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En su primer mensaje al Congreso al asumir la Presidencia de Estados Unidos, Joe Biden sostuvo que “la inversión pública en el desarrollo de las comunicaciones, la educación, las vacunas (…) y mucho más” hizo posible la transformación de su país en una potencia. Llegando al final de su mandato, su consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, profundizó estas definiciones proponiendo la sustitución del Consenso de Washington que rigió desde los ’80 por un nuevo Consenso en el que el mercado será reemplazado por el Estado en la asignación de recursos a sectores de importancia estratégica para la “resiliencia” de la economía y “la seguridad nacional” [1].
Una creciente crisis de legitimidad y la escalada bélica en Ucrania contextualizan la convocatoria a un “nuevo Consenso» con el Estado en un rol central.
Pierde poder el dólar como arma de guerra con la cual doblegar a las naciones que osan oponerse al dominio norteamericano.
El entramado que subvierte valores, leyes y la legitimidad de las instituciones.
Estados Unidos, Implosión financiera y escalada militar son dos caras de una misma moneda.
La incipiente multipolaridad que desafía a la hegemonía global norteamericana.
Los hilos que subyacen al enfrentamiento entre potencias nucleares.
La economía mundial se encamina hacia una crisis económica, financiera y de deuda inédita
En la Antigua Grecia, Platón atribuyó a Sócrates la creencia de que los cisnes sólo cantaban su melodía más hermosa al morir. Tiempo después, los romanos consagraron la leyenda y el misterio de un cisne que “sólo canta una vez, mientras muere” [1] se transformó en la metáfora de un momento único, cuando al llegar al final de la vida los seres humanos confrontan lo innombrable.