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La hambruna made in USA

Fuentes: Fondo de Cultura Estratégica

Para luchar contra los regímenes no deseados, EEUU recurre sin vacilaciones a tal arma mortal, como el hambre. El intento indignante del uso de la hambruna en el hemisferio Occidental se hizo, sin lugar a dudas, la introducción por Washington en 1962 del bloqueo económico contra Cuba. En el informe de la delegación cubana respecto […]

Para luchar contra los regímenes no deseados, EEUU recurre sin vacilaciones a tal arma mortal, como el hambre. El intento indignante del uso de la hambruna en el hemisferio Occidental se hizo, sin lugar a dudas, la introducción por Washington en 1962 del bloqueo económico contra Cuba. En el informe de la delegación cubana respecto a este problema en la 62 Sesión de la Asamblea General de la ONU se dice directamente: «El bloqueo económico, comercial y financiero, establecido por Estados Unidos, sigue siendo la expresión más clara de la política cruel e inhumana, desprovista de toda legitimidad y legalidad, cuyo objetivo es aplastar la Revolución Cubana por cualquier medio posible, hasta creando el hambre y provocando la desesperación en el medio del pueblo cubano».

Todo un complejo de «actividades operativas» para estimular motines «espontáneos» de hambruna, los servicios especiales de EEUU trataban de realizarlo en Venezuela. Después del intento fracasado en abril de 2002 de derrocar al presidente Chávez, Washington dio la «luz verde» a una operación de varias etapas en Venezuela para crear un agudo déficit de productos alimenticios de primera necesidad. El aceite, la harina de maíz, los huevos, el azúcar, la carne, la leche, el café, todo eso comenzó a desaparecer de forma esporádica de los mostradores acompañado con una intensa campaña de intimidación en los medios de difusión masiva tipográficos y los medios de información electrónicos, que se encontraban bajo el control de la oposición.

La administración de G .Bush sometió a una colosal presión a los tradicionales suministradores extranjeros de los productos alimenticios al mercado venezolano, a pesar de la presencia de los contractos, los pagos realizados, las garantías y otros mecanismos de seguro, que garantizan la continuidad de los suministros. Al complot habían sido involucrados los grandes productores agropecuarios en la propia Venezuela.

En las declaraciones de personalidades oficiales estadounidenses con la crítica del «régimen antihumano de Chávez» apareció un tema nuevo: aparentemente en aras de la realización de su proyecto socialista «está matando de hambre» al pueblo venezolano. Acelerando evidentemente los acontecimientos, Condolisa Rise, la secretaria de estado estadounidense de aquel entonces, declaró sobre los motines de hambruna en Venezuela. Pero Washington no logró desenrollar la espiral del hambre en Venezuela. Hugo Chávez avisó a los productores agropecuarios y los propietarios de los centros comerciales sobre la firme disposición del gobierno de nacionalizar cualquier planta, empresa o granja agrícola, que vaya a tomar parte en el sabotaje alimenticio. Por eso aún en el propio pico de «la hambruna según el guión norteamericano», se pudo adquirir sin dificultades algunas (si no en la tienda, entonces en el mercado), todos aquellos productos, que habían sido declarados «en déficit». Los «halcones» de Bush lo lograron intimidar a los suministradores extranjeros, los petrodólares de Chávez, como regla general, estaban por encima del chantaje y las amenazas de «arreglárselas»…

Reincidencias del hambre surgen permanentemente, con mayor tragedia, en aquellos países del continente, que están incluidos desde la época de «la guerra fría» hasta nuestros días en la esfera de «los intereses vitales» de EEUU. Hoy el grupo de los estados, cuya población tropieza de una manera más seria con el problema de la falta crítica de los alimentos, está formado por México, Guatemala, Honduras, Colombia, Perú y Haití. Es suficiente echar un vistazo al Internet para darse cuenta: el hambre está marchando con el frente ancho por el continente. A veces en los medios occidentales de comunicación masiva en calidad de los países hambrientos se mencionan Nicaragua y Ecuador. Los propagandistas pronorteamericanos tratan no recordar, que antes de pasar a la categoría de los estados «populistas», estos países habían sido el objetos de las reformas neoliberales de choque. Hasta ahora los gobiernos de Ortega y Rafael Correa están pagando las consecuencias devastadoras de los despiadados experimentos económicos.

Washington demuestra constantemente «la preocupación» por el hecho de que los gobiernos de muchos países de América Latina «desatienden» las tareas de la seguridad alimenticia, confiando plenamente a la ayuda del Norte. El surgimiento de los llamados «corredores del hambre» en América Latina, cuando por causa de sequías o malas cosecha sufren vastas regiones, crea pretextos adicionales para la intromisión de EEUU.

Es muy característico el ejemplo de Guatemala, donde últimamente murieron de hambre no menos de 500 personas, y Álvaro Colom, el presidente del país, fue obligado a declarar la situación de emergencia.

Una escena conmovedora: el embajador norteamericano en Guatemala, Steven Macfarland, visitó en el hospital a los niños indígenas, cuyas vidas habían sido salvadas gracias a los productos de alimentación infantil estadounidenses. He aquí otro video-fragmento con Macfarland: participa personalmente en la distribución de paquetes alimenticios a los guatemaltecos, agotados por la desnutrición.

