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Entrevista a Lorena Peña, dirigente del FMLN

Oportunidades y límites para el avance de un Estado de izquierda en El Salvador

Fuentes: Rebelión

Lorena Guadalupe Peña Mendoza, política y excomandante guerrillera de El Salvador. Dirigente del partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Participó en las negociaciones de paz que concluyeron con la firma de los Acuerdos de Paz de Chapultepec, en 1992. Diputada en la Asamblea legislativa, de 2009 a 2018. El 14 de mayo […]

Lorena Guadalupe Peña Mendoza, política y excomandante guerrillera de El Salvador. Dirigente del partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Participó en las negociaciones de paz que concluyeron con la firma de los Acuerdos de Paz de Chapultepec, en 1992. Diputada en la Asamblea legislativa, de 2009 a 2018. El 14 de mayo de 2015 se convirtió en la tercera mujer en la historia salvadoreña en presidir la Asamblea Legislativa. Es militante y fundadora del Movimiento de Mujeres Mélida Anaya Montes (Las Mélidas). Actualmente preside la Federación Democrática Internacional de Mujeres (FDIM) que aglutina a organizaciones de África, Asia, Países Árabes, Europa y América.

Los dos últimos Gobiernos de El Salvador del FMLN (con alianzas de centro…) cómo los calificaría: ¿»progresistas» o «de izquierdas»? ¿Qué mejoras han conseguido las clases populares que podamos entender como «de izquierdas»?

En las dos últimas legislaturas con gobiernos del FMLN o del FMLN con alianzas, desde una perspectiva de cambio estructural y de izquierda, se han dado avances. Hay cosas importantes que registrar. La primera. Con el Gobierno de Mauricio Funes (1-06-2009 al 1-06-2014) se hizo una buena reforma tributaria, de orientación progresiva, que permitió quitar impuestos al sector más pobre e incrementarlos al sector más rico del país. Es decir, hubo una reforma al impuesto de ingresos y ganancias muy importante. Y, además, se puso impuesto a los Bancos, porque no pagaban por sus ganancias. También se dieron las primeras medidas para evitar la evasión a través de los paraísos fiscales.

Por otra parte, con el Gobierno del presidente Funes y luego con el presidente Salvador Sánchez Cerén (1-06-2014 al 1-06-2019), se puso el impuesto a las transferencias financieras. Si tú eres de cierto nivel de movimiento financiero hacia abajo, ese impuesto te lo descuentan del impuesto a la Renta, pero, si eres de cierto nivel hacia arriba, si lo que has pagado es menor a lo que tienes que pagar de Renta te lo acreditan, y si es mayor queda. Y si no declaras queda. Es una manera de controlar la evasión de las grandes empresas. No es total, pero es importante.

En El Salvador hay empresas, quizás las más grandes, que por años han declarado cero ganancia. Nosotros hemos revisado todas las distribuidoras de gasolina y las pobrecitas no tenían ganancias. Lo mismo sucedía con las cadenas de supermercados. Vivían a pérdida. Yo siempre pagaba más que Walmark, Callejas, porque los pobres no tenían ganancias. Eso se mejoró, aunque todavía falta mucho por hacer. Una de las principales demandas que hemos tenido es sobre la declaración patrimonial y el impuesto de patrimonio que no hemos tenido la suficiente correlación de fuerza para instalarlo. 

Otro cambio importante ha sido la universalización de la educación gratuita, de kínder a bachillerado, con todos los insumos educativo. Con Funes llegamos hasta noveno grado y con Sánchez Cerén, a bachillerato y hemos agregado la gratuidad total de la educación universitaria para los estudiantes que proceden de los institutos públicos. También se abrió la universidad en línea, semipresencial, para los que estando en zonas remotas puedan estudiar.

Otro gran logro fue la creación del Instituto Superior de Formación Docente. Desde la guerra no había escuela de maestros y maestras, porque la convirtieron en cuartel. Fueron casi 30 años sin ella. Me rio cuando la derecha habla de la calidad de la educación, porque durante todo ese tiempo no se formó a maestros y maestras, sino que a licenciados de las universidades. La preparación es muy diferente si sales de una escuela de magisterio.

