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República Dominicana

María Altagracia, Manuel Esteban… y otros nombres

Fuentes: Rebelión

Hallaron el cadáver de Manuel Esteban Rosario, un hombre de 49 años. Son siete las víctimas fatales de la explosión ocurrida en las instalaciones de la empresa Polyplas el pasado miércoles. María Altagracia Garabito es el nombre de la joven cuyas últimas palabras constituyen fehaciente testimonio de un ejercicio industrial indolente y hasta criminal: ¡Ay, […]

Hallaron el cadáver de Manuel Esteban Rosario, un hombre de 49 años. Son siete las víctimas fatales de la explosión ocurrida en las instalaciones de la empresa Polyplas el pasado miércoles. María Altagracia Garabito es el nombre de la joven cuyas últimas palabras constituyen fehaciente testimonio de un ejercicio industrial indolente y hasta criminal: ¡Ay, Rosa, yo creo que esto va a explotar!

Son nombres para no olvidar. En la República Dominicana y en el resto del mundo, hay que llamar la atención sobre esta tragedia (por lo menos siete personas muertas y más de 100 heridas) resultado del irrespeto por la vida que marca el accionar del Estado y de la clase dominante.

La esposa de Manuel Esteban, llamada Rosario Asencio (otro nombre para recordar) vivió la angustia de buscar a su consorte y, en el proceso, fue afectada por gases lacrimógenos lanzados por un cuerpo policial entrenado para preservar el orden en los dominios del gran capital aunque para ello tenga que violar las más elementales normas de convivencia.

María Altagracia Garabito, en una grabación no profesional pero sí muy conmovedora, describió para quien tenga interés en conocer lo cierto, el ambiente creado en el almacén de Polyplas por un escape de gas.

Diez Cabral dice que todo estaba bien…

Según Manuel Vicente Diez Cabral, presidente ejecutivo de Polyplas y presidente del Consejo Consultivo del grupo empresarial Diesco, LTD, se observaron todos los protocolos y los bomberos mintieron al decir que antes del accidente hubo mala práctica.

Habría que preguntar si el empresariado dominicano conoce otro protocolo que el pacto de clase que le ha permitido servirse de un Estado indolente y corrupto.

El fatal accidente, pone otra vez sobre la mesa los resultados de un estudio realizado hace casi 20 años por un grupo de investigación del Instituto Tecnológico de Santo Domingo, el cual advierte que en los sectores Villas Agrícolas, Ensanche La Fe y Villa Juana, de la capital dominicana, hay envasadoras de combustible y fábricas que amenazan la salud y la integridad física de la gente.

Ningún gobierno desde entonces ha comisionado a algunos de sus bien pagados funcionarios ambientales para que exijan a los empresarios tomar las medidas de lugar.

Un urbanista (Marcos Barinas) advirtió que en los alrededores de Polyplas hay cinco escuelas y tres estancias infantiles.

¿Todo bien?

Si todo estaba bien y todos los protocolos se observan, ¿cómo montó María Altagracia el escenario para grabar el video en los últimos minutos de su vida?

El gobierno no reclama a Polyplas ni a su presidente, pero utiliza sus fuerzas contra quienes, desesperados, buscan información sobre familiares y amigos probablemente ya muertos.

Es una ofensa a la sociedad, un abuso que es difícil olvidar e imposible perdonar.

Las hipócritas manifestaciones de duelo del presidente Danilo Medina, de la vicepresidenta Margarita Cedeño y de otros altos funcionarios, se diluyeron en el vaho de los gases lacrimógenos lanzados por la Policía en los alrededores de Polyplas. ¡Qué descaro!

No hay que esperar el 1 de mayo, Día Internacional del Trabajador y la Trabajadora, para pedir cuentas.

¿Cuántas empresas en República Dominicana violan las normas básicas de seguridad arriesgando con ello la integridad de sus empleados?

La pregunta es pertinente, porque Polyplas no es cualquier pieza dentro del engranaje corporativo dominicano y Manuel Diez Cabral es un dirigente empresarial con proyección internacional.

Diez Cabral es miembro de una familia oligárquica y figura entre los miembros fundadores de Barna Business School, presentada al mundo como la primera escuela de negocios independiente en la República Dominicana. Por dos períodos consecutivos, fue presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP). Fue también presidente de la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD). En su currículum destaca que en el año 2004 (con 40 años de edad) presidió la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE).

Es un empresario con escuela y liderazgo… Y está a la vista lo que enseña.

El año pasado, el grupo Diesco firmó un acuerdo con el gigante Goldman Sachs Group, es uno de los grupos de banca de inversión y de valores más grande del mundo, que ha tenido entre sus miembros a varios secretarios del Tesoro de Estados Unidos y a varios directivos de la Unión Europea.

¿Hace falta poner adjetivos al capitalismo?

A través de los medios a su orden, Diez Cabral exhibirá la entrega de limosnas, que jamás podrán ser efectiva compensación a quienes perdieron sus familiares expuestos durante años a la inseguridad laboral.

Y, claro, desde ahora se nota un cierto silencio en torno al número de personas heridas en la explosión y una marcada tendencia mediática a presentar como mínimo el efecto en los residentes de Villas Agrícolas y en los alrededores.

Además de que hay decenas de heridos por quemaduras o golpes, se sabe que no se contabilizarán los afectados por problemas auditivos, por problemas respiratorios y otros males causados por la explosión, y menos los desórdenes psicológicos generados a niños y adultos en esas barriadas.

Si esto se hiciera, Diez Cabral y su consorcio tendrían que pagar los daños y sus socios y servidores insertos en el Estado tendrían que iniciar acciones para humanizar la ciudad… Eso no figura en sus planes.

Para calificar a quienes sustentan un orden indecente y criminal, no hay adjetivos adecuados… Si es inevitable llorar por las víctimas, es también urgente colocar en la agenda la lucha contra un orden esencialmente criminal.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.