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Progresismo, ¿carta imperial o autóctona?

Fuentes: Rebelión

Aclaración preliminar. En tiempos en que el pensamiento conservador, neoconservador, legalista y formal está ganando terreno, culturalmente hablando (aunque escuchemos las vociferaciones habituales sobre los avances arrolladores de «la izquierda» y «la subversión») tal vez sea pertinente abusar de precisiones semánticas. El sentido común coincide con el conocimiento científico en advertir que las sociedades son […]

Aclaración preliminar. En tiempos en que el pensamiento conservador, neoconservador, legalista y formal está ganando terreno, culturalmente hablando (aunque escuchemos las vociferaciones habituales sobre los avances arrolladores de «la izquierda» y «la subversión») tal vez sea pertinente abusar de precisiones semánticas. El sentido común coincide con el conocimiento científico en advertir que las sociedades son complejas, que cuando uno dice que «Alemania es rica» no quiere decir que todos los alemanes lo sean (ni mucho menos; sucede que hay países muy, muy ricos, con habitantes muy, muy pobres, aunque no sea el caso de Alemania); que cuando uno dice que los zulúes o los nórdicos son altos, no quiere decir que entre los suecos no haya petisos, incluso «tapones». El lenguaje político, como el lenguaje común «abusa» de generalizaciones que «todo el mundo» con buen tino limita. Aunque ya sabemos el proverbio chino, de que cuando el dedo señala la luna, el estúpido mira al dedo.

En Argentina hay una tal confusión de identidades políticas e ideológicas que es materia saludable, si uno quiere pensar y entender primero y actuar después, un pequeño mapeo por las identidades y las identificaciones.

Un referente kirchnerista, por ejemplo, alude a la estrategia de «el modelo neoliberal» que critica y enfrenta. Dice, por ejemplo que dicho modelo necesita para triunfar «el menor grado de organización y resistencia» por parte de «el pueblo». [1]

Ese fraseo da por sentado que el enfrentamiento corre entre el neoliberalismo y el pueblo o en todo caso, entre el neoliberalismo y la corriente política que expresa el gobierno K, que sería el progresismo, el populismo, lo nac & pop, (dejamos la designación a cargo de quienes plantean esa opción).

Sin embargo, la cuestión, es decir la lucha política, es algo más enrevesada. Porque el posicionamiento que hagamos ante la cuestión política, el estado del país en suma, debe atender y entender que el gobierno K está en muy, pero muy buenas relaciones con las corporaciones que suelen instrumentarse a través de las elites políticas de EE.UU (que es como decir, transitivamente, del eje EE.UU.-Reino Unido-Israel). Y a la vez también atender a que el gobierno K está ligado a lo peor de la Argentina. Sólo que, en Argentina (como suele pasar en general en las sociedades nacionales) existen muchos «peores» y el gobierno K, destacando los peores que tiene enfrente (Menem, aunque no tanto, pero sí, Macri, el neoliberalismo más recalcitrante, la impresentable Mesa de Crematística también llamada de Enlace, la Argentina Blanca….) ha escamoteado los peores propios; una burocracia sindical totalmente metamorfoseada en mafia, entremezclada con otras como la del fútbol, las de la seguridad, etcétera.

¿Adónde voy? ¿Acaso, invirtiendo el viejo adagio, dos siervos para un mismo amo? Tenemos en Argentina un posicionamiento, de la Argentina blanca, demócrata y liberal, con la representación mediática del espectro Clarín, La Nación, Perfil, que son en primer lugar occidentales, mejor dicho occidentalistas. Los que apuestan a «nuestra civilización» (que es precisamente la que está destruyendo el planeta entero, con su contaminación cada vez más generalizada, con la plastificación de mares y tierras, con la aparición de enfermedades nuevas y variantes virósicas cada vez más inmanejables, calentamiento global, derretimiento de los polos y el permafrost y un largo y penoso etcétera). Esta gente está «naturalmente casada» con Mc Donald’s, Walmart, Coca-Cola, con Hollywood esa fábrica de sueños que se permite hasta burlarse de sí misma como con The Truman Show, con el Holocausto recreado por Hollywood (que no es el padecido en Europa), con un antiislamismo y un racismo fácil (al menos de aplicar, aunque no de predicar), en fin.

