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Marset, corrupción y narcotráfico; fútbol, fuga y show

Fuentes: CLAE

Encontraron al narcotraficante uruguayo Sebastián Marset en Bolivia, pero se escapó de la policía. Sindicado por el asesinato del fiscal paraguayo Marcelo Pecci en Colombia, huyó con su familia y se desconoce su paradero. En la última comunicación que envió a la prensa boliviana, la característica del número de su celular marca la de Ecuador, aunque  se sospecha que siga en tierras bolivianas.

Sus guardaespaldas secuestraron policías y minuto a minuto se van destapando más hechos que dan cuenta de una trama de narcotráfico, persecución y corrupción a nivel internacional. 

Pasaporte al narcotráfico

La polémica en torno a Marset, con un amplio prontuario por tráfico de drogas en Uruguay y Paraguay, donde vivió entre 2018 y fines de 2021, se hizo pública cuando se conoció que el gobierno uruguayo le otorgó un pasaporte que el permitió escapar de la justicia paraguaya, donde es investigado por el asesinato del fiscal Pecci.

La entrega de ese pasaporte generó una polémica política en el país y una convocatoria a la Fiscalía del ministro de Relaciones Exteriores, Francisco Bustillo, y del de Interior, Luis Alberto Heber. Además, la vicecanciller renunció a su cargo luego de que se conocieran unos chats en los que evidenciaban que los jerarcas del gobierno sabían que Marset era un “peligroso narcotraficante”.

El gobierno de Lacalle pretende ser el que lanzó el dato clave de la captura de Marset para desviar la atención y lavar las culpas de haberle facilitado el pasaporte que habilitó la fuga del narco. La causa por el pasaporte sigue abierta en Uruguay, pero el gobierno pretende dar una imagen de compromiso y severidad ante el crimen. 

Además de las causas por narcotráfico y lavado de activos, en Uruguay Marset está siendo investigado como líder de la organización Primer Cartel Uruguayo, responsable de la amenaza realizada contra la fiscal especializada en Estupefacientes de primer turno, Mónica Ferrero, por la que fue condenado el hijo del contratista de fútbol Gerardo Arias, y por la bomba que explotó en el frente de la sede de la Brigada Antidrogas.

En 2013 y con 21 años, Marset había sido procesado en Montevideo por tres delitos de tráfico de drogas. Ese año admitió ser el destinatario de los 450 kg de marihuana incautada en la Operación Wayra, informó el periódico La Diaria, coordinada entre Uruguay y Paraguay. Recuperó la libertad en 2018 y se marchó del país, luego de haber sido procesado sin prisión por un homicidio en el que su esclarecimiento fue más que oscuro.

Santa Cruz de la Sierra

Era el 30 de julio. La mansión de Marset estaba rodeada de policías. La lujosa morada, valuada en un millón de dólares, en el departamento boliviano de Santa Cruz, iba a ser testigo de un megaoperativo de escala internacional: la aprehensión de un uruguayo, líder de una organización criminal en Paraguay con vínculos con la organización criminal más grande de Brasil (Primer Comando Capital) y la mafia calabresa.

Refugiado en Bolivia y sindicado como el autor intelectual del homicidio de un fiscal paraguayo en tierras colombianas. Lo persiguen varios países sudamericanos más la DEA, Interpol y Europol. Estaba todo listo para su detención, pero Marset escapó. Las autoridades pretendían apresarlo un domingo, día de fútbol, día donde Sebastián Enrique Marset Cabrera jugaba en su equipo de la segunda división de la liga cruceña. 

Según fuentes de Bolivia, la policía habría espiado la casa días antes con drones y eso alertó al narcotraficante. Sin embargo, en las últimas horas, el propio Marset puso su rostro frente a su celular y envió un video a distintos medios bolivianos en el que decía: “Bueno, sé que mi situación está complicada. No quiero implicar a personas que son inocentes. Todos creían que era Luis Paulo Amorim. Ninguna de las personas que están pasando algún mal momento hoy tienen nada que ver con mis cosas”.

