De «cauta esperanza» es la conclusión a la que llega el Índice de Oportunidad Humana (IOH) para el 2010 dado a conocer por el Banco Mundial en junio pasado. El IOH mide cómo las circunstancias personales (lugar de nacimiento, riqueza familiar, origen étnico o género) impactan en la probabilidad de que un niño o niña […]
De «cauta esperanza» es la conclusión a la que llega el Índice de Oportunidad Humana (IOH) para el 2010 dado a conocer por el Banco Mundial en junio pasado.
El IOH mide cómo las circunstancias personales (lugar de nacimiento, riqueza familiar, origen étnico o género) impactan en la probabilidad de que un niño o niña acceda a los servicios necesarios para tener éxito en la vida, como educación oportuna, agua potable o conexión eléctrica. El puntaje del IOH va de 0 a 100, siendo 100 la disponibilidad y acceso total a todos los servicios básicos.
Los resultados incluidos en el estudio «¿Qué oportunidades tienen nuestros hijos? Informe sobre la Oportunidad Humana en América Latina y el Caribe 2010», revelan que sigue existiendo una marcada desigualdad en el acceso a determinados servicios dependiendo del origen del niño o niña, y la existencia de brechas en cuanto a la calidad de un determinado servicio. Por ejemplo, la asistencia a la escuela no garantiza el aprendizaje.
«A pesar de sus esfuerzos en la última década, los gobiernos de América Latina y el Caribe, en general, no han logrado mejorar significativamente la equidad. Sólo una décima parte del avance promedio del IOH en la región se puede atribuir a una asignación más justa de los servicios», dice el informe.
América Latina y el Caribe «sigue siendo la región más desigual del mundo», afirma. «Esto ha resultado en un agrio e inconcluso debate sobre el rol del Estado: ¿Debe redistribuir riqueza o debe proteger la propiedad privada? En lo que no existe desacuerdo es en la necesidad de proveer a todos los latinoamericanos las mismas oportunidades, como una cuestión de justicia social, o como un llamado al esfuerzo personal».
El IOH, que se lanzó por primera vez en el 2008, sostiene que detrás de la desigualdad que siempre ha caracterizado a la región «existe una desigualdad aún más preocupante en la distribución de las oportunidades que tienen los niños para desarrollarse. No sólo los logros son desiguales; también lo son las posibilidades de éxito. El problema no es sólo de igualdad; sino también de equidad. El terreno de juego está desnivelado desde un principio».
Fuente: http://www.noticiasaliadas.org/articles.asp?art=6179