DATOS SOBRE COLOMBIA / 2013

[…] El paramilitarismo, que actúa con la coordinación del estado, constituye la herramienta de terror del gran capital transnacional y del latifundio: […] en Colombia el capitalismo avanza gracias al terrorismo de estado.

[…] Hay en Colombia más de 9.500 presas y presos políticos

[…] en menos de dos meses fueron asesinados cuatro líderes campesinos.

[…]   El Terror de estado se expresa a través del asesinato de los opositores, a través de la desaparición forzada, la tortura, la violación sexual.

[…] el país en el que son asesinados el 60% de todos los sindicalistas asesinados en el mundo.

[…]

 

En 2012 fueron asesinados por la violencia política diez colombianos por semana. 

«disuadir la reivindicación mediante el terror»

«Los niveles de sevicia que presenta el crimen contra Benedicta Joya (mujer campesina, 75 años. […] desnudada, ultimada con arma corto punzante, posiblemente violentada sexualmente y rociada con alcohol para luego proceder a prender fuego sobre su cuerpo. […] El incendio consumió parcialmente la habitación en madera al punto que el cadáver […] cayó al primer piso ) se inscriben en la lógica de que a mayor tortura y degradación de las víctimas, mayor alcance del «mensaje disuasivo» en las comunidades. […] El paramilitarismo fue preconizado para Colombia desde la misión estadounidense Yarborough [de 1962; repárese la fecha]

[…] La masacre de Mapiripán [.] Los paramilitares fueron trasladados en aviones y camiones del ejército al sitio de la masacre. Estuvieron amputando y violando durante 10 días, mientras el ejército impedía que entrara o saliera nadie […]

[…] El testimonio de Marinelly Hernández, presa política: «A nuestro padre el Ejército colombiano […] lo colgó vivo de sus manos introduciendo ganchos en sus extremidades como si fuera carne de carnicería, luego le chuzaron el estómago y todo su cuerpo con una navaja, después arrollaron sus labios como se les taja a los pescados […] Tenía 70 años […]

[…] la masacre del Río Nare: «El Capitán Martínez con sus tropas ingresaron a unas minas de oro donde se encontraban los campesinos sacando el mineral: un día antes, lanzaron panfletos diciéndoles que desalojaran, y al otro día entraron con motosierras y hachas: amarraron a los trabajadores… los iban soltando de uno, sin asesinarlos, les quitaban los brazos, las piernas y luego de cada persona recogían un solo brazo, una sola pierna, hacían un montón y lo tiraban al río […] 

[…] ‘jugaron fútbol con la cabeza’ del líder campesino afrodescendiente Marino López, […] aterrorizar a la población para forzarla a un masivo desplazamiento poblacional.

[…] aterrorizando a la población cuya reivindicación entra en conflicto con la depredación capitalista. Se pretende eliminar toda oposición, sea esta armada o no, dejando absolutamente intocadas las causas del descontento social.

Operación mediática: legitimar al paramilitarismo

[…] No se menciona que el paramilitarismo es diseñado para provocar desplazamiento poblacional.

[…] «falsos positivos» […] Hay al menos 4.716 casos documentados de estos asesinatos […] aumentando bajo el mandato de Santos, contrariamente a lo que la propaganda intenta hacer creer.

[… ] Colombia es el tercer país más desigual del mundo […]: anualmente mueren más de 20 mil niños menores de 5 años por desnutrición. «Más de 30 millones de colombianos viven en la pobreza, 12 millones en la indigencia […] casi 6 millones de campesinos deambulan por las calles víctimas del desplazamiento forzado. […]; el área cultivable es de 21,5 millones de has. pero solamente 4,7 millones están dedicadas a la agricultura […] Más de la mitad del territorio está en función de los intereses de una economía de enclave » [la población total del país se estima en unos 40 millones de habitantes].