Y añadía: “Se están yendo al carajo ya con eso. Andan por todos lados vinculando a gente que no tiene nada que ver conmigo. Gracias a la ayuda del director de la agencia FELCN [Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico] logré irme. Él me avisó que el ministro había dado orden de aprehensión contra mí. Y bueno, agarré una platita y me avisó que me fuera. Como no hizo las cosas bien, está molestando a gente inocente que no tiene nada que ver”.

El comandante general de la Policía Boliviana, Álvaro José Álvarez, brindó una conferencia el miércoles (2 de agosto) por la noche para “respaldar el trabajo” del director nacional de la FELCN, Ismael Villca, ante la acusación que hizo el narcotraficante uruguayo, en un video difundido en redes sociales.

“A nuestra población y a la comunidad internacional, no nos dejemos sorprender con este criminal que quiere implementar procesos sistemáticos de confusiones, amenazas y miedo usando operaciones de desinformación y tergiversando la verdad. Respaldamos el trabajo de nuestros directores y del mando institucional que encabezan las operaciones para propiciar la detención de este narcotraficante”, dijo Álvarez.

Lo cierto es que las sospechas recaen sobre las autoridades bolivianas, tanto por la fuga como por la llegada de Marset al país trasandino.

El hombre de los mil nombres

Sebastián Marset  vivió en Santa Cruz bajo una identidad falsa, según la Policía Boliviana. Incluso se hacía llamar ‘Luis Amorim Santos’ en un torneo de fútbol. Así como lo leen, uno de los narcotraficantes más buscados del momento, jugaba al fútbol a plena luz del día, pese a que era buscado por Uruguay, por Paraguay, por Brasil, por Estados Unidos, por la DEA, por Interpol, pero la pasión podía más.

Se escondió en Bolivia como dirigente, futbolista y bajo un nombre falso. Conformó el club Los Leones de El Torno, con el que participaba de torneos de la Asociación Cruceña (ACF). Se presume que llegó a Bolivia en septiembre de 2022 e inscribió su equipo el 14 de abril de este año. Se lo conocía por dedicarse a la contratación de jugadores.

En 2019 ingresó a Bolivia con el nombre de Gabriel de Souza Beumer con cédula uruguaya apócrifa. Su esposa también cambió de identidad. Gianina García Troche pasó a llamarse Larissa Marques y sus tres hijos pasaron a ser Renato Augusto, Guilherme y Thiago.

Durante las investigaciones en busca de Marset, la Policía y la Fiscalía procedieron a la aprehensión de 12 personas por delito de privación de libertad, robo agravado, lesiones graves y leves y atentado contra los miembros de organismos de seguridad del Estado, entre ellas jugadores de fútbol y un director técnico. Estas personas según las diligencias de la Fiscalía tienen relación estrecha con el traficante buscado. 

Entre los imputados por la fiscal Delmy Guzmán, está el centrocampista uruguayo Christian Marcelo Latorre Long, que hasta hace un mes jugó en el club Blooming, de la Primera División de Bolivia. Latorre, de 36 años, inició su carrera en los clubes uruguayos Juventud y luego jugó en El Tanque Sisley y Liverpool.

También figura el nombre de Lucas Casavieja Grande, un exjugador de Colón que en abril de este año viajó a Bolivia para sumarse a Los Leones El Torno, el equipo que Marset inscribió en la Asociación Cruceña de fútbol. En la lista que divulgaron los medios bolivianos aparece otro nombre del mundo del fútbol, el exjugador de la selección boliviana Gualberto Mojica Olmos, también vinculado al club Blooming de Santa Cruz de la Sierra.

Recientemente se dio con el paradero del medio hermano de Marset, Diego Nicolás Alba Marset. Al igual que su hermano, usaba cédulas de identidad falsas con la finalidad de evitar ser localizado por la Policía y para pasar inadvertido dentro del círculo de protección que tenía el narco uruguayo que hoy está prófugo. Diego Nicolás es señalado como uno de los nexos con los productores bolivianos. 

