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Mala suerte de los soldados de fortuna latinoamericanos

Fuentes: Rebelión

Los mercenarios latinoamericanos que combaten en Ucrania del lado de Kiev ¿quiénes son, cómo llegaron allá y qué les espera?

Desde hace más de un año continúa la guerra en Ucrania y no se prevé que se finalice pronto. Por el contrario, la envergadura del conflicto sigue aumentando, involucrando otras naciones y estados.

Además, dado litigio bélico también afectó a Latinoamérica. Hay hombres y mujeres de muchos países del continente que ya pudieron dejar huella en ese conflicto. Surgen varias preguntas: ¿cómo llegaron allá? ¿qué les hizo ir a otra parte del mundo para incorporarse a una guerra que se llama a menudo entre los expertos la guerra de los blancos? (La guerra de los blancos es el término con el que se denomina frecuentemente la operación militar especial de Rusia en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), el cual incluso desde su punto de vista es políticamente incorrecto).

Antes que nada, cabe señalar que en la mayoría de los casos los latinoamericanos fueron detectados en operaciones bélicas combatiendo del lado de Kiev lo que fue sumamente lógico y explicable. Los casos de los ciudadanos de la Celac que formaban parte de unidades rusas fueron singulares, en gran medida porque el Kremlin había tomado la decisión, que luego se anunció públicamente por el presidente Putin, de no recurrir a la ayuda de extranjeros sino mantenerse por las fuerzas propias. En cambio, Ucrania desde el inicio de la guerra en febrero de 2022 proclamó a bombo y platillo la disposición de acoger a combatientes de cualquier país del mundo en sus Fuerzas Armadas.

Precisamente en aquel entonces se dirigió a las puertas abiertas una avalancha de aspirantes de todo el mundo, incluidos los de la Celac, para tomar parte en el enfrentamiento bélico. Allá se presentaron los aventureros de toda índole, desde los nacionalistas de ultraderecha hasta los militares profesionales y los soldados de fortuna. Dejemos a un lado a los representantes de otras naciones porque nos interesan los nuestros.

¿Quiénes son?

En líneas generales, ellos pueden ser divididos en dos agrupaciones, la mayor parte la integran los mercenarios que viajaron a la zona del conflicto para ganar dinero, la menor parte está formada por los militares profesionales que se fueron allá según la orden del alto mando de lo que sus gobiernos prefieren guardar silencio, con la particularidad de que la primera agrupación tiende a disminuirse mientras que la otra, por el contrario, a crecer.

Al principio vamos a ver a los soldados de fortuna. Acá, como un ejemplo, está el grupo de 8 mercenarios peruanos que estuvieron en Ucrania a finales del 2022 y a comienzos del 2023.

¿Cómo llegaron allá?

Estos hombres se aprovecharon de los servicios de una sucursal peruana de la empresa militar privada Idronewall.

Esta compañía no es grande y está registrada en un distrito medianamente seguro de Lima, Chorillos, con la dirección Calle Isla Las Hormigas 169 Chorillos, Lima. Es conocida por el hecho de ser una empresa subcontratada de varias compañías militares privadas grandes, incluyendo una hermana peruana más rica, la empresa Defion, que recluta a combatientes para misiones de guerra. Efectivamente, a éstos les hacen desempeñar el rol de carne de cañón porque están dispuestos a jugarse la vida por pequeños sueldos en guerras ajenas.

Evidentemente, el jefe de la sucursal peruana José Ugarte y el dirigente del proyecto Ucrania Alfredo Buezo Coraua

Ellos no ocultan ante los candidatos su probable futuro. En un grupo de WhatsApp que fue creado para llevar a cabo el proyecto ucraniano ellos declaran abiertamente que buscan hombres que estén dispuestos a ir a Ucrania por su cuenta (sic!) y eso se dice en el ambiente de una familia feliz con tintineo de platos y voces infantiles. Además, se trata de unos hombres que sepan usar no más que armas pequeñas, que estén dispuestos a librar combates en primera línea del frente, a realizar misiones de limpieza (en la jerga militar limpiar la casa) sic! ¿No le parece que están a un paso de cometer un delito militar?) y que dominen el inglés a nivel elemental (Nivel 2).

Hay que reiterar que se busca la carne de cañón para efectuar una labor sucia y que, además de eso, se vea obligada a obedecer al mando anglosajón (sic!). Parece que solamente los optimistas empedernidos pueden reunir las condiciones requeridas.

Y todo sería muy fácil si no hubiera surgido un problema imprevisto, porque se trataba de una guerra ni más ni menos que con la propia Rusia. Mientras los rusos se encontraban lejos se podía hacer lo que a uno le viniera en ganas, a saber, no respetarles, causar humillaciones porque los rusos seguramente lo pasarían por alto de todas formas. No obstante, eran los mismos mercenarios que por su cuenta habían llegado a la guerra y de repente tomaron conciencia de que la realidad distaba mucho de lo que se habían imaginado. Los rusos se pusieron simplemente a exterminarles, sin piedad, empleando todos los tipos de armas que poseían. Un ataque aéreo con misiles ejecutado contra la base de instrucción militar de Yavoriv en el oeste de Ucrania donde se ubicaban acuartelados mercenarios extranjeros, entre ellos los latinoamericanos, provocó que muchos de éstos regresaran a sus países una vez estimada la vulnerabilidad de la situación.