[…] El coeficiente Gini en el campo alcanza el 0,89: […] fincas de más de 500 has corresponden al 0,4% de los propietarios que controlan el 61,2 % de la superficie agrícola: […]

[…] Van más de 70 reclamantes de tierras asesinados: «Empresarios, políticos, terratenientes, ganaderos, palmicultores y transnacionales, entre otros, despojaron por intermedio de la estrategia paramilitar [entre 7 y] 8 millones de has arrebatadas a sangre y fuego a través de masacres paramilitares, fosas comunes, desapariciones y desplazamiento forzado […]

[…] el gobierno Santos adquiere 50 drones, […] EE.UU. continúa aposentándose cada día más en las bases militares cedidas, a pesar del fallo de la Corte Constitucional (… la) Base de Operaciones Avanzadas en Tolemaida y una Locación de Seguridad Cooperativa […] requieren la presencia permanente de personal militar estadounidense. Algo que la C.C. rechazó en agosto de 2010, al declarar ilegal el acuerdo promovido por el hoy presidente Santos en su etapa de ministro de Defensa de Uribe, para ceder las operaciones y el control de 7 bases militares a EE.UU.» [… ignorándolo] el Ejército de EE.UU. ha firmado 126 contratos para construir en bases colombianas […]

[…] Un tricéfalo de acumulación capitalista, terrorismo de estado y OTAN […] 

fte.: «Benedicta en contravía del tricéfalo de acumulación capitalista, terror de Estado y OTAN», www.azalearobles.blogspot.com / 16 de junio de 2013

Y tenemos ese otro campo de pensadores y activistas que reivindican lo nacional contra lo rivadaviano, y hasta «el campo» (porque en general, el liberalismo ha sido urbano) y lo federal (aunque el centralismo rosista ya podría ir mostrando la duplicidad de tal posición)… En la actualidad, ese otro «campo» se expresa fundamentalmente en Carta Abierta, «políticamente correctos», que se colocan en los antípodas de Mario Vargas Llosa, que sería el intelectual por antonomasia de aquella Argentina rivadaviana y «blanca». [2] Pero que llamativamente no tiene una palabra para referirse a la neocolonización del país, encarnada en la soja como protagonista, pero también en los acuerdos con Chevron, con Wal Mart, con la Barrick Gold, y en general las mineras y sobre todo y fundamentalmente con Monsanto y su recreación del mundo.

Lo de Monsanto no es menor. Monsanto es el instrumento geopolítico del Ministerio de Agricultura de EE.UU. para el rediseño alimentario del mundo. O, probablemente, el Ministerio de Agricultura de EE.UU. sea el instrumento político, público, procesador de convenios para llevar adelante los designios diseñados desde Monsanto…

Observemos más de cerca el progresismo.

Si lo encarnado en la era K es realmente una alternativa (la lucha del kirchnerismo contra el ALCA, por ejemplo, revelaría su posición de enfrentamiento con el Primer Mundo tradicional); si ese progresismo, en cambio, es funcional al rediseño imperial, ahora llamado global, y los planes de IIIRSA (o IIRSA) [3] , por ejemplo, siguen avanzando al servicio de la extracción (¿o el saqueo?) de los recursos sudamericanos, al servicio de grandes transnacionales (casi todas ellas, alojadas en el Primer Mundo y particularmente en EE.UU.), la alternativa progresista no es sino otra variante de ajuste para una única política neoimperial (pero que, suprimida la palabra imperialismo del lenguaje político culto, «sustituyendo cantidades iguales» al decir de M. J. de Larra, en «El castellano viejo»), se designará global.

