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Planes de gobierno de los candidatos peruanos

Los subliminales mensajes de Fujimori y Humala

Fuentes: Rebelión

Un gran alboroto en la opinión pública peruana trataron de crear los opinantes de oficio de las ya derrotadas fuerzas neoliberales, que aún intentan injerir en la campaña electoral peruana. Ello fue en razón a una estrategia urdida por su propio fracasado aparato de propaganda. Desde hace algunos días habían tomado las palabras vertidas por […]

Un gran alboroto en la opinión pública peruana trataron de crear los opinantes de oficio de las ya derrotadas fuerzas neoliberales, que aún intentan injerir en la campaña electoral peruana.

Ello fue en razón a una estrategia urdida por su propio fracasado aparato de propaganda.

Desde hace algunos días habían tomado las palabras vertidas por algunos voceros de la agrupación política «Gana Perú» -Daniel Abugattás y Aída García- para aducir que Humala «iba a cambiar» su plan de gobierno propuesto a la ciudadanía.

Estas declaraciones se habían referido a que «se intentaría consensuar algunos contenidos del Plan de Gobierno» propuesto por Humala, «con las organizaciones e individualidades que se oponen a sus planteamientos» -léase agrupaciones neoliberales ya fuera de la contienda-.

Al entender de estas agrupaciones, los lineamientos de ese plan «vulneran» el predominante status quo establecido para el sistema neoliberal desde hace 19 años atrás, calificando ello como «un retroceso» al desarrollo nacional.

Esto desató un conglomerado de «seudo-noticias» y falsas opiniones, que iban desde cuestionar la forma de introducir cambios a los planes de gobierno ya propuestos por las agrupaciones, hasta el efecto «apocalíptico» buscado por la propaganda contraria de categorizar a Humala como un simiente «del ejemplo dictatorial del gobierno de Chávez» -apelando al desgastado tema de la derecha peruana-.

Todo culminó con las declaraciones emitidas el 25 de Abril último por el mismo candidato nacionalista que dio fin al montaje mediático, cuando afirmó «que no se realizará ningún cambio al plan de gobierno» de su agrupación política.

Humala asimismo hizo defensa de la posición electoral obtenida en la primera vuelta, de haber sido el candidato más votado por la mayoría de la población que ha pedido cambio del sistema.

También reafirmó su vilipendiada propuesta de campaña llamada «Pensión 65», consistente en una pensión de vejez de 250 soles -casi 90 dólares-, que establecería para los ciudadanos mayores de 65 años, como parte de distribución de la riqueza generada por el país a consecuencia del crecimiento económico.

Esto último que resulta en una novedad para la ciudadanía peruana, a criterio de las fuerzas políticas neoliberales peruanas sólo se trata de «simple demagogia electoral sin financiamiento».

Pero en el contexto de la realidad de Latinoamérica, estas agrupaciones bien saben que no lo es así.

El candidato Humala está contando con la imposición de una paridad con la tributación mundial, que ha prometido aplicar a las empresas explotadoras de recursos naturales que sólo para el sector minero en el Perú -por dar un ejemplo- viene siendo del 0.9% como impuesto a las sobre-ganancias, y cuyo porcentaje mundial es del 9% realmente.

Y esto se viene recaudando de esta manera, durante 19 años de supuesto «crecimiento económico» -de no se sabe quiénes-.

Fue una adecuada tributación y redistribución de la riqueza que permitió al ex presidente Luis Ignacio Lula Da Silva establecer en el 2004, la medida socialista de mayor envergadura para Brasil, consistente en la «renta básica» para la población de su país, que no es otra cosa sino una pensión que abarca a toda la población sin distinción alguna incluyendo a los ciudadanos mayores, menores, tengan éstos recursos económicos ó no, é inclusive, abarcando a los extranjeros residentes por más de 5 años en territorio brasileño.

Estos pasos de Lula Da Silva fueron seguidos luego, por el presidente Chávez en Venezuela, Kirchner en Argentina y Morales en Bolivia, pero sólo para la población mayor de 65 años; adicionalmente el presidente Morales, recortó a 58 años la edad de jubilación.

Ese viene siendo el gran temor de los sectores neoliberales peruanos; les está causando pavor la posibilidad que el Perú comience a «crecer socialmente» -desarrollo humano- a costa del «crecimiento económico» que antes favorecía únicamente a estos exclusivos sectores económicos.

En el propósito de ahondar más sobre los planes de gobierno de Fujimori y Humala, la búsqueda del tema nos condujo a sus respectivos portales web.

Y su encuentro nos sugirió algunos otros criterios más, no contenidos en sus respectivos planes.

El portal de la agrupación «Fuerza 2011» de Fujimori, de un chillante color naranja, diseñado en sistemas «Windows» de Microsoft, nos mostró en primera instancia al extranjero esposo de la candidata Fujimori, bailando una de las tecno-cumbias fujimoristas con su esposa -Keiko-, lo cual nos hace entrever subliminalmente que de ser gobierno, se seguirán utilizando las mismas técnicas sicosociales de Montesinos para el masaje cerebral de la población peruana -tal como hace quince años-.

Su plan de gobierno que muestra ser un texto híbrido entre los planes de gobierno de Alberto Fujimori y de Alan García, no presenta innovación alguna para las necesidades actuales y reales del Perú; sólo señala un marcado continuismo hacia aquello a lo que se orientó al Perú en las últimas dos décadas.

El portal del candidato nacionalista -Humala-, de cierta sobriedad y sencillez, en color rojo y blanco -colores patrios-, nos llevó al controvertido plan de gobierno objeto de las campañas de propaganda negra neoliberal; y su contenido nos expresó la verdadera razón para que los sectores económicos contrarios, le hayan declarado su alarma general: la equidad que propugna en base a racionalizar recursos.

Pero si algo nos llamó la atención de sobremanera fue el pié de página de su presentación -que quizá a otras personas no interese- y que señala que su hoja web «está basada en software libre».

Ello por sí sólo, nos proporcionó un mensaje implícito.

Es la respuesta de contraparte a otro interesado negocio neoliberal de desperdicio económico de recursos del Estado Peruano, que bastaría por sí sólo para incrementar todos los haberes juntos de los sectores públicos de la salud, magisterio, policía y defensa nacionales, congelados hace 20 años.

Ese pié de página nos hizo recordar los aproximados 400 millones de dólares anuales -si no son más- que paga el gobierno del Perú a la empresa transnacional «Microsoft», debido al compromiso amical del ex presidente Alejandro Toledo para con Bill Gates el dueño de esa empresa-«mi amigo personal», confesaría Toledo- que junto con el «lobby» de la Embajada del gobierno de los EE.UU., hicieron abortar en el año 2002 el proyecto de Ley de la implementación del software libre en la administración pública peruana.

Este hubiere significado un sustantivo ahorro del erario público -únicamente en software- en provecho de otros rubros de demanda social.

Como ejemplo podemos referir, que estas líneas llegan a nuestros lectores usando software libre que puede ser copiado, distribuido e instalado gratuitamente, sin ser objeto de penalización de Ley alguna.

Entonces realmente si existe el dinero, para crear equidad entre los peruanos; sólo falta decisión política. Y esas voluntades renuentes, son las que aún siguen mostrándose como democráticas en éstas elecciones.

Los mensajes subliminales que nos dejaron Keiko Fujimori y Ollanta Humala, están a nuestra vista.

http://www.fuerza2011.com/

http://www.partidonacionalistaperuano.net/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.