Las irrelevantes elecciones europeas del pasado 9 de junio abrieron la caja de Pandora en Francia.

Una lectura atenta de los acontecimientos recientes nos muestra cómo la guerra de Ucrania avanza inevitablemente hacia un conflicto militar abierto entre Occidente y Rusia, de consecuencias catastróficas y con un posible desenlace (ya no es tabú) en forma de guerra nuclear.

Después de más de medio año de conflicto abierto, la escalada militarista y la espiral destructiva vinculadas a la guerra de Ucrania parecen no tener fin.

Uno de los vectores del actual clima belicista ha sido el surgimiento de un duro debate dentro de la izquierda en torno al posicionamiento respecto a la guerra de Ucrania y el papel jugado por Occidente.