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República Dominicana

Capitalismo y sufragio viciado

Fuentes: Rebelión

El capitalismo no dispone de un modelo alterno al neoliberalismo, al dominio del capital financiero, a su militarismo y su rapiña, a su voracidad ecocida, a la dictadura institucionalizada en boga, a su consumo dispendioso y a la gansterización de sus instituciones. En medio de su crisis integral sus cúpulas se limitan a recurrir al […]

El capitalismo no dispone de un modelo alterno al neoliberalismo, al dominio del capital financiero, a su militarismo y su rapiña, a su voracidad ecocida, a la dictadura institucionalizada en boga, a su consumo dispendioso y a la gansterización de sus instituciones.

En medio de su crisis integral sus cúpulas se limitan a recurrir al Estado, no para cambiar el modelo que las engorda, sino para salvar el gran capital privado y sus grandes bancos; concomitantemente imponen contrarreformas institucionales.

Por eso reiteran ajustes empobrecedores de trabajadores/as, la sociedad excluida y sectores medios desprotegidos; al tiempo que saquean intensamente recursos naturales, refuerzan políticas represivas y el tono dictatorial de sus regímenes.

Esto ha provocado la deslegitimación de la dominación neoliberal y de su partidocracia, expresada en indignación contra sus símbolos y sus nuevos programas empobrecedores; confirmando -como afirma el investigador marxista Jorge Beinstein -«el comienzo del fin de la hegemonía cultural del capitalismo», que abre camino a las transformaciones.

 

En nuestro país, más allá de los cantos oficiales de progreso y crecimiento, décadas de neoliberalismo han generado una crisis inédita en materia de alimentación, producción, transporte, electricidad, energía, salud educación, seguridad ciudadana, delincuencia de estado, policía, cuerpos castrenses, agua potable, vivienda y moralidad pública.

 

Aquí, a la impronta despótica y corruptora del neoliberalismo, se le agrega el peso de la tradición autoritaria-caudillista heredada del trujillismo-balaguerismo, convirtiendo el proclamado régimen liberal-representativo en dictadura institucionalizada, primero bipartidista y ahora fundamentalmente leonelista; corrompida e incluso narco-corrompida.

 

El leonelismo -engendro de un dictadorzuelo cabeza de una nueva lumpen-burguesía- controla todos los poderes del Estado y parte de la «oposición», e instrumenta nefastas alianzas y peligrosas dependencias pro-imperialistas (atención a Barrick y demás corporaciones) y con poderosos grupos oligárquicos y jerarcas católicos.

 

Esto explica el reciente pacto dictatorial que preserva su hegemonía en el centro de cómputos de la JCE, precedido de una contra-reforma constitucional, legal e institucional.

 

Esto -y me perdonan los ilusos- no se cambia votando por una de dos formulas presidenciales que representan este tipo de dictadura.

¡Hasta al llamado «Papá» (otra expresión de degradación política) se le han puesto difíciles los votitos y la vacuna antifraude en ese mundo podrido donde el que parte y reparte se queda con la mayor parte!

 

Los demás contendientes son marginales, sin brillo confrontativo-alternativo; y su concurrencia, tal y como esta planteada, solo sirve para adornar la trampa.

 

Definitivamente aquí se necesita otra cosa: algo con real potencia subvertidora de la mentada dictadura.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.