Mi hipótesis es que los grandes centros de poder mundial, lo que suele circular por los cónclaves del Grupo Bilderberg, el Foro de Davos, los encuentros del G8, los pasillos de la OTAN y la OCDE, que abarcan una minoría de los seres humanos del centro planetario y una mucho más estrechísima minoría de los humanos de la periferia, juegan siempre con dos cartas, con dos vías de ingreso y de acceso para la captación de rentabilidades y poder, de recursos materiales y espirituales. Cuando las condiciones les son propicias, juegan la carta eurocéntrica, que muy a menudo funciona por el efecto copia, que es muy fuerte. La imitación. ¿Por qué hay tantas rubias teñidas? Ya sabemos cómo las prefieren los caballeros. ¿O Hollywood no es acaso «nuestra» verdad? ¿Por qué tantas japonesitas a fines de la segunda guerra mundial se cortaban un tendón mínimo en la comisura de los ojos para que se les «occidentalizaran»?

Pero en algunas realidades, ya «quemadas» por la gobernanza demoliberal, en países como Argentina donde el peronismo planteó una alternativa a aquel liberalismo norteamericanista, los nuevos esquemas de dominio mundial, de gobernanza, como les gusta decir a algunos ahora, pasan por el maridaje con el progresismo otrora nacionalista, ahora «de integración».

«Hay su dificultad», como diría el inolvidable Bartolomé Hidalgo. [4] Porque hay que atar dos moscas por el rabo, y el nudo puede ser siempre inestable: integración al mercado mundial, aceptando el diseño general de la cosa, del negocio, es decir, del mundo, y atención de la población local, porque a diferencia de la solución eurocentrista tradicional, que era oligárquica, con la «sociedad de masas» ya no se puede desatender aristocráticamente a las mayorías sumergidas. En todo caso, que sigan semisumergidas, pero provistas de ciertos flotadores, como para hacer más vivible la vida cotidiana. Pero esto, aunque siempre inestable, −observemos lo que está pasando con Brasil y su milagro económico mediático [véase recuadro BRASIL]− el progresismo, porque procura atender a dos amos, se arregla con buenas coyunturas o se descompone con inmersiones en crisis.

 

DATOS SOBRE BRASIL / 2013

«[…] en los cinco primeros meses del año la balanza comercial acumula un déficit de US$ 5.400 millones, frente a un superávit de US$ 6.261 millones en igual período del año pasado.»

«[…] Este resultado, que es el peor de las cuentas externas de Brasil desde 1947, proviene [en parte] de un aumento de las remesas de utilidades para el exterior que alcanzaron US$ 28.130 millones en el primer cuatrimestre.»

«[…] Cubrir ese déficit con inversión extranjera directa, -como lo que se está haciendo- significa aceptar un proceso de ‘desnacionalización de la economía brasileña’.

«[…] 900 mil millones (unos 450 mil millones de U$S) se gastarán en el pago de intereses y amortizaciones de la deuda, […] 71,7 miles de millones para Educación y 87,7 para la Salud o sea una doceava parte y un décimo respectivamente del monto reservado para el pago de la deuda pública.

Para la reforma agraria se dispondría de 5 mil millones, es decir 180 veces menos.»

 «Apostando a un modelo funesto de matriz energética»

«[…] urbanización […], turismo de masas intercontinental, agricultura industrializada, globalización de la producción y del consumo.»

«[…] Mientras tanto la Associação Brasileira de Energia Eólica (Abeeólica), informó en abril de este año que en la actualidad hay cuatro parques eólicos concluidos, pero fuera de operación por no contar con líneas de transmisión de la energía que producen. Dos parques en Rio Grande do Norte y dos en Bahía.»

«[…] Vivimos en un país en el cual, en este momento, un indígena de 35 años (Oziel Gabriel) acabó de ser asesinado por ocupar una tierra que es reconocida como de él.»

«[…Mato Grosso] es el estado donde más se mata indígenas en Brasil.

