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Un halito de esperanzas había corrido el pasado viernes 9, cuando se conocía que a instancias del presidente ruso Vladimir Putin y tras largas comunicaciones telefónicas con el presidente azerí Ilham Aliyev y el primer ministro armenio, Nikol Pashinian, llegaban a un acuerdo de alto el fuego, que se haría efectivo a partir del mediodía del sábado hora local u ocho GMT (Greenwich Mean Time).
A una semana de iniciada la guerra entre Armenia y Azerbaiyán, ninguna de las partes parece estar dispuesta a aceptar un alto el fuego pedido por la comunidad internacional, en el caso que esa entelequia existiera.
La guerra continua con altos picos de virulencia al tiempo que, desde los dos bandos, afirman haberse provocado daños significativos y siguen rechazando los pedidos de tregua pedidos particularmente por Rusia y Francia.
Otra vez el Cáucaso es foco de la atención mundial, otra vez Azerbaiyán y Armenia se acercan a una guerra que de estallar en toda la línea será difícil que se contenga en sus fronteras.