A estas alturas se realiza un proceso de actualización, al 100%, de los 41 mil maestros y maestras que hay. Unos mil se encuentran listos en artes, cultura, porque esta rama había sido suprimida de la currícula: la formación en arte de las niñas y los niños. Todo está volviendo bajo un nuevo enfoque a las escuelas de tiempo pleno, unas mil actualmente. Es volver al esquema de que los niños y niñas entran a las ocho y salen a las cuatro, cubriendo las materias básicas, además de arte, ajedrez y labores en huertos. Ahí hay un cambio importante que va a tardar sus días en verse. Lo veremos cuando salgan de bachilleres. Entonces, veremos qué tipo de personas se han formado no solo qué tipo de mano de obra. Y se verá también en su ingreso a la universidad.

En salud pública se estableció la gratuidad. Se han construido nueve hospitales nuevos, como el de la Mujer, y se completó una serie de servicios que no existían, por ejemplo, el Departamento de Imagenología que permite hacer tomografías, escáneres. Y se crearon varias unidades de maternidad en el interior del país.

Otra cosa importante hecha: en todos los programas sociales se procura que la inmensa mayoría de compra, sea a la pequeña y mediana empresa y, a veces, a la micro.

A nivel agrícola se pasó de vender algunos insumos agrícolas a precios bajos, que era lo que hacía el gobierno anterior, comprados al mismo ex presidente Alfredo Cristiani (1-06-1989 al 1-06-1994), a la entrega de paquetes agrícolas, a 400 mil campesinos y campesinas, totalmente gratuitos. Se crearon, asimismo, varias cooperativas que ahora tienen producción industrial en base a semillas criollas, con lo cual la semilla criolla que estaba en un Banco de CORDES (Asociación Fundación para la Cooperación y el Desarrollo Comunal de El Salvador), solo para que se supiera que una vez existió, ahora, más de la mitad del paquete agrícola es con semillas criollas.

Se han hecho semillas mejoradas, pero no transgénicas. Gracias a esto tenemos frijol criollo para la costa, haciendo mezclas entre semillas nuestras; un maíz de sequía para las zonas donde no llueve. Y también se tiene, que es mi orgullo, la semilla código Virginia Peña Mendoza (su hermana, la Comandante Susana en la guerrilla. Ella murió combatiendo el 12 de julio de 1986 en Chalatenango), fortificada con proteína. Está certificada. Todo esto ha dado una gran reactivación al agro.

También hay una gran interconectividad en el campo. Una gran inversión en calles, caminos, donde antes no llegaba nada, ahora tienen una mejor comunicación.

Entonces, una podría preguntarse: ¿por qué eso es de izquierda? Pues si se lo cobras a los ricos y lo invertís a los pobres es de izquierda, para mí. Si en vez de comprar todo a los ricos, favoreces que el gasto público tenga un alto porcentaje de los bienes y servicios que se consumen en la gente de escasos recursos, para mí, es un enfoque importante, progresivo, de ingresos y gastos del Estado. Si lo sumáramos, serían varios cientos de millones que no se ha gastado en la burguesía y sus empresas. Y esa es parte de la cólera de la derecha.

Los ingresos han subido en más de mil millones, por año, respecto a lo que había y no ha salido de abajo. Eso no les hace ninguna gracia a la derecha. Y para llevarlo adelante ha sido una gran lucha.

También se ha tenido una política exterior si bien moderada. Para mí, muy moderada, pero con símbolos muy importantes como el establecimiento de las relaciones con Cuba y la participación de nuestro Gobierno en la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños).

Anteriormente, el IVA era más importante que la Renta, el gasto público estaba concentrado en las grandes empresas. Todo estaba invertido fundamentalmente en las áreas que requerían las grandes empresas para sus utilidades. Eso es importante decirlo y que la gente lo sepa.

El Gobierno de Izquierdas de El Salvador ¿qué limitantes ha encontrado en la Asamblea Legislativa y en el aparato de Estado de derechas y neoliberal para llevar adelante su Programa, y para responder a las reivindicaciones del Movimiento Popular?