 «Transgenia agrícola conduce contra-reforma agraria y deterioro ambiental»

«[…] una alteración del tamaño mínimo viable para este tipo de plantíos de soja, maíz o algodón, […] los menores establecimientos se tornan inviables lo que acelera la exclusión de pequeños productores del campo, […] y al reducir el número de productores reduce también el abanico de productos ofertados. Es una política de desarrollo rural excluyente, sin personas, exigiendo una mayor inversión en maquinaria agrícola e insumos, ampliando en forma sistemática el volumen de agrotóxicos utilizados.»

«[…] Los impactos en la salud pública, a pesar de ser de gran dimensión, no están claros para la sociedad. Y no se toman en cuenta como «costos» […] El 29% de […] muestras contenían un tenor tan alto de envenenamiento que el alimento debería ser prohibido para el consumo.»

«[…] Brasil, usando millones de toneladas de agrotóxicos por año, es el mayor consumidor del mundo, de estos venenos.»

«[…] el gobierno de Dilma Rousseff es el que menos latifundios ha expropiado en los últimos 20 años.»

«[…] Sólo el 10% de los terratenientes, […] que poseen áreas por encima de 500 has, controlan el 85% […] de la producción agrícola, sin valor añadido, para la exportación.»

 «El agro-negocio reprimarizó la economía brasileña»

«[…] en 2012 faltó maíz en el noreste […] pero Cargill, que controla el mercado, exportó 2 millones de toneladas de maíz de Brasil a los EE.UU. Por otro lado, importamos frijoles negros de China, para mantener nuestros hábitos alimentarios…»

 «Dilma puso fin a la demarcación de tierras indígenas»

«[…] definió a las demandas indígenas de tierra como un «proyecto ideológico irreal» de una minoría indígena que no va a ser tenida en cuenta por este gobierno.

 «Mega-eventos y contra-reforma urbana»

«[…] Plan Nacional de Logística (PNL) […] obras «necesarias» para alojar megaeventos deportivos (copa de las confederaciones -2013-, campeonato mundial de fútbol -2014- y Juegos olímpicos -2016-). […] utilizando ese Plan para realizar una contra-reforma urbana en las principales ciudades.»

«[…] remociones [que] dan prioridad a las inversiones empresariales y los negocios […] a través de un proceso decisorio autoritario, cerrado, no transparente y simbólicamente muy violento.»

«[…] Con esta contra-reforma urbana, […] se está desmontando la organización comunitaria.»

«[…] intensificación de acciones contra «moradores de rua» con el inicio de los Juegos de la Copa de Confederaciones. […] 100 homicidios de «moradores de rua» en los últimos 2 años en Belo Horizonte.»

 [Contra el aborto]

«[…] A través de este proyecto el violador pasa a ser llamado ‘progenitor’ y la víctima es obligada a relacionarse con el criminal ya que él deberá asumir la paternidad.»

 […] aumenta la conflictividad

«[…] el proyecto productivo de los gobiernos del PT sigue acrecentando la desigualdad.»

«[…] los 8,4 millones [el 10%l de asalariados con más bajos ingresos…] disminuyeron su participación, entre 2000 y 2010, en los ingresos totales.»

«[…] En 2010 el 10% de los trabajadores mejor remunerados quedaron con el 45,3% de todos los rendimientos mientras el 10% de los peor remunerados recibía 1,3% de todos los ingresos del país.»

«[…] deterioro de la economía de los más pobres.»

 fte.: Extracto de Juan L. Berterreche, «Brasil: golpe de timón… a la derecha» /  <www.postaportenia.com.ar/pagina3‎>

La coyuntura actual, tan distinta de prácticamente todo el siglo XX, donde «el deterioro de los términos del intercambio» era el gran dolor de cabeza de los economistas antioligárquicos, porque el centro planetario succionaba la periferia y la empobrecía permanentemente dificultando todo proyecto de redistribución «hacia abajo», toda política de bienestar público… ha tomado otro sesgo: apuesta fuerte a lo tecnológico y a lo biotech, pasivización social y crecimiento de la dependencia, medicalización de las sociedades, regimentación creciente en los más diversos aspectos de nuestras vidas, incluidos la comunicación, los alimentos, los «gustos» («personales», como los medios masivos con argumentos masivos procuran persuadirnos cada día que son tales gustos). Por la acumulación de bienes y la hybris energética, la constelación de poder actual ha encarado la distribución de excedentes de otro modo.

