Artículos
Las negociaciones entre el gobierno y la oposición, en donde es la derecha quien impone los términos del debate, constituye una especie de “cogobierno” entre Gabriel Boric y la derecha
Lo que resulta sorprendente y preocupante para los analistas es el alineamiento que el actual gobierno ha adoptado con la política estadounidense respecto al conflicto bélico en Ucrania
El gobierno de Chile rechazó esta semana la construcción del proyecto minero y portuario Dominga, por el inmenso impacto ambiental que causaría en una rica reserva marítima del norte del país, una decisión que la empresa Andes Iron ya anunció que apelará.
Casi 100 días después de que la opción del Rechazo se impusiera en el plebiscito del 4 de septiembre, el lunes 12 se anunció que los dirigentes de las principales fuerzas políticas, en nombre de “lo posible”, lograron coincidir y bautizaron el pacto como “Acuerdo por Chile” para avanzar hacia una nueva Constitución.
Apenas uno de cuatro chilenos cree en el gobierno del presidente Gabriel Boric.
Por primera vez, tras el confinamiento de la pandemia, los chilenos conmemoraron el estallido social de 2019, donde, tras cuatro semanas de protestas que llegaron a congregar a más de un millón de personas sólo en Santiago manifestándose contra el modelo económico-social, obligó al gobierno del neoliberal Sebastián Piñera a permitir que se intentara cambiar la constitución de la dictadura de Auguto Pinochet que rige al país desde 1980.
La convocatoria a las urnas fue atravesada por una situación económica crítica, generada por el mayor incremento de la inflación en tres décadas –13% anual contra un promedio de 3% en los últimos años– y una caída de los precios internacionales del cobre, el principal producto de exportación del país.
En un escenario impensable hace solo tres años, Chile está en vísperas de aprobar este domingo 4 de setiembre una nueva constitución.
¿Una Constitución que ni siquiera ha sido aprobada ni menos promulgada, “divide a los chilenos”? Lo que se aprecia en la campaña del rechazo, es el racismo, el odio, la xenofobia, pero en realidad no es la nueva Constitución la que divide a los chilenos y no desde ahora.
A poco más de cuatro meses de asumido el gobierno de Gabriel Boric, las ilusiones que generó su llegada en amplios sectores chocan con la realidad de la crisis económica que golpea fuertemente a las familias trabajadoras.