Desde el 12 de octubre, medios y autoridades hondureñas acusan a Bartolo Fuentes de ser el promotor y organizador del éxodo migratorio que ha dejado al descubierto las carencias del gobierno liderado por Juan Orlando Hernández. Además de periodista, Fuentes también fue diputado por el partido Libre, pero sostiene que hace tiempo dejó de tener […]
Desde el 12 de octubre, medios y autoridades hondureñas acusan a Bartolo Fuentes de ser el promotor y organizador del éxodo migratorio que ha dejado al descubierto las carencias del gobierno liderado por Juan Orlando Hernández.
Además de periodista, Fuentes también fue diputado por el partido Libre, pero sostiene que hace tiempo dejó de tener poder político. En abril pasado se unió en México a la caravana organizada por Pueblo sin Fronteras, una organización de Estados Unidos que logró conseguir asilo en ese país para el 93 por ciento (347 de 401) de quienes marcharon en aquella ocasión.
El grupo asesoró a la gente sobre la ley migratoria estadounidense y disuadió de solicitar refugio a quienes no tenían el perfil para superar la entrevista «de miedo creíble». Esta se trata de un interrogatorio hecho a cada persona que pide asilo en Estados Unidos, en el que la autoridad migratoria decide si creer o no que el solicitante ha sufrido persecución o torturas en su país de origen, y con base en ello lo acepta o lo deporta.
Fuentes trasmitió la caravana de abril y generó material para un programa de televisión llamado Los migrantes. Por el mismo motivo se sumó al grupo que salió el 12 de octubre desde San Pedro Sula: para trasmitir y acompañar a los que entonces se calculaba serían unos 500 hondureños. Un mes después, se estima que son más de 7 mil los que han entrado a México.
El ex diputado denuncia que sufre una criminalización contradictoria: lo acusan de cobrar a las personas como «coyote» y también de pagarles con dinero extranjero para que migren. Las autoridades -estadounidenses y hondureñas- lo vinculan con George Soros, con el gobierno de Venezuela, con los demócratas de Estados Unidos y con el depuesto presidente hondureño Manuel Zelaya, quienes habrían depositado su autoridad en un solo periodista de un departamento del norte del país.
Fuentes salió de Honduras por sugerencia de una organización que protege la libertad de expresión, ante el peligro de ser detenido arbitrariamente. Esta entrevista se hizo en México, durante la Cumbre Mundial de Madres de Migrantes Desaparecidos, celebrada entre el 2 y el 4 de noviembre en paralelo con el Foro Social Mundial de las Migraciones.
-¿Cómo fue su detención cuando cubría el inicio del éxodo?
-Fui detenido en Guatemala durante cuatro días en un «albergue de Migración» que está en la zona 5 de la capital guatemalteca. Es una cárcel: me quitaron el cinturón, los cordones de los zapatos y mis pertenencias, y me tenían bajo llave. Fui deportado a Honduras el viernes 19 de octubre. No tuve en Guatemala ninguna acusación criminal, la gente de Migración me acompañó hasta Tegucigalpa.
Al llegar al aeropuerto había como ocho oficiales de la policía nacional, y en un momento intentaron evitar que yo saliera. No sé si por temor, porque había mucha gente esperando, entre periodistas y amigos, o realmente querían llevarme detenido, pero lo hicieron al grito de «¡No lo dejen salir!». Entró la gente y me arrebató, prácticamente, de las manos de la Policía.
-¿Por qué denuncia que se lo acusa sin pruebas?
-Antes de que fuera deportado a Honduras, la canciller de la república (María Dolores Agüero) hizo una conferencia de prensa en la que me menciona seis veces por cosas de las que no soy responsable y que además no son delitos. Me enteré, por otras vías, de que el gobierno llevó un expediente al Ministerio Público para que procediera en mi contra. Pero lo que llevaron fueron artículos de periódico, declaraciones de los mismos funcionarios de gobierno y capturas de pantallas de las redes sociales.
Sin embargo, yo sé que en Honduras la fiscalía no aplica la ley y no actúa con independencia, sino que recibe órdenes de la presidencia. Así tenemos más de cien compañeros que, por estar con una cacerola protestando tras el fraude electoral, están judicializados. No hay necesidad de que le aporten pruebas a un juez, si la fiscalía presenta eso y le dicen «mándelo a la cárcel», me van a mandar.
-¿Hay arbitrariedades?
-Claro. Me van a tener dos años para después decirme que soy inocente, porque no van a poder probar nada. Para evitar eso salí del país, por recomendación del Comité por la Libre Expresión (C-Libre). Por medio de unos compañeros presentaré una querella contra la canciller Agüero, para que responda por sus declaraciones.
Si los funcionarios se atreven a decir en el tribunal que soy un coyote y un traficante, que se atengan a las consecuencias. Yo jamás le he cobrado a nadie por llevar a otra persona, no he sido coyote. Y si promoví o no la caravana, puede decirse que a lo mejor sí, por mis opiniones. Lo que yo escribí fue: «Migrantes, no se vayan solos», porque tengo casi 20 años de estar viendo el sufrimiento de la gente. Los matan, los violan, llegan mutilados. El gobierno sólo presenta sus estadísticas, no lo inmuta nada de eso. A uno le toca vivir esos sufrimientos a diario, cuando las madres le preguntan a uno y le cuentan, o cuando están intentando repatriar un cuerpo. Son gente pobre, y les dicen que vayan a Tegucigalpa, cuando la gente no tiene ni para el pasaje.
-¿Va a pedir protección en México?
-Por ahora no pienso solicitar refugio ni asilo. Lo que quiero es regresar a Honduras con la garantía de que no voy a ser perseguido ni mandado a la cárcel. Que pare la campaña de odio que tiene el gobierno de manera directa a través de los medios que ellos pagan, pues. Es una criminalización terrible que pone en riesgo mi vida.
Yo no tengo poder económico, ni siquiera político. Ahora ya no soy funcionario, no soy nada. Pero la verdad es poderosa y la palabra dicha en favor de la justicia pega. Ellos ahora no pueden controlar la circulación de las ideas, porque están las redes sociales. Yo escribí en Facebook y ha servido.
Me siento perseguido, triste de estar lejos de mi familia, me da miedo en determinados momentos, pero no me paraliza. Cuando uno viene a este foro de gente de tantas partes del mundo que está luchando, no es momento de echarse para atrás. A pesar de lo que le toque vivir a uno, hay que ir para adelante. No nos podemos callar estas realidades.