Autoridades bolivianas informaron que se llevaron a cabo más de 23 operativos, ocho allanamientos y detuvieron a 12 personas. Para ello se movilizó a más de 2.250 efectivos y más de 144 vehículos, se secuestraron 17 fusiles, una pistola, 1.915 municiones, 28 cargadores para diversos tipos de armas, cuatro chalecos antibala, una motocicleta, cuatro cuadratrack y un Terix. 

Marset montó la misma logística que tenía en Paraguay: rodeado de amigos y familiares compró un cuadro de fútbol, un complejo deportivo, un lavadero (literal), una mansión y puso testaferros, para (ahora sí) lavar dinero. Ahora las autoridades rastreas sus cuentas bancarias y se pretende dar con el paradero de él en estas horas.

Rey del Sur

Lo que parecían sospechas con poco asidero hace unos meses, hoy ya se puede afirmar que el Primer Cartel Uruguayo es una realidad. Marset eligió instalarse en Santa Cruz donde tiene fuertes vínculos. Allí pudo asociarse con integrantes del Primer Comando Capital brasileño para producir y distribuir cocaína, luego de haber cumplido condena en Uruguay y haber huido al país andino. 

Desde Bolivia la droga es enviada en avionetas hacia campos ubicados en Alto Paraguay. Según el diario ABC de Paraguay, se capturó a uno de los pilotos. La Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay (Senad) señaló que Marset lideraba toda la cadena, incluido el lavado de activos en complicidad con empresarios paraguayos.

Semanas atrás, el gobierno uruguayo vinculó la incautación de 265 kilos de cocaína en el barrio Cerro de Montevideo con Marset. La droga incautada tenía la leyenda “King of South” (Rey del Sur) y su destino era Europa. La Fiscalía de Paraguay cree que en los últimos cuatro años Marset movilizó alijos de cocaína por un valor que supera los 500 millones de dólares

Conexión internacional

Las conexiones entre los gobiernos de la región siguen dejando claroscuros. Según las autoridades uruguayas, el Ministro del Interior Luis Alberto Heber afirmó que, a partir de un trabajo de inteligencia de la Policía de Uruguay, se le había pasado información a las autoridades bolivianas sobre el paradero de Marset.

“Agradecemos el trabajo de la Policía boliviana. Esperamos que sigan trabajando y que lo puedan capturar. Lamentablemente se escapó, pero nuestra policía era quien tenía la información y la pudimos pasar a Bolivia y Paraguay en una instancia de reunión del Mercosur”, dijo.

Por otro lado, el periodista uruguayo Gabriel Pereyra informó en Radio Sarandí sobre otro narcotraficante preso en Estados Unidos con condena de cadena perpetua. Se trata de Gerardo González Valencia, detenido en Uruguay en abril de 2016 y extraditado a EEUU en mayo de 2020. En un fallido intento de negociar para reducir su condena, González Valencia brindó datos sobre el paradero de otros dos narcotraficantes, y uno de ellos era Marset.

El hecho de que González Valencia, más de tres años después de su extradición, poseyera información sobre la localización de Marset, revela un vínculo entre el narco uruguayo y México que era desconocido. Hasta el momento, se conocían las relaciones de Marset con narcos paraguayos y con organizaciones mafiosas en Europa oriental, pero nada apuntaba hacia Norteamérica.

En recientes revelaciones, desde Paraguay se informa que en tierras bolivianas también se encuentran prófugos otros dos narcos: el brasileño Lindomar Reges Furtado y el paraguayo José Alberto Insfran. 

Fútbol, narcotráfico y lavado de activos en el Uruguay del no pasa nada y el siga-siga. En una región que espera la captura de uno de los narcos más notorios del momento, cuya actividad fue facilitada por un pasaporte expedido por las máximas autoridades del gobierno derechista uruguayo. Pero, aunque apresado el perro, el narcotráfico seguirá vivito y coleando. 

* Licenciado en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Miembro de la Red Internacional de Cátedras, Instituciones y Personalidades sobre el estudio de la Deuda Pública (RICDP).Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)

Fuente: https://estrategia.la/2023/08/03/marset-corrupcion-y-narcotrafico-futbol-fuga-y-show/