Tiendo a considerar esta dialéctica de la sumisión de nuestro mundo actual como proveniente de coyunturas materiales ajenas al menos en parte a los diseños humanos, es decir políticos propiamente dichos.

Hay una conciencia ya bastante generalizada en el siglo XXI de que los recursos materiales del planeta son finitos, que es relativamente nueva; se dice a menudo que así como el siglo XX fue el del petróleo, el XXI será, está siendo cada vez más, el del agua… Podríamos agregar que también está siendo el de la tierra (y que en cualquier momento puede devenir asimismo, el del aire). Basta ver el proceso de acaparamiento de tierras que se está dando en todas partes. Fundamentalmente en África y también, basado en los mismos rasgos, en el Caribe, en Sudamérica, etcétera. Amparándose en la débil legalidad de las tenencias, que se ajusta como anillo al dedo a la voracidad del capital impersonal. ¿Qué o quiénes estructuran ese proceso? Grandes consorcios agroindustriales que producen monocultivos. Se trata de procesos rediseñadores de lo existente. [5]

Mi hipótesis es que la macroestructura del poder global(izado) opera a dos bandas (en rigor, a todas las necesarias). Buen ejemplo, el sur americano. Estados como el colombiano, cuyo elenco titular aspira a convertir a Colombia en el Israel sudamericano, es el candidato tipo de la alternativa 1 [véase recuadro Colombia]: eurocentrismo galopante, servilismo ideológico, que aleje lo más posible la estructura local de poder de «lo subversivo» (fácilmente encarnado en las FARC). Ésa es la carta que vemos, en diversas etapas de aplicación, buscando análogos aliados, en Honduras, Panamá, Paraguay…

Si existen estados como el argentino o el venezolano, cuya disponibilidad de recursos les ha brindado una potencia materializándose en el ingreso masivo de divisas, y con elencos políticos que han trabado las salidas demoliberales, como pasó en Mar del Plata con el ALCA, pasada a mejor vida por Chávez y Kirchner (de consuno) y como pasa en Argentina, dentro de fronteras, mediante políticas distribucionistas como las encaradas en la «era K», jugando una carta de cierta autonomía en el impresentable caso AMIA, despojando a los núcleos capitalistas más parasitarios de algún soporte estatal (como con las AFJP) aunque reafirmando otros como los del transporte automotor), la estrategia será un poco distinta.

En el caso «socialista» (bolivariano del siglo XXI, como le gustaba tipificarlo a Hugo Chávez), ‘hay que sacárselo de encima’, a él y a los bolivarianos, «a como dé». Para ello el poder global o las redes del macropoder planetario apuestan a «cartas» como la gorra de visera que tiene debajo a un tal Capriles Radonsky, un católico mariano dispuesto a recoger votos hasta de la ínfima colectividad judía venezolana, gracias a su abuela (votos, o lo que pueda proveer esa otra «palanca» de apoyo). Lo que hemos llamado núcleos del poder global están empeñados en frustrar esta variante de la alternativa 2, no sé si tanto por su alianza con Kirchner, Correa o Lula sino por la habida con Admanideyah, que ha generado un odio realmente mayúsculo.

