¿Será posible que las peores inundaciones que sacudieron a Serbia y Bosnia en los últimos 100 años fácilmente podrían haber pasado desapercibidas por la mayor parte de la humanidad, si no hubiera habido un partido de tenis y se diera la casualidad de que uno de los protagonistas fuera Novak Djokovic? Probablemente no, pero es […]
¿Será posible que las peores inundaciones que sacudieron a Serbia y Bosnia en los últimos 100 años fácilmente podrían haber pasado desapercibidas por la mayor parte de la humanidad, si no hubiera habido un partido de tenis y se diera la casualidad de que uno de los protagonistas fuera Novak Djokovic?
Probablemente no, pero es al menos sorprendente que los medios de comunicación internacionales no se pusieron las pilas hasta que tras el partido de semifinales jugado el sábado, el tenista serbio pidiera a los medios de comunicación crear conciencia sobre las inundaciones que han devastado Serbia y Bosnia-Herzegovina, y acusó a las cadenas CNN y BBC de «ignorar esta catástrofe que se ha cobrado unas 44 vidas».
No sé qué diría el tenista si hubiera escuchado a los comentaristas del partido transmitido por Teledeporte de TVE. Al inicio del partido, Djokovic y su equipo salieron luciendo pegatinas y pancartas que ponían #Support Serbia. En un momento del partido, uno de los comentaristas preguntó al otro por el significado de las pancartas y este le contestó «es que siempre aprovechan para hacer promoción», haciendo alusión de que se trataba de alguna campaña de marketing.
Unos minutos más tarde, el mismo comentarista, sin rectificar sus previas palabras, informó que el motivo eran las inundaciones. Y allí quedó la cosa.
Entiendo que los comentaristas deportivos no han de tener conocimiento de lo que sucede fuera de las canchas deportivas, pero no por ello tienen derecho de omitir opiniones fuera de lugar y contexto. Probablemente fueron avisados desde la redacción e informados de lo que estaba sucediendo en Serbia y Bosnia, pero tardaron igual que tardaron el resto de los medios de comunicación españoles.
Por ejemplo, en El País la primera noticia sobre lo que estaba pasando en los Balcanes fue publicada el domingo por la tarde y en La Vanguardia el lunes. El diario que más rápido reaccionó fue El Mundo, publicando una nota el sábado por la tarde.
- Las inundaciones empezaron el miércoles. El jueves empezó la evacuación de Obrenovac y la situación en Bosnia era aún peor.
¿Cómo es posible que en la era de información tardemos 2-3 días de enterarnos de lo que sucede no en la otra parte del planeta sino en la misma Europa?
La respuesta hay que buscarla en el informe «Many Voices» publicado en 1980.
Los conflictos bélicos, masacres, desastres naturales y crisis violentas que llenan los noticiarios de los medios de comunicación occidentales ocurren en su vasta mayoría en los países subdesarrollados o en transición. El informe «Many Voices», realizado por un equipo de expertos encabezados por John MacBride, tras un encargo de UNICEF, ya puso de manifiesto esta realidad hace un cuarto de siglo.
«A pesar de que desde el telégrafo hasta el internet la sociedad de la información desarrolló la forma de intercambiar las informaciones, la disponibilidad de las noticias más allá de las fronteras ha crecido, pero su distribución es desequilibrada y su utilización limitada y llena de lunares»
Es cierto que la disponibilidad de las noticias ha crecido y que con las nuevas tecnologías la humanidad es más capaz de trasmitirlas, pero en la práctica no resulta ser así. Existen y ocurren en cada momento numerosos eventos de cuya presencia la gran mayoría del «pueblo global», como lo definiera Marshal McLuhan, nunca tomará conciencia porque sus respectivos medios de comunicación decidieron no darles la importancia que tenían.
Seguramente no sería posible destacar a todos esos eventos a la vez, pero también es alarmante el hecho de que toda la atención esté enfocada en unos pocos o en un solo suceso. ¿Cómo explicar que en el mismo momento haya centenares de corresponsales en un único lugar informando, todos sobre el mismo acontecimiento?
Quizá la respuesta sea la constatación de Moustapha Mahmoudi, ex ministro de cultura de Túnez. «En general los editores utilizan una proporción de malas noticias superior a la que las agencias suministran, y este exceso se acentúa en la cobertura del tercer mundo». Los editores proveen la información seleccionada a los periodistas y estos cubren la noticia. El problema es que a la hora de hacer esa selección, el editor espera la reacción de las demás empresas informativas y de acuerdo con la actualidad se envía a los corresponsales a cubrir la noticia.
Vivimos en la era de la información, pero confundimos el ruido por estar informados. Es realmente preocupante el poder que tiene el quinto poder de no hacer nada, cuando no les interesa. Mientras tanto permiten que las redes sociales se conviertan en el vertedero de banalidades, trivialidades e idioteces para que estas, siendo la única alternativa que hay al inmenso poder de los «gate keepers», este deteriorada y cada vez más censurada.
Es cierto que gracias a las nuevas tecnologías de la información tenemos «many voices», pero no sirve de mucho si hacen mucho ruido y pocas nueces.
PayPal ha abierto una cuenta para ayudar a los afectados por las inundaciones en Serbia. La cuenta pertenece a la delegación de Serbia en Bruselas.