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Llegó la hora de una evaluación cruda de la covid-19 y de trazar un plan para doblegarla. En casi dos años ha cobrado millones de vidas y no cede.
Sin medidas urgentes que fuercen los cambios de tripulación y la declaración de los trabajadores marítimos como esenciales, más de 400 000 hombres y mujeres de la mar sufren una situación que se semeja a la de los galeotes en las galeras de siglos atrás, como resultado de la pandemia de covid.
El aeropuerto de Bruselas-Zaventem ya completó los preparativos para ser el centro logístico de la compleja distribución de vacunas a toda la Unión Europea, tras recibir la aprobación de la Agencia Europea del Medicamento.
El acceso a las vacunas y medicamentos para la covid en los países pobres depende en parte de que prospere dentro de la OMC una propuesta de India y Sudáfrica sobre una exención temporal de patentes de esos tratamientos. Pero la iniciativa afronta el rechazo de los países con grandes farmacéuticas.
“Incluso si pierde, Donald Trump tiene hasta el 20 de enero para hacer desastres, la OMC estuvo siempre entre sus objetivos”, fue la primera reacción a las consultas que hizo IPS apenas se supo el miércoles 28 que Estados Unidos había bloqueado a la candidata nigeriana, Ngozi Okonjo-Iweala, para dirigir los destinos de la Organización Mundial del Comercio.
El poder de negociación constituye el nudo del controvertido acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), aprobado en 2019 y que se encuentra en trámite, incierto, de ratificación.
La globalización se encuentra a merced de la tormenta de la covid-19 y también de la suerte que corra el ordenamiento jurídico de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que a su vez depende del futuro del debilitado multilateralismo de las Naciones Unidas.