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La mayor ofensa contra la democracia entre el río Jordán y el mar Mediterráneo no es el papel del Parlamento israelí en la elección de los jueces o en la anulación de sus resoluciones, sino una ocupación permanente que niega los derechos democráticos a los palestinos y palestinas más allá de las líneas de 1967, y la discriminación estructural que les asigna un estatuto de segunda clase dentro de esas líneas.
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
A veces parece que en los 53 días que quedan antes de la desconexión, cada uno de los colonos puestos en la lista para la evacuación será entrevistado en uno u otro de los medios de comunicación israelíes. La obsesión de los medios de comunicación por la minucia de la historia de interés humano es […]