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Tal vez por la carencia de políticos que ameritan ser llamados héroes, gladiadores del mundo de deportes suelen ocupar ese vacío en el ámbito público de Estados Unidos.
El esfuerzo para sindicalizar una instalación de la mega empresa Amazon –cuyo fundador y principal dueño, Jeff Bezos, es el hombre más rico del planeta– por primera vez en Estados Unidos, culminaba ayer en el pueblo de Bessemer, Alabama, donde casi 6 mil trabajadores votaban si desean o no ser representados por un gremio nacional, una decisión con implicaciones nacionales para el movimiento laboral estadunidense y sus aliados progresistas.
Mientras Estados Unidos anuncia al mundo que ese país ha regresado como su autoproclamado campeón de la democracia, en su propia casa la mayor ofensiva política es promover medidas antidemocráticas diseñadas para suprimir el voto de millones de sus ciudadanos.
El senador Bernie Sanders (al centro) escucha el Plan federal de rescate anunciado por el presidente Joe Biden el viernes, en la Casa Blanca. En opinión de Sanders, «no se puede tolerar más que multimillonarios como Bezos, Zuckerberg y Musk se vuelvan obscenamente ricos en momentos de dolor y sufrimiento económico sin precedente».
La batalla actual para sindicalizar un mega-almacén de Amazon en Alabama se acompaña, como todas las luchas en Estados Unidos, por los ecos de la historia de rebelión en el país.
Cómo se atreven a enjuiciar a otros países sobre derechos humanos mientras prevalece en Estados Unidos la injusticia racial sistémica, mantiene la población encarcelada más grande del mundo incluyendo los centros de detención de inmigrantes, persiste la opresión histórica de los pueblos indígenas y sigue operando un campo de concentración en Guantánamo…
No se puede hablar de la violencia interna sin reconocer que el mayor proveedor de violencia en el mundo es mi propio gobierno, dijo el reverendo Martin Luther King en 1967.
Cornel West subrayó que esta nación es un experimento democrático dentro de un imperio construido sobre la destrucción de los pueblos indígenas, la esclavitud de africanos, los inmigrantes y la explotación de los trabajadores.
Al concluir uno de los años más oscuros en Estados Unidos, el renacimiento de la luz que se festeja en estas fechas es visible a través del prisma de diversas expresiones de resistencia, rebelión, música y humor.
Mientras los políticos de ambos partidos continúan debatiendo la ayuda a los más necesitados, se reportan cifras de más de 15 millones de contagiados, entre los que se encuentran aquellos que literalmente no se pueden escapar del paso de la pandemia, con por lo menos 250 mil reos infectados.