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El 22 de marzo fue declarado por Naciones Unidas como el día internacional del agua. Con esta declaración se confirma al agua como un derecho humano.
El grupo de criminales que gobierna Guatemala, no le importa llevarse a quien sea, con tal que su proyecto de muerte siga adelante.
Guatemala; sigue cayéndose a pedazos. En manos de una estructura criminal, que ha crecido bajo la garantía de la corrupción y la impunidad.
Mientras algunas organizaciones sociales, ahora embelesadas por los supuestos espacios que da el neoliberalismo, sobre todo, cuando se acerca la campaña electoral.
“A 42 años de la Masacre de la Embajada de España y a 40 años de la masacre de la fiesta de San Sebastián en San Cristóbal Verapaz”.
Hace 25 años, comenzábamos el otro paso para construir el nuevo Estado guatemalteco y desmontar el Estado criollo capitalista, genocida y terrorista.
El 10 de diciembre, cuando se celebra el día de los derechos humanos, el Ministerio de Energía y Minas comunica, que, concluye la consulta al Pueblo Indígena Maya Q’eqchi, por la extracción minera Fénix.[1]
La forma prepotente y racista con la que se refieren a los pueblos indígenas los funcionarios del gobierno de Guatemala, como el Ministro de Energía y Minas, puede tener varias causas: la ignorancia, su nivel de corrupción, su racismo interiorizado y porque desconocer la historia de cómo los pueblos originarios, hemos logrado que los organismos internacionales reconozcan en mínima parte nuestros derechos.
Un gobierno corrupto y sin vergüenza y un sistema de justicia totalmente corrompido, se vuelven a ensañar contra comunidades del pueblo Maya Q’eqchi’, solo para quedar bien, con un grupo de desalmados y salvajes finqueros, crueles y asesinos empresarios de minas y otras.
Del 1 al 12 de noviembre de este año, en Glasgow, se lleva a cabo la COP26. Participan jefes y representantes de Estado, desde los países supuestamente más desarrollados hasta los menos desarrollados como la mayoría de América Latina, Asia y África. También participan representantes de las empresas industriales más grandes del planeta y, por si fuera poco, participan ONG, fundaciones, organizaciones, autollamados representantes de la sociedad civil que están supuestamente preocupados por el deterioro del clima.