Mi socialización político-cultural me deja bastante indiferente ante eventos oficiales. Estaba ilusionado con la fiesta popular en la Plaza Cívica, frente a la catedral; donde la gente saludaría a su nuevo presidente. Pero la inauguración oficial por la Asamblea Legislativa, del gobierno de Salvador Sánchez Cerén y su vice Óscar Ortiz, en la feria con […]
Mi socialización político-cultural me deja bastante indiferente ante eventos oficiales. Estaba ilusionado con la fiesta popular en la Plaza Cívica, frente a la catedral; donde la gente saludaría a su nuevo presidente. Pero la inauguración oficial por la Asamblea Legislativa, del gobierno de Salvador Sánchez Cerén y su vice Óscar Ortiz, en la feria con sólo mil personas invitadas, incluidos unos jefes de estado, pensé que no me iba a emocionar de sobre manera.
Estaba equivocado, aunque es difícil de comunicar; era un evento conmovedor, con lágrimas, orgullo, y el sentimiento de vivir un momento histórico. En marzo pasado, el FMLN, el partido de la antigua guerrilla, ganó las elecciones con estrechísimo margen, después de más de 20 años de haber firmado los Acuerdos de Paz. No solo se trataba de un candidato propio, sino de uno de sus más emblemáticos ex-comandantes guerrilleros. En 2009, el FMLN ganó las elecciones en alianza con grupos de intelectuales, empresarios y segmentos de capas medias de la población, alrededor de la figura, del ahora expresidente, Mauricio Funes. Sin Funes y las corrientes que lo respaldaban, el Frente hubiera perdido de nuevo esas elecciones frente al partido de la derecha neoliberal: ARENA. Hoy, cinco años después, el FMLN logró el gane sin necesidad de una alianza tan amplia ni programática. Por eso, muchos acá hablan del verdadero primer gobierno del FMLN.
No se trata del gobierno que el FMLN hubiera instaurado de haber terminado su ofensiva guerrillera de 1989 con una victoria militar. No está el socialismo en la agenda del día; el programa de gobierno habla de cosas como la redistribución en la medida del crecimiento de la productividad; se expresan esperanzas respecto a inversiones, en el marco del Asocio Público Privado, aprobado recientemente bajo presión de Washington. El programa habla de la unidad nacional, del bien de la patria, al que todos y todas tienen que aportar; el gran capital y los obreros y trabajadores, los campesinos, las clases medias y altas. No se le puede reprochar al Frente de haber exagerado las expectativas, no obstante, muy, pero muy raras veces he visto tantas caras bellas y llenas de esperanza, como en estas dos fiestas: la oficial y la popular.
Ya no es su terreno
La transmisión del mando en la feria, significaba en el fondo que iba a ser en el terreno de «ellos»: formalismos, himno nacional, poder estatal, etc. Pero no fue tan así, allí estaban presentes otras gentes… Cuando llego el presidente saliente, Mauricio Funes, cuya madre había muerto el día anterior, los diputados de ARENA le dieron la espalda. ¡Un error! Los abucheos no se hicieron esperar, las invectivas no dejaron duda alguna sobre el ánimo imperante en esta transmisión de mando… Modales discretos; ¿y qué? Es de señalar que ARENA ha declarado a Funes como su enemigo, por haber hecho públicos varios y sonantes casos de corrupción, que involucra a anteriores gobiernos ARENEROS (razón por la cual,un ex-presidente pasó a la clandestinidad). Continuando con la ceremonia, más tarde, un grupo empezó a entonar el himno de la guerrilla frentista, que resonó en todo el anfiteatro, algunos y algunas con lágrimas en los ojos expresaban el mensaje: aquí estamos, quienes que hace 25 y 30 años estábamos en la lucha armada, junto a las nuevas generaciones – la lucha sigue. Cuando Leonel, como se conoce a Sánchez Cerén en el Frente, empezó su discurso, saludó en primer lugar a las y los trabajadores, los sindicatos, los movimientos sociales, la militancia del FMLN. Al mencionar el nombre de su amigo y compañero de lucha, el dirigente muerto en el 2006, Schafik Handal, el anfiteatro parecía estallar: «!se queda, se queda – el comandante se queda!» Regresamos por un momento al año 2006, cuando una cantidad enorme de gente participó en el entierro de Schafik, y durante tres días y tres noches una oleada de dolientes, que parecía no parase nunca, pasaron delante del ataúd velado en la Universidad Nacional. En el fondo, en ese momento inicio el cambio que se concretó en 2009.