Un gobierno de izquierda es según para donde vaya, no hasta donde ha llegado. ¿Para qué lado va? Si el camino neoliberal lo viéramos así, podríamos decir que el FMLN se ha separado algunos grados del camino neoliberal. Se ha hecho a un lado. Si tú tiras una raya hasta dónde vas a llegar, vos podes haber avanzado poco o mucho, pero, para la oligarquía, el problema es que tú vas para otro lado. Llevas otro camino.

Yo digo que es de izquierda, porque va en otro camino e irá avanzando según la correlación política, económica y social que tengas. ¡Pero va en otro camino! Y hay varias limitantes para este avance.

La primera es el modelo político que hay en El Salvador. Es democrático y de aparente igualdad de los ciudadanos y ciudadanas ante la ley, sin embargo, con el nivel de polarización económica que tenemos, siempre en ese sistema es bastante dura la lucha, porque todavía, según OXFAM, aquí hay cien personajes que concentran un patrimonio que equivale al 80% del PIB de un año: unos 21 mil millones de dólares. Eso indica que todavía hay una concentración de la riqueza.

Hay un modelo democrático que dice que todos somos iguales ante la ley, que existen pesos y contrapesos entre la Asamblea Legislativa, el poder Judicial y el Ejecutivo, pero la oligarquía tiene mucha influencia en las decisiones de la Corte Suprema de Justicia, particularmente en la Sala de lo Constitucional, y la tiene en la Asamblea Legislativa. Y hay medidas que hemos querido impulsar que simplemente las han declarado inconstitucionales y luego, con otras medidas, simplemente no hemos logrado los votos requeridos, porque en estos dos Gobiernos no hemos tenido mayoría en la Asamblea Legislativa.

Otro aspecto es la limitante conceptual que debemos mejorar de nuestra parte, como Gobierno. Si bien estamos de la mano con los movimientos populares en todos los proyectos de ley que hemos impulsado, por ejemplo, del agua, el reconocimiento de los pueblos indígenas que lo logramos, hay una serie de leyes importantes que ganamos de la mano con el movimiento popular, pero, a la hora de la prestación de los servicios que el Estado da, no hay una conexión con el movimiento popular para comprender, defender y perfeccionar estos servicios.

Yo creo que ahí tenemos un concepto del movimiento popular por un lado y, por otro, un Gobierno que presta servicios. Entonces, un gobierno visto como que presta servicio y no como parte del movimiento popular, del proceso de él, genera desencuentros. A veces, el Gobierno se encuentra solo en disputas con el adversario, donde el movimiento popular no está en la jugada, porque ha habido un concepto equivocado. Se tiene que reflexionar y madurar este aspecto en los últimos tiempos. 

¿Es realista pensar que en El Salvador a corto-medio plazo se pueda dar un Proceso Constituyente que modifique el actual aparato de Estado?

En El Salvador se irán dando los pasos, a corto y medio plazo, en la búsqueda de un proceso constituyente que modifique el actual aparato de Estado. El FMLN ha propuesto en esta legislatura trabajar por la primera fase de la reforma constitucional que incorpora el referéndum, porque nuestra Constitución solo tiene referéndum válido para decretar la unión centroamericana.

El proceso de reforma de la Constitución es bien difícil, porque primero es una reforma por mayoría simple que la próxima legislatura aprueba por dos tercios, sin mover una coma. Si lo haces de forma, vuelve a empezar. Y si en la siguiente legislatura no lo aprueba, se vuelve a empezar. Es casi inamovible.

En este trienio, vamos intentar ganar la primera fase de la reforma que incorpora el referéndum para temas de importancia estratégica, que incluye la misma Constitución. Es necesario. Y, por otra parte, es necesario reformar y precisar más el poder judicial, porque ahora la jugada del imperialismo es que no se llama dictadura militar, sino dictadura judicial. Es decir, sin necesidad de dar golpe de Estado, atenaza a los otros dos poderes del Estado, metiéndose en temas políticos que no son propios del establecimiento o cumplimiento de la Constitución.

De hecho se han realizado reformas constitucionales para destruir la posibilidad de que partidos de izquierda se fortalezcan. Lo hicieron por la vía de sentencias. Entonces, si es necesaria una reforma constitucional o una nueva Constitución, pero mientras no esté la figura del referéndum no podemos hacer este tipo de consulta, porque la Asamblea Legislativa de El Salvador no tiene la figura de Asamblea Constituyente.

