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Gwen Carr, mamá de Eric Garner, durante el mitin de madres afroestadunidenses que han perdido hijos por actos de abuso policial, celebrado la semana pasada en Freedom Plaza, en Washington. Garner murió en 2014 en Staten Island, Nueva York, luego de que un agente lo asfixió durante el arresto por presunta venta de cigarros ilegales.
El presidente demócrata Joe Biden ha formulado como una de sus prioridades atender las «causas de fondo» de la migración desde Centroamérica y México.
Tal vez por la carencia de políticos que ameritan ser llamados héroes, gladiadores del mundo de deportes suelen ocupar ese vacío en el ámbito público de Estados Unidos.
El esfuerzo para sindicalizar una instalación de la mega empresa Amazon –cuyo fundador y principal dueño, Jeff Bezos, es el hombre más rico del planeta– por primera vez en Estados Unidos, culminaba ayer en el pueblo de Bessemer, Alabama, donde casi 6 mil trabajadores votaban si desean o no ser representados por un gremio nacional, una decisión con implicaciones nacionales para el movimiento laboral estadunidense y sus aliados progresistas.
Mientras Estados Unidos anuncia al mundo que ese país ha regresado como su autoproclamado campeón de la democracia, en su propia casa la mayor ofensiva política es promover medidas antidemocráticas diseñadas para suprimir el voto de millones de sus ciudadanos.

El senador Bernie Sanders (al centro) escucha el Plan federal de rescate anunciado por el presidente Joe Biden el viernes, en la Casa Blanca. En opinión de Sanders, «no se puede tolerar más que multimillonarios como Bezos, Zuckerberg y Musk se vuelvan obscenamente ricos en momentos de dolor y sufrimiento económico sin precedente».

La batalla actual para sindicalizar un mega-almacén de Amazon en Alabama se acompaña, como todas las luchas en Estados Unidos, por los ecos de la historia de rebelión en el país.
Cómo se atreven a enjuiciar a otros países sobre derechos humanos mientras prevalece en Estados Unidos la injusticia racial sistémica, mantiene la población encarcelada más grande del mundo incluyendo los centros de detención de inmigrantes, persiste la opresión histórica de los pueblos indígenas y sigue operando un campo de concentración en Guantánamo…

No se puede hablar de la violencia interna sin reconocer que el mayor proveedor de violencia en el mundo es mi propio gobierno, dijo el reverendo Martin Luther King en 1967.
Cornel West subrayó que esta nación es un experimento democrático dentro de un imperio construido sobre la destrucción de los pueblos indígenas, la esclavitud de africanos, los inmigrantes y la explotación de los trabajadores.