Palabras de Leonel como justicia social, mejoramiento de las condiciones del pueblo trabajador o reactivación del campo atacado duramente por el neoliberalismo, adquieren en este contexto una connotación más profunda, más combativa. Quienes prefieren pasan eso por alto y denuncian al Frente y su movimiento, con la acostumbrada y acusadora retórica; «… chapucería reformista, integrada al sistema y nueva articulación del capitalismo, etc»
Quien quiere atarse más a la realidad y sus contradicciones enormemente complejas, hace lo que Leonel evocó en la plaza, no por pura casualidad: escuchar la gente, escuchar al pueblo. «Sí no, uno se pierde», dijo el nuevo presidente y antiguo comandante. Él mismo, tal vez, representa unas de esas contradicciones; el antiguo comandante en jefe de una guerrilla marxista-leninista, a veces dice cosas que parecen responder a cierto conservadurismo cultural. Los valores familiares son un leitmotiv suyo; después del gane electoral acudió, junto con su vice, a una iglesia para una misa de gracias. (En El Salvador 17 mujeres de clase pobre están encarceladas, algunas desde hace décadas, por haber abortado o «simplemente» haber perdido los fetos. Recién, la Sala de lo Constitucional valoró eso tipo de penas como ligeras, las iglesias están muy contentas).
Pararle bola a la gente – quien hacía eso este domingo en la plaza-, recibía un masaje del alma. Las y los presentes, unos 20’000 o 30’0000, irradiaban esperanza, una profunda satisfacción, alegría. LA COSA CONTINUA. Esta vez, ya no eran 200’000 como en marzo, pues ni el Frente ni la gente tenían los fondos necesarios para pagar el transporte de buses en todo el país. Sin embargo, los presentes irradiaban una confianza realista, no era la ilusión exuberante del ahora todo va a mejorar de la noche a la mañana, desaparecerá el desempleo, la cuota cotidiana de asesinatos (que venía en un retrocesos significativo y fue desencadenada antes de las elecciones y ahora otra vez para la entrada del nuevo gobierno) va a bajar a niveles suizos. No, las gentes no son tontitos que se ilusionan con el Papá Noel, aquí estaban las mujeres y hombres del FMLN, esos que en lo cotidiano luchan por los cambios, esos que saben que esta lucha aún va para largo, y que por y para eso, necesitan y quieren a su partido. Pero también saben qué significa el hecho que ahora uno de los suyos sea presidente; saben que significa estar aquí celebrando su victoria sin el silbido de las balas asesinas; saben que se logró en este país de mucho miedo, de la desmoralización neoliberal, del acoso mediático y del arzobispo, del chantaje existencial del gran capital; saben que consiguieron la mitad de los votos para el proyecto del cambio, de los cambios sociales. Una mitad que no está, como la otra, basada en chantaje y la compra de votos, sino en conciencia. Eso demuestra que los pasos del primer gobierno de coalición del FMLN fueron atinados: las mejoras sociales, la reactivación del agro, de la «pequeña economía», la manera incomparablemente más limpia de hacer política. La alegría tiene que ver con el saber que eso se puede fortalecer ahora de manera muchos más significativa.
Contra todos los obstáculos
En cualquier aparato gubernamental habrá, en la mayoría de los casos, una tendencia casi forzosa a aceptar las lógicas de explotación y alienación; tendencia, insisto, no hecho consumado automáticamente. En la recepción de la noche de este domingo 1ro de junio, Medardo González, jefe del partido insistió, no por casualidad, en que el Frente iba a controlar su gobierno. No porque las y los compas en el gobierno se hayan transformado, como reza la fórmula tan cómoda, en «nuevas élites», sino porque se sabe cómo son de grandes las dificultades y que por eso es de absoluta prioridad el anclaje en las bases. El anuncio del jefe del partido fue aplaudido por el compañero presidente.
El lunes 2 de junio de 2014, El Salvador entró a formar parte de Petrocaribe, organización fundada por Venezuela en favor del Caribe y de Centroamérica. Hoy, el país gasta anualmente alrededor de mil millones de dólares para su factura petrolera, con Petrocaribe, el país puede reducir de inmediato el pago a la mitad, ya que la otra mitad se pagaría en 25 años (con un interés del 1 %). Se reservan $ 100 millones, que junto con los intereses generados y acumulados pagaría la otra mitad. Así, quedarían $ 400 millones para inversiones sociales y productivas. Solidaridad bolivariana, grito al cielo de la mafia que controla las importaciones, ARENA protesta contra la nueva «deuda». Deuda para nada objetable si se la paga a las transnacionales con bonos de los mercados financieros internacionales. Pero así el gobierno del Frente podría mejorar la economía, ¡Dios guarde! Es por eso perfectamente posible que la ignominiosa Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema (cuyo presidente fue abucheado en la ceremonia oficial) declare anticonstitucional la entrada a Petrocaribe.
