Julio C. Gambina

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Hacia 1975 nos sorprendió el incremento de la pobreza y de la indigencia, tanto la pobreza por ingresos, como la estructural o de las necesidades básicas insatisfechas (NBI).

El dato relevante es la inyección de 650.000 millones dólares en una pronta emisión de Derechos Especiales de Giro (DEG), la moneda del FMI, o la fuerte emisión de los principales países capitalistas del mundo [1].

La tercera década del Siglo XXI se nos presenta dramáticamente, ya desde hace un año, con la pandemia por el coronavirus, con gravísimas secuelas de 124 millones de contagiados y casi 2,8 millones de muertes en todo el mundo, sin horizonte de solución inmediata.

Prontos a conmemorar un nuevo 24 de marzo, vale recuperar en el presente que esos problemas que hoy se acumulan y nos laceran, pobreza, indigencia, desempleo, subempleo, violencia social, entre muchos, tienen origen en la historia larga, pero muy especialmente en el tiempo fatídico de profundos cambios estructurales. En efecto, fue en torno al 76, aun antes y desde mediados de 1975, el país comenzó a mutar en lo económico, en lo político y en lo social.

El nombre oficial es Estados Unidos de América, USA en inglés. En la jerga mundial se habla de “americanos” para referirse a los ciudadanos de ese país, por lo que José Martí acuñó la designación de “nuestra América” al territorio al sur del Río Bravo, diferenciando el estado de situación de la región americana hacia 1891.

A propósito de la elevada inflación en países como Venezuela y en Argentina, incluso la suba de precios en Cuba por el ordenamiento monetario desde enero pasado, la SEPLA, Sociedad Latinoamericana y Caribeña de Economía Política y Pensamiento Crítico, inició una serie de debates de su Junta Directiva con intelectuales marxistas especialmente invitados.

La novedad por estas horas es la movilización popular en Paraguay, uno de los territorios habitados con una población empobrecida, sea por la historia corta o la larga. Historia larga remite a la guerra de la triple alianza, desatada por la entente entre Uruguay, Brasil y Argentina entre 1864 y 1871, contra el intento más interesante de desarrollo autónomo en el marco de la lucha contra la “colonialidad” de entonces.

En el blog del FMI se puede leer un informe que remite a las dificultades de corto y mediano plazo para la región latinoamericana y caribeña, con recomendaciones sobre el rumbo a seguir.[1]

La corriente principal en economía pugna a favor del “mercado” y en contra del “Estado”, lo que forma parte de un discurso ideológico que enaltece uno de los términos y denigra el otro. Siempre sostuvimos que ambas categorías constituyen relaciones sociales y, por ende, en cada caso siempre existen beneficiarios y perjudicados.

Recesión, recuperación, incertidumbre, deuda y lo que puede enseñar Bolivia a la Argentina.

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