En el caso argentino -otra variante de la alternativa 2 que señalamos−, la deglución enfrenta otra táctica: el gobierno progresista argentino jamás ha proclamado el socialismo como meta, antes bien la presidenta CFK ha insistido con la defensa del capitalismo, de un capitalismo honesto, o bueno. La experiencia argentina, con tantos trasvasamientos ideológicos podría lucir con lenguaje «subversivo» a un Gustavo Grobocopatel, el sojero número uno del país (y entre los mayores del mundo, sin duda) quien ha jugueteado con su condición de «sin tierra», aludiendo a los campesinos pobres brasileños porque él alquila algunos cientos de miles de hectáreas en su estilo empresario, sin ser propietario… como se ve, un peculiar sentido del humor, particularmente difícil de aceptar pensando en el incalculable daño ambiental que provoca.

Estas variantes, para lo que hemos llamado la red ejecutante del poder mundial, entendemos resultan irrelevantes.

En el estado de situación que el planeta presenta, algunos recursos «naturales» o cuasinaturales han acrecentado su valor de manera descomunal, generando a sus titulares enormes ingresos, jamás soñados en épocas de imperialismo tradicional. Por esta vía, Venezuela con el petróleo o Argentina con la soja, han acumulado una montaña de dólares altamente significativa.

Si tal coyuntura se le presentara a un gobierno oligárquico y liberal, habría hecho lo de siempre; apropiarse de los beneficios de esa buena época y probablemente desarrollar mejores y más gozosos métodos de tirar manteca al techo. Perón, con su peculiar irreverencia lo había explicado: todos los que estaban antes (en las presidencias) se quedaban «con todo» (la famosa «renta extraordinaria» argentina); lo que yo hago es repartir un poco.

Un poco a «los muchachos» (gratitud eterna), un poco a la sociedad (Mar de Plata para todos, nacionalización de servicios imprescindibles para un bienestar mí-nimo), y un poco, claro, al estado (incluyendo los beneficios que «naturalmente» re-caerán en sus representantes). El estado argentino se aproximó durante las presi-dencias peronistas, fundamentalmente la primera, a un incipiente estado-de-bienestar; aquel «estado del pueblo» que fue tan caro a la socialdemocracia sueca (aunque también al nazismo alemán; en ambos idiomas el término es similar: [6] hogar del pueblo).

Esa forma de reparto pervive en el kirchnerismo actual, también inclusivo y distribucionista, como lo prueba la expansión de la atención jubilatoria, y el apoyo a las familias disfuncionales o incompletas, el subsidio a madres solteras o a desocupados o mediante el pago de sueldos para tareas a su vez subsidiadas. Esta política asegura enorme apoyo social, al menos en tanto se mantenga la estructura subsidiaria. La cual no puede pervivir si no es mediante la enorme renta que el estado puede administrar, que a su vez se mantiene únicamente por la buenísima coyuntura de precios para la soja.

La soja, oh misterio de la economía o más bien de las finanzas, vale más, mejor dicho, cotiza más, más del doble, que el trigo. La pregunta de un craso materialista inepto en economía es: ¿por qué?

Para quienes rechazamos el sistema de poder vigente, basado en el racismo, los privilegios del capital, el lucro como sentido vital, y que consecuentemente somos, y no entendemos como no serlo, defensores de la pluralidad y la libertad de pensamiento, la situación es: ante las opciones demoliberales burguesas, una política de rechazo y enfrentamiento; ante el progresismo que encarna el proyecto moderno, que coincide punto por punto con los del capitalismo globalizado -consumismo, megaminería, agroindustria, obsolescencia programada y prematura, agroindustria y campesinicidio, políticas de crecimiento y consumismo, de concentración de la población, cada vez más inerme, en los cordones urbanos con el resultado de su total dependización, también rechazo y enfrentamiento.

