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Carta abierta de un ciudadano a la Patria Grande

Fuentes: Rebelión

Ante la pérdida de su dominio en Nuestra América, los sectores ultraconservadores de Estados Unidos y la derecha violenta regional arrecian su embestida contra los pueblos y gobiernos progresistas con el propósito de imponerse por la fuerza, y así truncar los procesos de cambios soberanos e integradores que se escenifican actualmente en la Patria Grande. […]

Ante la pérdida de su dominio en Nuestra América, los sectores ultraconservadores de Estados Unidos y la derecha violenta regional arrecian su embestida contra los pueblos y gobiernos progresistas con el propósito de imponerse por la fuerza, y así truncar los procesos de cambios soberanos e integradores que se escenifican actualmente en la Patria Grande.

Venezuela, Brasil, Ecuador, El Salvador, Argentina, además de Bolivia, entre otras naciones, son hoy blancos constantes de agresiones castrenses, económicas, políticas, y mediáticas, dirigidas a subvertir el orden en esos países, y desestabilizar y destronar a sus gobernantes legítimamente electos.

El narcoterrorista Álvaro Uribe, un saboteador confeso del proceso de paz en curso en su país, Colombia, lidera las andanzas violentas de la oligarquía en Latinoamérica, y lo hace con toda impunidad, inmiscuyéndose en los asuntos internos de otros Estados, y violando todas las leyes internacionales.

Uribe incita a la desobediencia civil en Venezuela, paga a paramilitares colombianos, y apoyado por el eje Washington-Miami-Madrid (España), y regímenes de América Latina muy cercanos al Pentágono, se ha convertido en el Pinochet del siglo XXI.

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) declaró Zona de Paz a la Patria Grande, en la cumbre celebrada en La Habana en 2014.

Las acciones de Uribe y sus compinches alteran el orden desde el Río Bravo hasta la Patagonia, y amenazan la convivencia en armonía de Nuestra América.

Ante ello, se hace imperioso frenar al nuevo Pinochet regional, lo que solo se conseguirá con su detención y enjuiciamiento. Pruebas de sus crímenes, vínculos con el narcoterrorismo y el paramilitarismo, y hechos de corrupción se sobran para sentarlo de una vez por todas en el banquillo de los acusados.

Los hombres y mujeres dignos de la Patria Grande, las organizaciones regionales y los Movimientos Sociales deben unirse en una sola voz para demandar el arresto inmediato del expresidente colombiano.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.