Artículos
La batalla electoral presidencial, a 50 días de los comicios, fue marcada por un intercambio de acusaciones por incendios, pandemia y hasta complots de la izquierda y la derecha, mientras no pasa un día en que no se abordan los escenarios de una elección que culmina en crisis constitucional y hasta violencia armada en las calles.
En Estados Unidos 2020 se podría llamar ‘el año que nos quitó el aliento’: del COVID-19 a George Floyd, gas lacrimógeno y ahora incendios forestales”, me comenta la veterana luchadora social y política, Barbara Dudley, quien reside en Portland, Oregon.
Entre 37 y 59 millones de personas han sido desplazadas por la llamada guerra global contra el terror de Estados Unidos desde 2001 al presente, más que en cualquier otra guerra o desastre a lo largo del siglo XX con la excepción de la Segunda Guerra Mundial– de acuerdo con una nueva investigación del Instituto Watson de la Universidad Brown presentada ayer.
En el intermedio entre los espectáculos de las convenciones nacionales del duopolio político nacional, la letra que tal vez mejor resume el momento es la del coro de «Getting Better» de los Beatles: tengo que admitir que está mejorando, un poco mejor todo el tiempo (no podría empeorar más…).
La república estadounidense está bajo amenaza por un régimen con tintes neofascistas que está acelerando la contribución de Estados Unidos al fin del mundo con sus políticas antiambientales y militares, así como su apoyo a fuerzas derechistas por todo el mundo.
La doble crisis –salud pública y económica–, ha devastado la vida de millones, pero para unos cuantos multimillonarios, la pandemia ha resultado ser buen negocio en Estados Unidos.
EE.UU. es el país con más contagios del mundo por el coronavirus. Superó ahora los 5 millones de casos –una cuarta parte del total mundial – con más de 160 mil muertos; 80 por ciento de los cuales eran evitables si el gobierno federal hubiese actuado de manera adecuada desde el principio. Mientras tanto, los multimillonarios del país siguen multiplicando sus fortunas.
Las cúpulas de ambos partidos son cómplices en llevar a esta república a una crisis existencial con graves consecuencias para el planeta. Sólo en estos últimos días, los legisladores suspendieron labores sin aprobar asistencia básica para decenas de millones que están enfrentando a la crisis económica en medio de la peste, pero sí avanzaron en aprobar un presupuesto militar de 740 mil millones de dólares.
A 100 días de lo que algunos sabios aseguran es la elección más importante en la historia de Estados Unidos, cuyas consecuencias no se limitarán a este lado de los muros fronterizos y las costas, el futuro depende de la resistencia popular contra las políticas y fuerzas antidemocráticas del régimen en Washington y sus cómplices.
Trump denunció, sin ocultar sus motivos partidistas electorales, que “todas las ciudades con problemas están gobernadas por… demócratas de izquierda radical”.