Los que se quedaron firmaron contratos con las Fuerzas Armadas de Ucrania, pero de pronto se dieron cuenta de que los ucranianos les estaban tardando en pagar, entregando sólo la mitad de su paga, en cuanto a la indemnización de los gastos viáticos no se decía nada en absoluto. Y para colmo, a los latinoamericanos se les mandaba a las líneas de combate más duras y tensas, más bien allá todas las líneas son así, porque todo el territorio de Ucrania está en el punto de mira de los rusos, y a los latinoamericanos se les asignaba el rol de ariete humano contra las posiciones rusas. Así que tenían una suerte poco envidiable que abrió el marcador de pérdidas continuas que tampoco pudo evitar el antes mencionado grupo de 8 peruanos de los cuales dos recién llegados resultaron muertos.

En aquel mismo tiempo el representante de Idronewall Alfredo Buezo Coraua lo pasaba muy bien en la discoteca de la ciudad de retaguardia de Temópil que se ubica en el oeste de Ucrania.

No es nada personal, son sólo negocios. Los negocios de la muerte.

Por eso no era de extrañar que los latinoamericanos se pusieran a reclamar, lo que llevó a que los ucranianos comenzaran a recurrir a la fuerza respecto a sus aliados de ayer, oprimiendo las protestas por medios policiales y gases lacrimógenos inclusive. Lo ocurrido es bien conocido por los intemautas debido a un video con los mercenarios colombianos como protagonistas, que una vez subido a Youtube, acumuló un gran número de visitas.

Así que los soldados de fortuna se convierten en Ucrania en los soldados de no fortuna, la mayor fortuna de los cuales, en el mejor de los casos, será la posibilidad de volver a la patria en buen estado de salud.

Pero lo más desagradable, por lo que se ve, les espera en adelante. Los rusos son tan diestros como los israelíes en lo que se refiere a localizar y ejecutar a sus enemigos en el extranjero. ¿Podrán estar seguros esos latinoamericanos si regresan sanos y salvos, una vez acabado el conflicto en Ucrania, de que se quedarán en el olvido? ¿O de que un cierto día no les tocarán a la puerta aquéllos para los cuales los latinoamericanos eran los primeros en venir a su casa con metralletas?

Militares profesionales

El otro grupo de los latinoamericanos presentes en la zona del conflicto en Ucrania lo componen los militares profesionales. Por supuesto, según los datos oficiales, no los hay y nadie le reconocerá lo contrario. Quizás por eso no se les pregunta a los tripulantes chilenos de los aviones AWACS Boeing E-3 Sentry que Chile se compró a Gran Bretaña en los 2021-2022 ¿dónde aprendieron a operarlos en condiciones de combate bajo el mando de los instructores británicos? También se puede hacer la misma pregunta a otros oficiales latinoamericanos. Seguramente, le esperan muchas respuestas embarazosas.

Era evidente y explicable la intención del alto mando de las Fuerzas Armadas de la Celac de aprovecharse de las acciones bélicas en Ucrania para darles entrenamiento a sus oficiales a fin de que se adiestraran en el manejo del equipo técnico complejo y adquirieran la experiencia en la guerra de hoy. Sin embargo, no hay que olvidar que eligieron como enemigo al ejército que sabe combatir y los soldados del cuál le meten miedo y hacen mantenerle la disponibilidad combatiente a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (NATO). Cabe preguntar a los generales de las Fuerzas Armadas de la Celac que permiten realizar semejantes acciones aventureras si han reflexionado bien antes de tomar estas decisiones.

¿Qué será después?

Pronto los EEUU y sus aliados suministrarán a Kiev unos cazas de combate F-16 antiguos. Hoy en día se hace evidente que los ucranianos se echarán a buscar pilotos y personal técnico para efectuar vuelos y mantenimiento. De eso se deduce que a corto plazo se pondrá en marcha una nueva campaña de reclutamiento. Las grandes empresas militares privadas como Academi, Triple Canopy, Dyncorp, seguramente, harán uso de la palabra. Puede ser que una vez más se hagan escuchar los nombres de los vendedores de la muerte de Idronewall.

Los que quieran ir a la guerra en Ucrania, deberán entender sin reserva alguna lo que les está esperando en el futuro. Se tratará solamente de un boleto de ida y muchos de ellos serán aniquilados. Los que sobrevivan apenas podrán evitar unas consecuencias nefastas para su salud.

Los generales que argumentan el envío de los oficiales y el personal técnico a la zona del conflicto por intereses del servicio tienen que sopesarlo bien una vez más antes de tomar tal decisión. ¿Habrán visto ustedes los misiles rusos? ¿Conocen ustedes qué es el sistema ruso de guerra electrónica y cuáles son las consecuencias de su empleo? ¿Se habrán olvidado de que gracias a sus dispositivos de guerra electrónica los rusos son capaces de apagar periódicamente buques de guerra norteamericanos? En particular, al destructor Donald Cook se le pasó dos veces. Por eso, hasta hoy día no hay buques de la OTAN en el Mar Negro. ¿Habrán oído ustedes algo de sus armas termobáricas? ¿Cuentan ustedes con los medios contra los drones rusos? ¿Habrán visto ustedes cómo funciona su artillería en el combate?

La ruleta rusa actual tiene 5 balas en el cilindro y solamente le queda una cámara vacía, y no al contrario, como se ha acostumbrado a pensar mucha gente.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.