A la luz del último asesinato «ejemplarizante» que los paramilitares colombianos han cometido en este mes de junio en Benedicta, hermana de un sacerdote (véase recuadro COLOMBIA) la autora de la nota de que extrajimos el recuadro, Azalea Robles, resume nos parece que con precisión el estado de situación de Colombia que entiendo es extensible a toda la América al sur del río Bravo: « En el centro del debate sobre la cuestión de la Tierra se halla el Modelo Económico; se oponen dos visiones antagónicas: por un lado está la visión capitalista que agencia la monopolización y extranjerización de la tierra para su uso en agroindustria, agrocombustibles y saqueo minero energético; y por otro lado está la visión de las comunidades campesinas que busca una reforma agraria integral, el desarrollo de la soberanía alimentaria, y el respeto por los ecosistemas

Por ello, los análisis de los Emir Sader que oponen el neoliberalismo al progresismo revelan que la atención a esa falsa oposición escamotea las verdaderas opciones. En Argentina, la diferencia principal entre los «actores» del Modelo de la Soja ha sido por la cantidad de plata a repartir, así sobrevino el 2008; con un problemita con los «vueltos» (claro que se trataba de miles de millones de dólares).

Igualmente especioso nos resultan los análisis que procuran encontrar tres campos políticos en lugar de dos, o incluso cuatro, mediante un degradé de dependencias y soberanías: si Venezuela está en un extremo, y Uruguay en el otro en el campo progre y más allá, el eje de los estados benévolos con la política de EE.UU. (Chile, Colombia, Honduras, México…)

Nos parece que la cita de Robles es mucho más precisa. Q uienes procuramos cuestionar el consumismo y el optimismo tecnológico tan emparentado con él, denunciar y enfrentar los poderes globales como la nueva oligarquía cada vez más mundializada, tenemos que vérnosla tanto con los múltiples Berlusconis periféricos, como con los progresistas que enfrentan ocasionalmente a las metrópolis (ALCA, G8, FMI), aunque coinciden en planes de acaparamiento de tierras, de tecnologización de zonas «retrasadas», conservacionismo, estímulo de energías como las fósiles, la blanca o la nuclear, desarrollo de la industria automotriz, apuesta a los nuevos petróleos tanto a más contaminantes que los tradicionales y otros «avances» por el estilo.

También me parece un acierto el deslinde que hacia el final de su nota hace J. L. Berterreche (véase recuadro BRASIL): «Como desde hace más de tres décadas la vanguardia de la luchas en L. América no está en las fábricas. No fueron los pro-tagonistas […] ni del Caracazo (1989) en Venezuela; ni del levantamiento del Ejér-cito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas, México (1994), ni de la Guerra del Agua en Cochabamba (2000), ni de la derrota del golpe del imperialismo en Venezuela (2002); ni del levantamiento urbano revolucionario en El Alto en Bolivia (2005).» Este deslinde deja al margen tantas lucubraciones de la izquierda consagrada de marxismos leninismos y otras ortodoxias para realmente entender lo que está pasando en nuestro mundo. Los ludditas podrían darnos mejores referen-cias, tal vez. Porque lo crucial pasa por si acentuaremos nuestra comida de góndo-las y nuestra dependencia de los grandes laboratorios empeñados en «darnos de comer» (¿o en quitarnos la papa de la boca?) o si podremos revertir esto resistiendo y reafirmando espacios más nuestros, estilos más propios, comidas más sanas.

La lucha es siempre entre la autonomía y la heteronomía.

N.B. Nos hemos permitido adjuntar dos recuadros que presentan sobre todo datos de os «estados de situación que hemos considerado altamente significativos.

Notas

[1] Reportaje de Fernández Miranda, R., a L. Grosso, www.rebelion.org, 16/6/2013.

[2] MVLlosa, sin embargo, podría no ser «el» intelectual integrado más puro del occidentalismo: en la cuestión palestino-israelí, aunque coincide con los israelíes y sionistas más perspicaces, critica de un modo bastante fiero al expansionismo del llamado «estado judío».

[3] Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana.

[4] «La ley es tela de araña», Río de la Plata, 1804.

[5] Aspectos de tal situación he procurado abordar en dos notas recientes; «Monsanto: poder detrás del trono. Mercado mundial aparente y provinciansmo real» y «Argentina: soja y dólares bajo agua»).

[6] Precisión semántica de Jan Myrdal.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.