A la par de esto que es legal, es necesaria una posición conjunta de batalla con los movimientos populares, porque si no tienes eso no hay constituyente que valga. ¿Qué vamos a ganar en una constituyente si el pueblo no está en una posición de batalla? Capaz nos la gana la derecha y nos hace una cosa peor.

En Corea del Norte, me dijeron: «la verdadera arma se llama la gente, el pueblo, con convicciones claras». Y ahí tenemos que trabajar muy duro, porque a pesar de que hay mucha organización y pueblo consciente, nos falta articularnos para esta etapa.

Es una guerra abierta. No todos nos hemos dado cuenta de ella. Acontece en todos lados. Aquí hay una guerra para destrozar al movimiento popular y de izquierda, aunque no nos estén dando palos, garroteando, porque la policía la tenemos nosotros. Hay una guerra mediática terrorífica, impune. Hay una Sala de lo Constitucional golpeando mañana, tarde y noche. Golpeando puntos estratégicos de la política del Gobierno. El año pasado (2017), por Sentencia, nos quitaron 800 millones de los cinco mil del Presupuesto. Pero el resultado electoral ahí está (refiriéndose a las elecciones para la Asamblea Legislativa y alcaldías de marzo 2018, donde la izquierda retrocedió). Vivimos todo el año con la amenaza del impago. Esa es la gran rectificación por hacer con el movimiento popular, la acción popular.

Existe la queja del movimiento popular que no se le ha tenido en cuenta. Eso junto al resultado electoral, nos indica que en vez de acumulación de fuerza ha habido un retroceso. La campaña mediática pone más difícil el avance de la izquierda, entonces ¿no tenemos el peligro de convertirnos en meros gestores de las migajas del neoliberalismo?

Ahorita estamos como cuando nos bombardeaban y no teníamos misiles, y lo tenemos que resolver. Es una metáfora dura, pero es cierto. Yo así lo veo. El Partido se debe dar cuenta y estamos en eso. No es articular para x o y ley. Eso lo hemos hecho. Hemos consultado con el pueblo, hemos preguntado a la gente, pero nosotros no es para mover leyes que tenemos que estar con la gente, sino que estos gobiernos deben hacer cambios y al mismo tiempo estar articulando una mejor correlación de fuerzas conjunta.

Es concederle el poder y la potencia al movimiento popular de estar participando junto con el Partido y el Gobierno en las decisiones que vayamos tomando. El movimiento popular salvadoreño podrá ser más grande o pequeño, eso no importa, lo que interesa es que es un movimiento popular con tanta capacidad, pensamiento y dirección como el FMLN. Para mí son compañeros y contraparte. Y lo deben ser no solo para las leyes, para y o x política, sino para la estrategia de cómo debemos enfrentar al otro. Es diferente a que yo consulte la reforma de pensiones a que diga «así están las cosas, ustedes entren por aquí y nosotros por acá». Esa es una articulación más intensa.

La posibilidad de administrar migajas siempre existe, toda vez que nosotros estemos dispuestos a ello. Y, hoy por hoy, el FMLN no está dispuesto a estar en un gobierno repartiendo migajas, sino que estamos tratando de sentar las bases de una sociedad diferente y si hay un retroceso con las próximas elecciones, pues tendremos que cambiar de estrategia para seguir trabajando por una sociedad diferente.

El FMLN no tiene un enfoque de decir «veamos que nos dejan hacer», sino de empujar las cosas que no han querido y no nos han dejado hacer. Cualquiera que no luche, que se aplane, dice: «vaya pues, dígame qué hago». Pero nosotros no. Nuestra decisión siempre es ir en el camino distinto, avancemos poco o mucho, y no en el camino que los organismos internacionales nos quieren obligar a ir.

Es importante mantener el gobierno por la lucha con las mayorías, sin embargo, en la búsqueda de aliados, estos condicionan y limitan la incidencia. ¿Cuáles serían las prioridades del FMLN para seguir acumulando fuerzas y lograr los cambios a largo plazo?

