
De la mano de la tibieza veraniega europea renace la cultura presencial. Despacito, se sale de la modorra de meses pandémicos. Los grandes festivales de cine también despiertan tratando de recuperar terreno. La gente tiene ganas de volver a las salas. El certificado COVID y los barbijos, sin embargo, parecen ser la llave hacia la aún frágil normalidad.