El carácter «escénico-comercial» de la filmación es evidente: la cara triste de otro indígena más se ilumina con una sonrisa de alegría, cuando el paquete esperado pasa a sus manos. Después suenan las palabras de agradecimiento a Estados Unidos. En la primera plana se muestra un muro de sacos bien presentados con frijoles y arroz, destinados para la distribución. En todos los sacos se ve una inscripción estándar: USAID (United States Agency for International Development) – Agencia Estatal de EEUU para el desarrollo internacional.

La semejante beneficencia cosmético-espectacular es rutinaria para los embajadores de EEUU en América Latina. Ahora USAID y el Ministerio de agricultura de EEUU se están ocupando de una forma activa de los «corredores» guatemalteco y el hondureño. Durante el período de gobernación del presidente progresista Jacobo Arbenz (1951-1954) Guatemala trataba de realizar una reforma agraria de gran escala, ya que los dueños de la tierra eran grandes clanes oligárquicos y corporaciones norteamericanas, en primer lugar, «United Fruit». Sin embargo, Estados Unidos declaró a Arbenz «comunista», organizó una intervención armada de «la oposición» y lo derrocó. El nuevo régimen pronorteamericano suspendió en seguida todos los decretos de Arbenz de la reforma agraria. Lo mismo lo estamos viendo hoy en Honduras: Porfirio Lobo, el títere norteamericano, está dispuesto a poner la cruz sobre los planes del derrocado «populista» Manuel Zelaya de modernizar la agricultura en colaboración con los países, miembros del ALBA, el proyecto bolivariano de integración.

Como consecuencia, la conservación de las reminiscencias coloniales en la agricultura, que no habían sido superadas antes de comienzo del siglo XXI. Washington se resiste con persistencia a todos los intentos de modernizar el sector agrario tanto en Guatemala, como en otros países de América Central, ya que la colaboración mutuamente provechosa con los círculos oligárquicos había sido probada por el tiempo y fijada por la sangre de «la lucha conjunta» contra las agrupaciones guerrilleras de izquierda marxista, y la llegada de la nueva generación de los políticos amenaza con consecuencias impredecibles para el mandoneo incontrolable de EEUU. Por eso en vez de ayudar realmente a las reformas en la agricultura de estos países, Washington prefiere la política de dádivas individuales. ¡La práctica comprobada «de la rienda corta», del chantaje del hambre!

Al comienzo de su gobierno, al presidente de Guatemala A.Colom, le atraía evidentemente la pléyade «populista» de los dirigentes latinoamericanos, incluso visitó La Habana, se encontró con Raúl Castro y entregó a través de él la alta condecoración estatal de Guatemala, la Orden del Quetzal, a Fidel. En eso la independencia de Colom terminó. Cuando Washington lo puso ante el dilema, la pérdida del poder (según el guión hondureño) o la subordinación a las exigencias del imperio, la opción se había hecho a favor de la capitulación incondicional. En calidad de la condecoración Obama asignó a Guatemala otros 15 millones de dólares para ablandar las consecuencias de la crisis alimenticia.

Ahora Colom colabora con Estados Unidos en todas las direcciones. En particular, en el país se están creando centros de apoyo para contrarrestar los regímenes «populistas» en la región (se enmascaran como bases para «la lucha» contra el narcotráfico). Sin embargo, a pesar de «la amistad» con Obama, la mitad de los 13 millones y medio de los guatemaltecos siguen encontrándose al borde del hambre, los pronósticos para la cosecha del maíz y los frijoles en el año 2010 son más que alarmantes, pero es la principal comida de los habitantes del país.

El funcionario profesional de la CIA, Steven Macfarland, quien está trabajando «por simultaneo» de embajador, se permite muchas cosas en Guatemala. Durante su estadía en calidad del encargado de negocios en Venezuela, se portaba de una manera tranquila, sabiendo, que Chávez no toleraría cualquier forma de intromisión y dictado. En Guatemala Macfarland está dando constantemente conferencias moralizadoras sobre cuál es la forma «correcta» de dirigir el país y luchar contra el hambre. He aquí un fragmento de una de sus alocuciones, indudablemente, una obra maestra de la hipocresía y malamente oculto sentido de la superioridad sobre «los indígenas», quienes no entienden colas elementales:

«El hambre es un problema del plano moral, una amenaza para la estabilidad política y social. La desnutrición es un fenómeno crónico en Guatemala. Hace tiempo ha llegado el momento para que todos los representantes de la sociedad y el gobierno usen las reservas, que tiene el país, para poner fin a todos los casos de la desnutrición. Es necesario prestar una atención especial a las mujeres embarazadas y lactantes, así como a los niños pequeños, porque son ellos, quienes más que todos necesitan la ayuda. Tienen que hacerse ciudadanos sanos, competentes y laboriosos, que le ayuden a Guatemala en la realización de su enorme potencial».

Muchos en América Latina, al analizar el problema del hambre en el continente, llegan a la conclusión de que la élite gobernante de EEUU, que defiende los intereses «del mil millones de oro», se orienta a la receta neomaltusiana de deshacerse a cualquier precio de la población «sobrante». Los «sobrantes» son en primer lugar los habitantes de las fajas de la pobreza en las ciudades, el campesinado sin tierras, los indígenas y, claro está, los negros. En la tarea de deshacerse de ellos ayudan las guerras, conflictos armados internos, epidemias y pandemias, catástrofes dirigidas de la naturaleza, el hambre, provocado artificialmente. «Proyectos» de gran escala de este género ya se están realizando por Estados Unidos.

Fuente: http://es.fondsk.ru/article.php?id=2730