El desaire de la familia presidencial al jefe del CC. de las FF.AA. y al de la policía cuando la juramentación del nuevo Ministro del Interior, expresa que la crisis política abierta por el escándalo Meneses (vinculado a la mafia montesinista), continúa. Y es que a los dimes y diretes entre los jefes de la […]
El desaire de la familia presidencial al jefe del CC. de las FF.AA. y al de la policía cuando la juramentación del nuevo Ministro del Interior, expresa que la crisis política abierta por el escándalo Meneses (vinculado a la mafia montesinista), continúa. Y es que a los dimes y diretes entre los jefes de la policía y las FF.AA. por el caso Meneses, le siguió el «choteo» del almirante Cueto al Ministro de Defensa, Pedro Cateriano, cuando le pidió que renuncie. Si a esto sumamos los titulares de la mayoría de mass media agitando por profundizar la crisis del gobierno y las declaraciones de la «oposición» metiendo en un mismo saco a Ollanta y Montesinos, y al propio presidente decir que hay una red de corrupción policial, para que estos últimos amenacen con renunciar, pues, podemos ver que la crisis ha dado un salto trasladándose al régimen político en su conjunto.
Y para que no quede dudas del carácter de la crisis, la bancada nacionalista dio una conferencia de prensa el martes denunciando un plan golpista contra el gobierno. Según el congresista Daniel Abugattas,»… el APRA busca la ingobernabilidad, creando crisis severas de la democracia para salir con el discurso de adelanto de elecciones…» (diario Correo, 19-11-13). Y no sería nada descabellado ya que el APRA tiene una historia golpista y oportunista parecida al PRI de México.
En respuesta, el congresista aprista Mauricio Mulder declaró, «… Esto no va a paralizar para nada el pedido de la oposición de una investigación no manejada por el Gobierno, ni sus amigos…». Y el ex presidente García, que está siendo investigado por el caso de «narcoindultos», dijo, «…Ha existido un remedo de la red montesinista… Lo que tengo clarísimo es que este grupo de personas, esta familia, no ingresó para mejorar lo anterior sino con un solo objeto: cómo nos quedamos. Para cumplir ese objetivo, como no sirven las instituciones democráticas del país, hay que hacer una duplicación de instituciones manipulatorias detrás… Los ejemplos de gobiernos encabezados por militares que se quedan, a pesar de que las leyes lo impiden, proliferan en América Latina…» (Correo 20-11-13).
Por su lado, Alvaro Vargas Llosa (garante de Ollanta e hijo del nobel de Literatura), expresó, «…Buscamos pretextos y coartadas para perdonarle a Humala cosas que no le hubiéramos perdonado por ningún motivo a la señora Keiko Fujimori… sé que el presidente es el responsable máximo de lo que está pasando…» (Peru21, 20-11-13).
Según la revista Velaverde, «…La crisis va in crescendo, al punto de haber alertado a la Sección Política de la Embajada de los Estados Unidos en Lima, la cual está citando a diversos especialistas para ver qué está ocurriendo con este escándalo…» (http://www.revistavelaverde.pe/, 18-11-13).
Al respecto, el intelectual Nelson Manrique escribió, «…Más probable es que el gobierno reclutara como mercenario a López Meneses a través de Adrián Villafuerte para montar un aparato de seguimiento a sus opositores desde el gobierno…», («Grado 7.9», La República, 19-11-13). Y el destacado sociólogo Julio Cotler, dijo, «…Se lo quieren tirar a Humala o rebajarlo a un nivel tal, hasta hacerlo polvo, para tapar una serie de investigaciones…» (diario 16, 20-11-13).
Así las cosas, la conclusión a la que llegan la mayoría de intelectuales, políticos y periodistas es que: Ollanta está vinculado a la corrupción montesinista y ahora la oposición política que enfrenta serios casos de corrupción (García, Toledo y el Fujimorismo), pedirá borrón y cuenta nueva.
Ollanta nunca se caracterizo por ser un político profesional. Pero parece que en sus más de cinco años en campaña política no ha aprendido un principio básico en política: El que se pica pierde.
Y si bien es verdad García y Keiko han dicho que no hay ningún plan de golpe de Estado, lo cierto es que, por un lado, estos partidos tienen un pasado golpista, y por otro que, como dicen los analistas Beto Adrianzen y Raúl Wiener, se está cerrando un ciclo político democrático y se apertura uno autoritario en el Perú. Un ciclo autoritario donde la Derecha Bruta y Achorada (DBA), quisiera dar una lección al pueblo para que jamás desafíe su poder en una contienda electoral como lo hizo con Ollanta llevándolo a la victoria presidencial.
El problema que tiene la DBA por ahora es que el movimiento social viene de varias rebeliones victoriosas. Y una salida golpista en esta dinámica podría convertir la guerra política que vivimos en una guerra civil.
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