En este momento, lo más importante es fortalecer en los hechos y en el discurso la posición nuestra: «somos un partido de izquierda, progresista y ético». Decente, como diría la gente.

Y no solo por la campaña mediática en contra nuestra, sino que aunque hemos resuelto todas estas cuestiones, tenemos todavía algunas de las desventajas que nos trajeron ciertos aliados en el Gobierno. También están los problemas que se dan en el mismo seno del partido, cuando algunos se vuelven funcionarios de alto nivel, no la mayoría, pero suficiente como para perder la confianza de la gente.

El fortalecimiento de esa posición del partido es lo más importante para cualquier cosa ahorita, sea que ganemos o no. Y, en ese sentido, una política de alianza debe ser si estamos en condiciones de sumar fuerzas y no para ser sumados y, finalmente, sumidos en proyectos que nada tienen que ver con los objetivos, la esencia y la razón de ser de nosotros.

Y ese es un debate permanente. Algunos creen que ser más radical tiene problemas electorales y yo soy de la opinión de que la única manera de avanzar, es ser más radical.

Si la diferencia en los hechos y la mediática no es nítida, entonces la gente se confunde. Aquí hay un ejemplo no muy antiguo, de una gran victoria que todo el mundo creyó que era una derrota: la campaña electoral del compañero Schafick Hándal. Desde la derecha hubo una campaña de miedo y desprestigio y el partido ni tenía agencia de publicidad, pero él duplicó la votación del FMLN. Es un hecho histórico. Nadie lo ha vuelto hacer. Él fue radical. No economizó palabras para irle explicando a la gente porque debía votar por el FMLN. En toda nuestra historia hemos ido subiendo, pero él fue el único que duplicó la votación.

En la última quincena ya no teníamos ni para un spot e hicimos frente a la horrorosa campaña de mentira y miedo de la derecha. Ese es el debate que hay ahora en el partido: ¿de cómo no perder el Gobierno para seguir profundizando los cambios?

Hay dos posturas. Los que proponemos que hagamos correcciones no solo de discurso, sino que se haga una nítida diferencia de nuestra opción con respecto a la derecha, y los otros: no hemos cambiado de idea, pero demos una imagen más amplia.

Sin embargo, cuando vos empiezas a hacer una imagen súper amplia, tanto de la imagen y el contenido, supone ampliar la oferta a sectores contrarios a la revolución. La única manera de dar el paso siguiente es pasar a propuestas más de avanzada.

El FMLN, normalmente, nunca ha tenido una propuesta contra revolucionaria, incluso propusimos junto con las organizaciones de las mujeres la despenalización del aborto. Ahí están los votos. Estamos listos para hacerlo. Hicimos el incremento del salario mínimo. Fue impresionante. ¿Quién duplica el salario mínimo rural? No conozco otro caso. Y subimos el 40% del salario urbano. Es de escándalo. Es cierto, es poco para lo que es la vida de la gente.

Entonces, tenemos que ver en los hechos, en el discurso, con la gente, una posición más nítida.

¿Qué tipo de cooperación internacional necesitan?

La cooperación internacional progresista. Lo primero es que no abandonen a los movimientos populares en sus requerimientos; lo segundo, por lo menos en Las Mélidas hemos sido estrictas, todo proyecto lo estimamos plan piloto de política pública. 

La cooperación internacional debe apoyar a las organizaciones populares comprometidas con propuestas de cambio para su propio fortalecimiento institucional. Esto permite tener recursos e influencias en las políticas públicas. Es fundamental.

No necesitamos agencias de caridad, pero hay organismos de cooperación que los recursos son, por ejemplo, para medicamentos de una clínica y no conciben el empoderamiento de las organizaciones. Esto también necesita recursos y debe haber recursos para eso.

Yo sé que la revolución no será pagada, pero siempre, desde el tiempo de la guerrilla, se necesita un apoyo decisivo a nivel financiero para desarrollarse. Ahora hay una controversia: ONGs que si no tienen proyectos no luchan. Eso no es correcto. La revolución no será pagada, pero al mismo tiempo hay organizaciones que luchan, se movilizan, sin mayores recursos para la acción política.

Iñaki Markiegi es miembro de la Mesa Internacionalista de Alternatiba

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.