Julio C. Gambina

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Estamos sobre el final del 2020, con las fiestas y los tradicionales encuentros de despedida del año que termina y con augurios por el que viene. Son ocasiones adecuadas para hacer balances del más diverso enfoque. En ocasiones se clama por el final de este “nefasto” año en lo socioeconómico para casi todes (una ínfima minoría acumuló inmensos ingresos y riquezas), pero también de expectativas por quienes ampliaron familias, afectos, o multiplicaron relaciones para una sociabilidad más placentera.

Hace un año había gran expectativa en buena parte de la sociedad argentina por dejar atrás los 4 años de gobierno Macri (2015-2019), especialmente por los resultados económico sociales, los que podemos resumir en tres años (de cuatro en la gestión) de recesión, con impacto en desempleo y empeoramiento de las condiciones de vida y empleo de trabajadoras y trabajadores.

Los datos de la pobreza que difunde en estos días la Universidad Católica de la Argentina, la UCA, son muy interesantes para pensar el país, la región y el mundo[1]. Son datos convergentes con los que oportunamente difunde el Instituto de Estadísticas y Censo, el INDEC. Por eso son de interés para el análisis, ya que anticipan la información oficial y resulta confiable para la consideración económica, política, cultural y social.

Diego generaba polémica apasionada mientras vivía, y sigue ahora la discusión después de fallecido. Por un lado, el ídolo deportivo y de millones que se identifican con su derrotero, de la villa al estrellato, de las necesidades insatisfechas hasta el derroche y la satisfacción, de su capacidad para impugnar al poder, al tiempo que comparte espacios con el poder. Por el otro los que resaltan sus ejemplos disruptivos en la droga y la conducta personal desbordada.

El Presupuesto 2021 ya está aprobado y más allá de la probabilidad relativa al cumplimiento de las previsiones establecidas: 29% de inflación, 5,5% de crecimiento del PBI, déficit fiscal a -4,5%, interesa como instrumento de orientación sobre la distribución primaria y secundaria del ingreso.

A contramano de lo que se sostenía al comienzo de la gestión gubernamental, que no se acudiría a deuda en divisas, esta semana la emisión de deuda dolarizada volvió a ser noticia, en un marco de aceleración en la suba de los precios (inflación) y deterioro de los ingresos populares, sean salarios, jubilaciones o beneficios sociales.

Una cuestión a reflexionar desde Argentina

Queda claro que Donald Trump era y es impresentable, impredecible y peligroso, pero a no hacerse ilusiones, que los Demócratas que ahora gobernaran tienen historia de guerras, invasiones e injerencias varias que afirmar el carácter imperialista de EEUU.

El éxito de las iniciativas políticas se mide por su capacidad de modificar la realidad; una realidad que cambia según ocurren acontecimientos que conmueven el contexto económico social o político. Esos acontecimientos son acciones colectivas o individuales, incluso propuestas que intervienen en la conformación de imaginarios sociales.

En pleno desarrollo de la pandemia del coronavirus y la emergencia sanitaria y económica mundial, resulta importante valorar la generación de condiciones políticas para hacer posible un cambio de rumbo en la región, algo que se verifica con el triunfo de Luis Arce y David Choquehuanca en Bolivia.

Resulta curioso el mensaje ideológico propagandístico relativo a la “ausencia de dólares”, repetido hasta el cansancio por operadores mediáticos, sean dirigentes políticos, economistas, analistas, panelistas o periodistas.

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