Sardar Ahmad

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No hay barrera ni muro en Afganistán que pueda frenar a un kamikaze, y menos si éste conduce un coche cargado de explosivos. El objetivo del atentado más sangriento en la capital desde los bombardeos estadounidenses de finales de 2001 ha sido la embajada de India, potencia regional aliada del Gobierno títere de Kabul frente a su enemigo histórico, Pakistán. El atentado suicida segó la vida de 41 personas, entre ellas un general y un diplomático indios.

Una columna de las milicias de Kabul armadas por EEUU llegó hace días a la provincia oriental de Gazni, escenario desde hace meses de duros enfrentamientos con la guerrilla talibán, y se encontró sin enemigo. «Antes de nuestra llegada, era imposible circular por esta carretera. Los talibán estaban por todo los lados», señala el general […]