Otro obstáculo: el presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, ganador del fraude electoral, y quien recién tiró a su policía militar contra la fracción parlamentaria de izquierda, rechazó participar en el acto de inauguración del nueve presidente del país vecino. El pretexto: Hace unas semanas murió un pescador hondureño, por lo visto por culpa de la marina salvadoreña, en la cercanía de la Isla del Tigre, en el Golfo de Fonseca, reclamada por los dos países. Hernández rechaza utilizar los mecanismos ofrecidos por el gobierno Funes – comisión investigadora conjunta, negociaciones, y eventualmente acudir al tribunal de La Haya-. Esta situación podría ser muy bien explotada en caso de operaciones de desestabilización masivas en El Salvador, como un componente internacional de la política de tensión.
Peor tal vez la situación de la semilla. En el 2012, El Salvador introdujo unas modalidades transitorias que le permitían al gobierno comprar las semillas de los granos básicos directamente a productores locales (cooperativas y otros) y así evitar el tipo de licitaciones dictaminadas por el TLC USA/Centroamérica y República Dominicana, CAFTA. Resultado: hay prácticamente autosuficiencia de semillas y cosechas récord con el maíz y los frijoles, el grado de autoabastecimiento con verduras ha subido del 15 % al 30 %. Esta situación provoca mucha bronca en Washington y en el hasta ahora oligopolio de importaciones de semillas alrededor de la Monsanto. Por ello, la embajada norteamericana está presionando, recurriendo al argumento del CAFTA, con posibles consecuencias graves para el país. Como en el caso del «Asocio Público Privado», donde logró sacar del acoso privatizador temas importantes como el agua, el FMLN intenta ser conciliador sin renunciar a los logros obtenidos y por obtener en la soberanía alimentaria. En las recién pasadas licitaciones de marzo, fueron admitidos de nuevo los oferentes internacionales, pero quedaron mayoritariamente fuera de la jugada por precios altos y mala calidad. Para la embajada norteamericana, la licitación no era suficientemente «abierta».
Hay otros obstáculos. Los Estados Unidos podrían, por ejemplo, utilizar el instrumento del CIADI del Banco Mundial contra la nueva ley de medicinas, que ya abarató significativamente los precios de los medicamentos y que contiene frescuras como el que el estado puede procurarse genéricos en Cuba y Venezuela. Desde 2009, salud pública tiene una real presencia en el campo, lo que ha llevado a una demanda mucho mayor de medicinas en los hospitales. Washington y la mafia importadora salvadoreña tienen una cuenta pendiente con el ministerio de salud ya que este logró conseguir en nuevos lugares ciertos medicamentos importantes para enfermedades crónicas, que las transnacionales, – entre ellas Novartis- dejaron de vender ante la nueva política de precios del gobierno Funes/FMLN. (Según investigaciones, El Salvador tenía el índice de precios más alto a nivel global en términos absolutos!)
Elementos así le dan espacio para el chantaje al imperialismo. Por el momento, Washington intenta la línea de subordinarse el gobierno de Sánchez Cerén de «manera suave». De fracasar ese intento, estos elementos podrán integrarse en una campaña ofensiva de desestabilización. La derecha salvadoreña se prepara, permiso norteamericano mediante, a provocar «condiciones venezolanas». El elemento individual con mayor poder de chantaje para Washington lo constituye sin duda la migración salvadoreña en Estados Unidos, se calcula, que en el país viven algo más de 6 millones de personas, mientras que en USA puede haber hasta más de 2.5 millones de personas salvadoreñas, muchas de ellas sin estatus legal. La administración Obama logró duplicar las deportaciones de «ilegales» realizadas por Bush, le resultaría fácil orientar a que las temidas redadas policiales contra la migración se concentren en zonas frecuentadas por la gente de El Salvador. Eso provocaría rápidamente decenas de miles de personas desempleadas en El Salvador y la falta de sus remesas, muchas veces sostén de la economía popular.
Todo esto, sin hablar de la violencia, es parte de las condiciones reales, bajo los cuales la gente y el FMLN tienen que avanzar con el proyecto continental de liberación en su país. Hay que comprender el esfuerzo y apoyarlo. Quién prefiere sentencias absolutistas, despegadas de este tipo de bajezas de la vida real, para qué se levanta en la mañana?
¡Que viva el FMLN!
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.