El Gobierno alemán se jacta de contar con los mejores licenciados extranjeros, pero al mismo tiempo muchos ingenieros alemanes tienen que emigrar a otros países.
El Gobierno alemán continúa con su ofensiva de contratación de trabajadores cualificados extranjeros, porque supuestamente en el país no hay suficientes profesionales para cubrir las necesidades de su brillante economía. Para ello está llevando a cabo campañas publicitarias en varios países y ha relajado las condiciones de entrada, sobre todo para las personas extranjeras que posean un título universitario de ciencias. Sin embargo, cada año numerosos médicos e ingenieros se marchan del país en busca de mejores condiciones laborales fuera de las fronteras alemanas. A diferencia de los datos de inmigración, que el Gobierno muestra orgulloso asegurando que han venido miles de expertos a trabajar al país, los datos de emigración, en especial de los trabajadores cualificados, son una especie de tabú. No hay registros oficiales y solamente se han hecho algunos estudios aproximativos. El resultado de los mismos: los profesionales alemanes emigran sobre todo a Canadá, EE UU, Australia y Suiza, y sus motivos son en buena parte laborales.
Peor para los alemanes
Para un joven ingeniero español recién formado, las condiciones que le ofrecen en Alemania pueden resultar más ventajosas que las que encontraría en España. Para los ingenieros alemanes, sin embargo, sus condiciones laborales han empeorado notablemente en los últimos años. El trabajo temporal ha entrado en profesiones que antes tenían casi asegurado el contrato indefinido. Existen incluso ETT enfocadas exclusivamente a ofrecer trabajadores especializados, como ingenieros.
Tras la reunificación, el aumento del paro en Alemania llegó a cotas desconocidas en el país, en especial en la antigua zona comunista, donde hasta entonces había habido pleno empleo. Aún hoy hay zonas del este de Alemania que registran un paro similar al español y donde los comedores sociales y organizaciones similares a Cáritas son quienes están salvando a muchas familias del hambre.
Con la excusa de contrarrestar el paro generado con la venta a precio de saldo y desmantelamiento del tejido industrial en el este de Alemania, el Gobierno de socialistas y verdes comenzó a aplicar una serie de recortes al más puro estilo neoliberal: la llamada Agenda 2010. Con estas reformas se introdujo un recorte de la duración del subsidio de desempleo, se endurecieron las condiciones de acceso a las ayudas no contributivas, se bajó el valor real de las pensiones y comenzó a desmontarse el aparato social que había existido hasta el momento en la Alemania occidental. Uno de los engendros que surgió entonces fue el llamado Hartz IV, una ayuda mediante la cual se puede estar parado y trabajar al mismo tiempo. Una trabajadora del Jobcenter de Altona en Hamburgo, Inge Hannemann, que se ha hecho popular en las últimas semanas por su crítico blog, asegura que las leyes de Hartz IV están en conflicto con la democracia porque los beneficiarios son chantajeados por el Estado. «No pueden dejar su ciudad y son obligados a aceptar casi cualquier trabajo», escribía. De hecho, en ocasiones les ofrecen trabajos por un euro a la hora. Poco después, esta trabajadora fue suspendida de sus funciones.
«Cada vez más personas son pobres a pesar de tener un trabajo», asegura Matthias Jena, de la Federación Alemana de Sindicatos DGB en Baviera, a la revista Klar en su última edición de 2013. La razón es el «aumento de contratos con salarios bajos». Una de las principales razones para dicho dumping salarial es el hecho de que en Alemania no existe un salario mínimo, cuestión que se ha convertido en uno de los temas centrales de la campaña electoral.
Por último, en la división del trabajo que encontramos hoy en Alemania, no hay duda de que los europeos del este y los refugiados son ciudadanos de tercera (si los europeos del sur lo son de segunda). No sólo están excluidos de derechos fundamentales como el derecho al trabajo, sino que son difamados y ninguneados por las autoridades, como el ministro del Interior, Hans-Peter Friedrich, que aseguraba que había que evitar «una emigración hacia nuestro sistema del bienestar». Con ello se refería en concreto al aumento de ciudadanos rumanos y búlgaros. A diferencia de las populistas declaraciones del ministro, esta minoría registra un desempleo menor que el que presentan otras nacionalidades.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/global/merkel-presume-licenciados-extranjeros.html