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El principal sostén del imperialismo contemporáneo es la intervención militar estadounidense. El gendarme estadounidense desenvuelve sus acciones a través de un sistema de bases militares (entre 700 y 1000), distribuidas en 130 países. Desde estas instalaciones resulta posible desplegar acciones bélicas coordinadas, en todos los rincones del planeta. La presencia global que asegura este dispositivo […]
Al concluir la segunda guerra mundial el escenario del imperialismo quedó totalmente transformado. El sostenido crecimiento y la mejora del nivel de vida inauguraron un período de significativa prosperidad en los países centrales. La reducción del desempleo creó situaciones próximas al pleno empleo, que facilitaron el aumento del consumo y la generalización de un sistema […]
La concepción marxista del imperialismo está emparentada con el folleto escrito por Lenin, en el marco de la Primera Guerra mundial y la revolución bolchevique. Ese trabajo alcanzó gran difusión, fue citado y objetado con pasión e influyó sobre varias generaciones de militantes e investigadores. Este perdurable impacto del texto indujo a olvidar el contexto […]
Dos acontecimientos dramáticos han puesto en debate lo ocurrido en la Argentina durante la última década. El asesinato de Mariano Ferreira desató, primero, una fuerte reacción democrática para frenar el vandalismo de las patotas. El súbito fallecimiento de Néstor Kirchner generó, posteriormente, congoja y dolor entre amplios sectores de la población. ¿Cómo se inscriben ambos […]
La política económica reúne actualmente muchos ingredientes de un modelo. Esta calificación puede resultar abusiva en comparación a otras configuraciones de la historia nacional, como el esquema agro-exportador o la sustitución de importaciones. Pero es totalmente pertinente frente a la convertibilidad. Sólo el tiempo zanjará el status histórico de la orientación vigente, pero ya son […]
El gobierno se dispone a concretar el canje con los bonistas que no aceptaron la oferta del 2005. La operación es celebrada por los financistas, elogiada por los oficialistas y aprobada por la oposición de derecha. Pero es una transacción gravosa para el país y adversa para los intereses populares. Reabre una negociación que estaba […]
Los gobiernos reformistas de Sudamérica lograron contundentes victorias electorales, en conflicto con los poderosos y desmintiendo todos los pronósticos de desplome. Pueden avanzar hacia rupturas revolucionarias o consolidar el capitalismo de estado. Estas dos perspectivas antagónicas implican, profundizar o bloquear el protagonismo popular en Venezuela. Suponen adoptar decisiones socialistas o erigir el «capitalismo andino-amazónico» en Bolivia y concretar las concesiones a las transnacionales o llevar a la práctica las conquistas de la nueva Constitución en Ecuador. Estas mismas ambivalencias se han verificado también en Honduras, en actitudes de conciliación o confrontación frente al golpismo. Los desenlaces serán influidos por luchas sociales, que en la última década contribuyeron a contrapesar las derrotas en que se asienta el neoliberalismo. Durante el 2008-09 no se repitieron las revueltas generalizadas, pero hubo levantamientos contra el ajuste (Guadalupe y Martinica), resistencias contra la privatización (Perú), movilizaciones en defensa del salario y el empleo (México, Argentina). Lo más significativo fue la sorprendente resistencia casi insurreccional contra el golpe en Honduras. Este contexto reanima las discusiones en la izquierda, en torno al modelo neodesarrollista. Su defensa no conduce a forjar una sociedad igualitaria, sino que desemboca en la estabilización conservadora y la pérdida de credibilidad popular. Pero no basta con la simple declamación de ideales. Se requiere una política de acumulación de fuerzas. Es importante desenvolver una estrategia de radicalización para transformar la esperanza de cambios en una realidad de conquistas, que abra las compuertas para el socialismo del siglo XXI. Este proyecto involucra un novedoso alcance regional y exige combinar desarrollos productivos, protección ambiental y mejoras sustanciales del nivel de vida.
La relevancia geopolítica de Brasil aumenta, pero su liderazgo tiene un costo que suscita tensiones en las clases dominantes. Esta primacía exige el rearme, operativos subimperiales en Haití y exhibiciones de fuerza para asegurar el usufructo local de las riquezas del Amazonas. Las aspiraciones hegemónicas se asemejan a las ambiciones regionales de otras economías intermedias del planeta. Pero Brasil carece de arsenales atómicos y no tiene experiencia en funciones militares foráneas. Se encuentra, por ahora, al margen del selecto club de las potencias que definen rumbos a escala global. Igualmente, se ha despojado de cualquier resabio de su vieja condición semicolonial y negocia cuotas de poder con Estados Unidos, a partir de coincidencias económicas. Las opciones en juego son capitalistas y no favorecen a las clases oprimidas. Lula consolidó una estabilización burguesa basada en la desmovilización y la despolitización. Desenvuelve un esquema socioliberal dentro del espectro de la centroizquierda. La atención puesta en los planes sociales distingue este curso de las orientaciones derechistas. Pero esas coberturas enfrentan límites de financiación y demandas populares de trabajo genuino. A diferencia de Brasil, los múltiples conflictos que sacuden a la Argentina no se han atenuado. El país arrastra un intenso legado de rebeliones populares, ante dominadores y funcionarios que no logran cohesionar su acción. En Uruguay prevalece la misma desmovilización que en Brasil, pero el temor a un retorno de la derecha condujo a renovar el mandato de la centroizquierda. Es engañoso utilizar este calificativo para la concertación chilena, que se ha desgastado en la gestión de una herencia pinochetista de privatizaciones y librecomercio. De la decepción con el progresismo no emergen, en general, tendencias nítidas de sustitución.
Estados Unidos reactiva la IV Flota y erige nuevas bases en Colombia para desactivar el ALBA y amenazar a las administraciones poco confiables. Es evidente que el golpe de Honduras hubiera abortado rápidamente sin el auspicio de la embajada estadounidense. Obama utiliza una diplomacia de buenos modales para enmascarar la continuidad de la política imperialista. El pretexto del narcotráfico ha perdido credibilidad para justificar la militarización de la región. La complicidad de los bancos con este negocio es tan inocultable como su utilización para financiar mercenarios. Pero el caso de México ilustra el poder logrado por una narcoburguesía local que debilita al Estado y disgrega la vida social. También Uribe recurre al argumento de las drogas para promover una presencia de los marines, que ha sido avalada por muchos gobiernos de UNASUR. La escuálida clase dominante hondureña no toleró un tenue ensayo de reformas y ahora busca imponer una situación de hecho. Su acción confirma que el golpismo no es una reliquia del pasado. Los derechistas se han envalentonado, especialmente en los países tradicionalmente manejados por dictaduras vandálicas. Este clima incentiva las tentaciones destituyentes en Paraguay y el recrudecimiento de la represión contra las comunidades indígenas de Perú y el sindicalismo independiente de México. Los medios de comunicación se han convertido en el principal canal de las campañas reaccionarias. Exigen impunidad para manipular la información, perpetuar la difusión asimétrica de noticias e imponer la agenda política de los gobiernos. Aunque nadie los elige, fijan estas prioridades mientras despotrican contra las movilizaciones populares. Los ideólogos conservadores nunca aplican sus criterios republicanos para juzgar a los presidentes afines. Resucitan el elitismo, desprecian a las masas y endiosan la inversión externa. Actualmente buscan azuzar los reflejos conservadores de las clases medias, para generar confrontaciones con otros sectores empobrecidos. Pero la derecha perdió la iniciativa que tenía en los años 90 y sus operativos enfrentan serios límites.