente panameño en contra de los trabajadores se expresó en la Ley 30, más conocida como Ley Chorizo, cuyo objetivo era aprobar un conjunto de medidas que, entre otras cosas, limitaba el acceso de los sindicatos a la cuota sindical y eximia al Estado de presentar estudios de impacto ambiental en obras que considerase de interés social.
Mano de obra barata
Una de las principales crías del neoliberalismo, el outsourcing es una antigua estrategia de las empresas para eliminar gastos y responsabilidades sociales y maximizar sus ganancias. Ha sido adoptado en todo el mundo, sobre todo por las grandes compañías transnacionales. Se trata de contratar empleados por intermedio de una segunda empresa, con salarios más bajos y sin la necesidad de cumplir con los derechos laborales.
«Un estudio realizado por la firma McKinsey Global Institute prueba que por cada dólar invertido en tercerización, la economía del país doméstico recibe por lo menos 1,12 dólares», divulga un informe publicado por la CTRP. «La mayor parte de este dinero -58 centavos- va para la empresa empleadora.»
Una de las actividades empresariales que más han adoptado la tercerización fueron los servicios de atención al consumidor, también conocidos como call center. Las grandes empresas suelen aprovecharse de la mano de obra más barata en países emergentes y montar allí, con intermedio de compañías locales, amplias oficinas de call center que se encargan de atender, vía telefónica, las demandas de varios países del mundo.
«Empresas como Vodafone, Telefónica, Dell Computers, Nextel, At&t y otras están usando centros de llamadas para servicio al cliente, soporte técnico, recaudación de documentos, informes y demás servicios», dice Anayka. Actualmente en Panamá el servicio de call center se ofrece tanto en castellano, la lengua oficial del país, como en inglés, hablada por muchos debido a la fuerte influencia de EEUU.
«Seguimos teniendo influencia de los EEUU, que nos ocupó por muchos años en las áreas del Canal y Colón. Ha sido bastante fácil para las empresas conseguir personal para trabajar», subraya la sindicalista. Sin embargo, y a pesar del bilingüismo de los trabajadores, los salarios suelen ser bajos. «El costo mensual promedio por empleado oscila entre los 500 y 650 dólares mensuales», revela Anayka. El salario mínimo en Panamá es de 416 dólares al mes.
Según la subsecretaria de la CTRP, hay dos maneras de llevar a cabo un call center. La primera, conocida como offshoring, consiste en colocar en Panamá una subsidiaria directa o indirecta de la propia compañía. La otra opción es contratar los servicios de una empresa dedicada a dichas actividades o realizar una empresa completamente nueva, que lleve bajo sus propias responsabilidades financieras y laborales en Panamá.
Zona Franca de llamadas
Anayka De La Espada dice que el país ha reservado una región especial, en los alrededores de la Ciudad de Panamá, para la instalación y operación de las empresas de outsourcing que trabajan con call center: es la llamada área Howard.
«El lugar era ocupado por una base militar de los EEUU cuando estaban aquí. Tenían allí sus centros y edificios. Es un área bastante amplia, incluso con aeropuerto. Ahora, los edificios están destinados a muchos de los call center que operan en el país», revela la sindicalista. «En Howard hay incluso un régimen legal distinto sobre el pago de impuestos, derechos laborales y migración: el gobierno les ofrecen beneficios a las empresas para que se instalen ahí.»
A pesar de los abusos, Anayka dice que todavía los trabajadores de los call center no se han logrado organizarse para denunciar las malas condiciones laborales que prevalecen en el sector. Eso porque el blanco de los contratos de trabajo (normalmente jóvenes) y la dinámica de contratación (con contratos temporales) dificulta y mucho la movilización de los empleados.
«Desde los sindicatos estamos tratando de denunciar la manera como los contratos son firmados. Los trabajadores son contratados por 6 meses, con 3 de prueba. Cuando este plazo se acaba, son obligados a firmar un nuevo contrato. Así, las empresas eliminan cualquier tipo de responsabilidad patronal hacia el empleado», explica la subsecretaria de la CTRP.
La dificultad de organizar a los trabajadores de los call centers se incrementa aún más porque se trata de «personal joven, que todavía no tienen formación sindical y son recién ingresados en el mercado laboral. No hay una base permanente para que tengan sus propios sindicatos.»
Por ello, una de las prioridades de la Escuela Sindical de la CTRP es añadir el tema del outsourcing en sus programas de formación para alertar a los trabajadores sobre el problema y estimularlos a denunciar estos abusos tanto al Ministerio de Trabajo como a los medios de comunicación.