Julio C. Gambina

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La pandemia del COVID19 muestra las miserias de nuestro tiempo, donde la desigualdad creciente es la cara más visible. Es una señal de que a todos no impacta por igual, ya que el cierre de empresas y por ende de la actividad económica significa pérdidas de empleos y reducción de ingresos populares, pero al mismo tiempo abundan informes de mejoras en la rentabilidad de algunos sectores económicos, entre otros, los laboratorios farmacéuticos.

El anuncio del Consejo Económico y Social habilita el debate sobre el largo plazo en la Argentina, hacia el año 2050, ya que explícitamente se excluye el debate de las preocupaciones de la coyuntura. Más allá de cualquier consideración al respecto, relativo a las urgencias del presente, sea el impacto social de la inflación y la recesión, o la crisis sanitaria agravada por el coronavirus, vale señalar el potencial de un debate necesario en materia de organización socioeconómica del país, que obviamente deberá partir del cuadro de situación actual.

La inflación para enero del 2021 en Argentina fue del 4%, que anualizado alcanza al 38,5%, un registro mayor que los 12 meses del 2020 (36,1%). [1]

Las movilizaciones en Haití contra las maniobras antidemocráticas de perpetuación del gobierno, tanto como las manifestaciones contra la violencia ejercida por carabineros en Chile, o las propias elecciones ecuatorianas dan cuenta sobre nuevos consensos sociales en Nuestramérica con sentido crítico a la ofensiva liberalizadora del capital más concentrado que actúa en la región.

Se necesitan cambios urgentes

Todos los informes nacionales e internacionales dan cuenta de la mayor afectación de los sectores de más bajos ingresos y con menor acumulación de riqueza en el marco de la recesión económica agravada por la pandemia, y llama la atención, pese a los inmensos paliativos aprobados en todos los países, la desigualdad, no solo se mantiene si no que se agrava.

La situación es grave en todo el mundo, sí, pero más aún entre nosotres. Si hablamos de recesión, la caída según el FMI fue en 2020 del -3,5%, pero América Latina y el Caribe cayó el -7,4%. La Argentina acumula, según el INDEC, un -10,6% de baja de la actividad económica entre enero y noviembre del 2020, y puede llegar al -12%, un guarismo levemente superior a la debacle del 2001.

Las tesis de la liberalización de la economía mundial frente a la crítica de las políticas hegemónicas de cuño neoliberal

El Foro de Davos [o Foro Económico Mundial -FEM-] convoca para este 2021 a “reiniciar” o “resetear” al capitalismo luego del “lockdown” (cierre de emergencia) mundial ante el COVID19, que agravó los problemas de arrastre de la economía en todo el planeta.

Incertidumbres en la economía mundial

No hay que esperar grandes cambios en la economía mundial del 2021 respecto de lo acontecido el pasado año e incluso, de los inmediatos anteriores, aun cuando pesa y mucho el impacto del COVID19 en el 2020, lo que agravó el proceso recesivo, o de desaceleración, verificable desde la gran crisis del 2007/09, o si se quiere desde el 2001 estadounidense.

La inflación es una manifestación del poder, del poder que tienen los que pueden incrementar los precios de los bienes y servicios que se ofrecen en el mercado. Solo “puede” aumentar precios el que «puede», no el que quiere, para ser más precisos, el que tiene el poder de hacerlo.

La pandemia por el coronavirus agravó el regresivo impacto social de una situación económica mundial que confirma la desigualdad, concentrando el ingreso y la riqueza, al tiempo que extiende las penurias sobre la mayoría de la sociedad. Diversos informes de organismos internacionales y centros de investigación dan cuenta del fenómeno que señalamos. Al comienzo del […]

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