Las elecciones nicaragüenses han llegado a su término y se han caracterizado por ser las elecciones más pacíficas, con menos polarización política, ocurridas desde 1990. Los conteos preliminares indican que el FSLN ha conseguido alzarse con la victoria -66,43% de los votos (estimación total es de 63,7%)-; y de ese hecho se desprenden una realidad […]
Las elecciones nicaragüenses han llegado a su término y se han caracterizado por ser las elecciones más pacíficas, con menos polarización política, ocurridas desde 1990. Los conteos preliminares indican que el FSLN ha conseguido alzarse con la victoria -66,43% de los votos (estimación total es de 63,7%)-; y de ese hecho se desprenden una realidad que traspasa los simples datos, pues en ese ejercicio electoral se enfrentaban dos formas completamente distintas, contrapuestas, de ver las relaciones sociales al interior de la sociedad nicaragüense, dos formas distintas de entender las necesidades básicas del pueblo nicaragüense; dos formas distintas de entender el desarrollo social de un nuestro pueblo…
El pueblo nicaragüense solo tenía dos posibilidades, por un lado optar por el proyecto retardatario de una oposición cuyo espectro político derrumbó todo el estado de bienestar construido a la luz de la Revolución Popular Sandinista durante los ochenta; del otro, la continuidad de un programa encaminado a transformar las relaciones sociales excluyentes que ha demostrado -con sus errores- una gran efectividad en las resolución de los problemas más acuciantes de la realidad de Nicaragua.
Cabe destacar, que se han producido algunos disturbios aislados protagonizado por militantes de la alianza PLI-MRS, que rápidamente fueron solventados por la Policía Nacional y el CSE, y que serán investigados debidamente para determinar responsabilidades; en ese sentido, los observadores internacionales y nacionales, a excepción de Ética y Transparencia -órgano históricamente asociado a la derecha-, han destacado el clima pacífico del ejercicio electoral y la absoluta legalidad de las mismas.
Con este triunfo electoral, el comandante Daniel Ortega y el FSLN con su proyecto político económico, recibe el respaldo definitivo del pueblo soberano que le permitirá continuar la transformación revolucionaria de la superestructura estatal diseñada por y a medida de los intereses del neoliberalismo desde 1990…
Aquí inicia una nueva etapa que permitirá al Frente -como vanguardia- poder impulsar las necesarias transformaciones para echar a andar la totalidad de su proyecto político hasta hoy limitado por una oposición caracterizada por su virulenta postura…
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